Buen Fin, patadas de ahogado
La farsa del buen fin será una tablita de salvación ante el tsunami económico provocado por los gobiernos estatal y municipal en Tuxtla Gutiérrez, por esa terquedad llamada “modernización”.
Y es que la destrucción de la ciudad provocó el desplome del 60% en las ventas y en algunas empresas el cierre definitivo, por eso la mala copia del Black Friday estadounidense será una esperanza para los comerciantes, a quienes ese ridículo préstamo que les diera manuel velasco solo les sirvió para abonar la renta de un mes de ocho pésimos.
NO hay una estrategia real que permita al comercio recuperarse de las perdidas. La misma Canaco cuyo líder se ha convertido en otro aplaudidor y espectador del gobierno “del asco”, no tiene ni idea de los negocios que han cerrado; no saben primero porque NO han realizado un trabajo de campo y segundo, si no forman parte de sus afiliados poco les importan.
Tampoco Coparmex ha continuado con ese espíritu combativo que dijo enarbolaría para que bayardo robles cumpliera en tiempo la conclusión de las obras, éste por el contrario ha puesto en jaque a las negocios del boulevard Belisario Domínguez al cancelarles el uso de las banquetas como cajones de estacionamiento con el pretexto de ser vía peatonal, pero no ofrece alternativas para que los consumidores regresen a los puntos de venta lo que ocasionará –y ya se ve–, que la gente se estacione en frente como antaño se hizo y por consecuencia, reducir el arroyo vehicular.
Me parece excelente eso de privilegiar al peatón al recuperar las banquetas del boulevard, lo malo es que solo en esa zona lo llevan a cabo no así alrededor del parque Jardín de la Marimba (donde cada vez mesas, sillas y puestos de ambulantes asfixian e impiden el paso de los transeúntes); sin embargo, los comercios del Belisario Domínguez no ofrecen alternativas para estacionarse pues simplemente NO hay dónde, esto los obligará a arrendar algún lote “cercano” y sumar un costo fijo más que seguramente impactará en los precios al consumidor o bien, será víctima de la extorsión de los franeleros que cada vez abundan más, si deciden encuentran algún espacio entre las pocas calles libres de portones con letreros de No Estacionarse.
El buen fin será otra llamarada de petate como esa venta nocturna de los comerciantes del centro que ya por “tradición” (y plagio) organiza la Canaco en varias fechas del año, para que los chachareros, piratas y comerciantes muevan la mercancía rezagada a precios nada pero nada accesibles (dónde está lo barato); pero ambas “estrategias” no son suficientemente atractivas al consumidor por las promociones fraudulentas, y por los robos constantes que se sucintan en el centro, fenómeno disuasorio para olvidarse de esa zona y enfilar hacia una plaza comercial.
Los asaltos no solo se han incrementado en las calles sino que, en fechas recientes, se dan en los comercios establecidos por la falta de vigilancia. Estos “detalles” desalientan a que los consumidores se trasladen haaaassssttttaaaaaa el centro, porque ahora no solo debemos sortear y aguantar el tránsito excesivo (gracias bayardo, ya pasaremos los miles de tuxtlecos por los vales de gasolina que nos adeudas) y la falta de espacios de aparcamiento, sino la inseguridad de la zona.
No cabe duda que la delincuencia se encuentra realmente en el primer cuadro de la ciudad (¿CAPTÓ?); por eso las campañitas esas de que “viva el centro” no tienen ningún soporte que les dé certeza a los comerciantes para sobrevivir, y menos con las simplificaciones que el M. P. lleva a cabo para desalentar a los propietarios de negocios a denunciar los ilícitos, para que NO impacten en la manipulación de las estadísticas policiacas y se siga presumiendo a Chiapas como un estado “seguro”, por eso “invitan” a los denunciantes a “levantar” actas circunstanciadas y no denuncias para que los delincuentes salgan libres sin problemas por robarse al menos, una trusa o una cartera.
La realidad de las cifras del buen fin no las sabremos con certeza pues de sobra es conocido cómo se las gasta el gobierno verde e inmaduro en contubernio con las cámaras empresariales, para maquillar cifras. De seguro echarán las campanas al vuelo y estos datos los veremos reflejados en informes gubernamentales que de todo “se agarran” para ocultar la realidad de la cada vez más deprimente y quebrada Tuxtla Gutiérrez, que si la ciudad fuera empresa ya estaría cerrada y sin liquidez para indemnizar a los empleados.
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