Laco Zepeda y sus caminos de libertad y creación
Aún balbuceaba cuando Eraclio Zepeda Ramos oteaba ya el horizonte de las palabras.
El niño Zepeda, oriundo del barrio San Roque en Tuxtla Gutiérrez, supo con sus primeras letras el poder creativo de éstas, su trascendencia y su complicidad que este mes se consumaron con la recepción del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014, en la rama de Literatura y Lingüística, a 57 años de pulir la escritura.
Político, actor, locutor y cuentero, Laco sostiene que en el México convulso de hoy la participación ciudadana y sus propuestas críticas son la mejor ruta para construir y fortalecer los procesos democráticos y los caminos de la libertad.
El escritor bonachón y cálido no se reponía aún de la satisfacción del reconocimiento a su labor creativa, el más importante del país, cuando horas después se le anunció que también ha sido merecedor este año de La Medalla Belisario Domínguez, que entrega el Senado de la República a los hombres y mujeres que con sus aportaciones científicas y humanísticas contribuyen a la grandeza y el bienestar del país.
Don Eraclio aunque es un autor querido también es criticado por su respaldo a gobiernos priistas, como el de su amigo Eduardo Robledo Rincón, renunciado en 1994 a petición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y por su estancia como secretario general de Gobierno, con el también renunciado Julio César Ruíz Ferro por la matanza de Acteal.
Laco es un hombre hábil y persuasivo. Estas cualidades seguramente lo hicieron separarse de aquel cargo con antelación al asesinato múltiple de los 45 indígenas, de cuya trama y urdimbre de aniquilación no habría ignorado, sentado como estuvo en el sillón donde se tejían los hilos del poder.
Hoy, don Eraclio es el escritor más reconocido por estos galardones del gobierno de la República. Ahora, precisamente cuando los más altos poetas chiapanecos reconocidos en Iberoamérica se encuentra aquejados por la enfermedad y alejados de las batallas de las ideas.
En esta situación se encuentra El Guerrero de la Palabra Flamígera, Juan Bañuelos.
El Juan pétreo, del desierto y contenedor del poder público desde su juventud en el 68, desde cuando acompañaba a su padre mecánico. El Juan de la rabiosa soledad El poeta de Vengo de dar un doble puñetazo /Vengo de dibujar el blanco/ No sirve ya el papel.No sirve el llanto. Escribo en las paredes.
Resiste también enfermo Óscar Oliva, el otro poeta de la desaparecida Comisión Nacional de Intermediación, que buscó el diálogo, la reconciliación y la paz justa entre el gobierno federal y la guerrilla zapatista.
Óscar , el poeta y generoso y solidario, que tan creyó en el proyecto cultural del exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía, que en su afán persecutor el defenestrado Juan Sabines Guerrero, acosó y pretendió ponerlo tras las rejas.
Ante estas voces literarias, en ocasiones proféticas de la realidad, es que Don Laco recibe ambas preseas sumamente importantes y trascendentes.
Pero, Zepeda Ramos es hombre de palabras y de letras y con ellas cuenta y canta la realidad, porque también es poeta, como lo es su mujer, Elva Macías.
Escribo ahora con constancia y con mayor tiempo disponible, afirma el escritor de voz pastosa, hundida y ahogada.
A casi 60 años de oficio literario, el escritor tuxtleco asegura que quien estuviera satisfecho de su capacidad y no se esforzara en escribir bien todos los días, jamás será escritor; el escritor debe ser autocrítico todos los días.
Y a sus 77 años de edad, el autor de Benzulul, Asalto Nocturno, Las Grandes Aguas, entre otros libros, dice que actualmente escribe con constancia y con mayor tiempo disponible y que volver a las raíces no es aislarse del mundo, sino acudir con las ideas universales.
Don Eraclio está construido de añoranzas y de ideas de amigos y gente muy próxima.
De la escuela primera federal Camilo Pintado y el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapa; de sus primeros maestros Manuel de Jesús Martínez y Andrés Fábregas Roca, de quienes aprendió las potencias expuestas y latentes del idioma y el entusiasmo por los universos creativos.
El actor en Campanas Rojas retorna a los olores del gis y el pizarrón de la infancia, que fueron forjadores iniciales de las herramientas de su escritura.
A mis diez años escribía yo el periódico mural Alma Infantil; el profesor Martínez me enseñó la sencillez de la cultura, que ésta no se note ni estorbe, así como también lo hizo el maestro Fábregas, un catalán y comunista.
La forja literaria de Zepeda tiene mucho que ver además con las conversaciones de Juan Rulfo, José Revueltas, Efraín Huerta, Juan de la Cavada, Rosario Castellanos y Jaime Sabines Gutiérrez.
Eraclio Zepeda mantiene la pluma firme, como en sus momentos blandió también la ideología y el fusil comunista y partisano en los 60 de la China, la Unión Soviética y la Cuba de Los Barbudos con elno pasarán contra la invasión estadounidense.
El recipiendario del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014, en la rama de Literatura y Lingüística y Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República, que le entregarán el 15 de este diciembre, ha sido también político, aunque por fortuna prevalece su esencia de escritor, con la que preferimos quedamos como oidores, lectores y ciudadanos.
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