¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Hace una semana Elena Poniatowska relató en la conferencia que ofreció en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) la masacre de Tlatelolco de 1968, no fue casualidad. Su ponencia no olía a pasado, si no a presente.
En su relato hizo referencia de Margarita Nolasco una joven que logró salir de la balacera de la Plaza de las Tres Culturas y que gritaba desde un taxi “están matando a los estudiantes en la plaza, están matando a los estudiantes”. Al otro día salió de su casa y vio que la vida seguía como si nada.
He leído y escuchado los testimonios de los padres y amigos de los estudiantes desaparecidos y pienso que ellos son Margarita Nolasco. Que nos gritan a todo pulmón, pero poco alcanzamos a hacer, que se desesperan cuando salen y ven que la vida sigue como si nada, como si no estuvieran desaparecidos 43 estudiantes, como que si no hubieran sido policías los que hicieron semejante acción, como que si no hubiera responsables de estos hechos.
Los partidos políticos y gobernantes siguen actuando bajo el costo político que le puede causar cada acción. Todos son iguales. La desfachatez del presidente Enrique Peña Nieto de salir 10 días después de hablar del tema; el cinismo del líder del PRD a pedir disculpas por el gobierno de Ángel Aguirre.
Si no logramos que Ángel Aguirre y el alcalde de Iguala sean encarcelados, y que también tenga un costo, al menos político, para el gobierno de Enrique Peña Nieto como sociedad también habremos fallado.
Es cínico, desvergonzado de parte de las autoridades que sigan sin dar información sobre los 43 jóvenes. Prefieren seguir diciendo que están desaparecidos a que están asesinados –ojalá y no lo estén-.
Lo peor de que permitamos que esté pasando esto es que estamos dando licencia para que vuelva a suceder. Hay que detenerlos. No hay que permitir que se vuelva a cometer tal acción. Es una vergüenza que haya pasado.
Hoy hay movilizaciones en diferentes partes de Chiapas para exigir la presentación con vida de los estudiantes. Si no somos capaces de indignarnos con esto es porque hemos perdido la capacidad de indignación y ahí sí que ya estamos perdidos. Si no somos capaces de salir a exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes es porque tal vez es verdad y nos merecemos los gobernantes que tenemos.
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