La ruletada nos “vigila”
Manuel Velasco Coello comete los mismos errores, pero al doble, de su cómplice Juan Sabines Guerrero, eso de insistir para que los taxistas sean parte del sistema de vigilancia es una manera fácil de desatenderse de los problemas de seguridad en el estado.
El programa taxista ciudadano NO da certeza a la población pues es del dominio popular que este sector del transporte, no goza de credibilidad ni de aceptación por parte de la sociedad porque se han visto involucrados en infinidad de delitos, pero sobre todo, la prepotencia y el gandallismo de varios ruleteros enfada a infinidad de pobladores que debe aguantarse cuando éstos circulan por las calles tuxtlecas.
Desde el inicio de este programa refriteado, todos los días los mal llamados taxistas ciudadanos han sido actores de malas noticias. Desde complicidad en robos hasta violaciones del Reglamento Municipal de Tránsito y Vialidad.
El diccionario de la Lengua Española define al ciudadano como un hombre bueno. El portal www.definicionabc.com, explica que es “una condición político-jurídica que se aplica a aquella persona que tiene deberes con sus compañeros ciudadanos así como derechos… la noción de ciudadano implica la convivencia en comunidad con otros ciudadanos”.
Por ello, eso de agregarles el mote de “ciudadano” les queda demasiado grande por la ola de flagrantes violaciones que todos los días atestiguamos en las calles de esta maltrecha ciudad como, vueltas en U, estacionarse en zona prohibida, estorbar a media calle sin importarles el caos vial que generan; los abusos en los cobros con el pretexto “hay mucho tráfico o está muy lejos”; fungir como alertadores a cristaleros, robos a comercios y casas, tráfico de ilegales, drogas y armas (revise la aplicación Alerta Chiapas y atestiguará la forma de operar de estos sujetos); pese a las cámaras de vigilancia del llamado C4 éstas no contribuyen tampoco a detener las infracciones de cuando se cruzan los semáforos en rojo, se atraviesan sin respetar la preferencia y se estacionan encima de las banquetes o circulan sobre ellas. La lista de aberraciones continúa.
Pobre de aquel ciudadano que harto de la prepotencia de algún taxista se atreva a contestarle, sufrirá cerrazón, mentadas de madre, amenazas y hasta palizas, eso sí, en “bola”, son montoneros. Ellos operan en total impunidad, y más ahora que el gobierno los vuelve a apapachar y regalarles, sin consultarnos a los VERDADEROS CIUDADANOS, si estamos de acuerdo o no con que este sector participe.
A la mayoría de los taxistas NO les gusta que les apliquen la ley y se les ponga orden. Varios son conflictivos, montoneros, prepotentes, abusivos. No han aceptado el uso del taxímetro por temor a perder el gran negocio que hacen, principalmente en diciembre cuando más abusen de la gente porque ésta tiene el dinerito extra del aguinaldo.
Desde hace años decidieron apagar la famosa farola destellante para indicar libre u ocupado, y contaminan diariamente desde las 5 de la mañana con la necedad del claxon para que a la de a hue… los usen, y hasta se atraviesan en el paso de los peatones con miradas intimidatorias.
Recuerdo que en 1994, como un auténtico cártel delincuencial se organizaron para humillar y detener sin pruebas, a un padre e hijo solo porque confundieron a dos con un asaltante. El taxista “asaltado” NO logró reconocerlos e incluso la descripción tampoco coincidió con el que buscaban, pero les pareció muy cómodo hacerse justicia por su propia mano. A la fecha, los taxistas que participaron en esa cobarde afrenta contra dos ciudadanos que fueron exonerados de toda culpa por no tener nada que ver con el delito que les imputaban, todavía sufren el acoso de los taxistas quienes con la mano extendida en forma de pistola, les “apuntan y disparan”. Esa familia aun vive una psicosis y los taxistas NO fueron castigados y hoy deambulan impunemente tras el volante.
Asimismo, hay que rememorar el acto heroico de Yuyi Albores, quien logró huir de otro taxista al que la misma polEcia se negaba a capturar, que con mucho valor CIUDADANO, atrapó a ese sujeto el cual con sus varias fechorías solo contribuyó a enlodar más el prestigio de los ruleteros.
Los taxistas durante el sexenio pasado solo sirvieron para reportar baches y luminarias fundidas. Deficiente fue la contribución en la prevención del delito pues no incidieron en la disminución de la delincuencia. Incluso varios taxistas comentaron que no denunciaron por temor a represalias, pero eso sí, plácidamente gastaron el dinero de nuestros impuestos.
Las estadísticas que en su momento dieron a conocer las “autoridades” provienen de instancias de nula credibilidad y, como ya sabemos, el gobierno del estado las acomoda a su conveniencia, fanfarronea las sumas millonarias que malgasta y maquilla los resultados para no ser blanco de críticas.
El mismo modus operandis de sabines guerrero lo emplea velasco coello. Con la misma farsa y despilfarro de aquel, y con el mismo contubernio mediático para que los medios callen cuando alguno de estos “ciudadanos” sean parte de las tradicionales fechorías que cometen. Pero con esta estrategia, el gobierno de Velasco Coello, se lava las manos en la prevención y disminución del delito porque NO tiene ninguna estrategia clara de cómo combatir la delincuencia, y su secretario de gobierno y procurador de justicia creen que con llamarles la atención y advertirles que no permitirán “desviaciones” del deber de la polEcia (montándose en los sucesos de Ayotzinapan), es suficiente; pero NO quiere ver lo que la CIUDADANÍA “sube” a YouTube, sobre los constantes abusos de la llamada polEcia ciudadana.
No me cabe la menor duda que de entre todos esos “miles de voluntarios” en pos de un celular y una recarga mensual, hay quienes sí tomarán en serio y con responsabilidad esta encomienda, y que NO se conformarán con ser solo reporteros de la mala infraestructura municipal.
¿Y si formamos brigadas CIUDADANAS para denunciar a los abusivos taxistas y polEcias, con la garantía que NO los “soltarán” apenas nos demos la vuelta?
Es difícil, pues el gobierno de Manuel Velasco ya está en contubernio con ellos y nuestras denuncias volverán a ser como siempre, ignoradas.
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