Sabines, el odio correspondido

“¿Quién es la persona más odiada de Chiapas?”, preguntó el monero Trino. “El Güero Velasco”, contestaron algunos; “Samuel Toledo”, dijeron otros. Pero el nombre que se coreó con más fuerza fue el de Juan Sabines Guerrero.

No es gratuito. Un personaje que destrozó al estado y ofendió a sus habitantes, es y será por varias generaciones, el más vilipendiado de Chiapas. Lástima que ese repudio alcance, sin merecerlo, a Jaime Sabines, nuestro poeta mayor. Es cierto que su nombre aparecía por todos lados y en todos los homenajes, en una campaña burda que lo desgastó pero no desprestigió su obra.

¿Por qué un sector gritó el nombre del gobernador actual? Primero, porque ejercer el poder dilapida los bonos políticos, y segundo, porque esperábamos una gestión de más eficacia, mayor sensibilidad humana y menos despilfarro.

Jis y Trino, moneros

Una tercera causa puede encontrarse en la falta de decisión de este gobierno, que podría calificarse de complicidad, en castigar a Juan Sabines y a sus colaboradores corruptos. Pese a las evidencias del saqueo cometido en Chiapas no hay ningún funcionario detenido, mucho menos investigaciones que apunten a la culpabilidad del exgobernador.

Samuel Toledo, invocado en la reunión de los caricaturistas Jis y Trino como un político mal querido, tiene como merecimientos especiales el tener a la ciudad acabada, haber llegado muy cuestionado a la alcaldía y ejercer su cargo a control remoto.

No obstante estas consideraciones, no veo que Manuel Velasco y Samuel Toledo sean personajes odiados. En todo caso son políticos ineficientes y frívolos. Para ser odiados deben ser malvados y hasta el momento no existen tales evidencias.

Juan Sabines, por el contrario, ejerció un gobierno corrupto, malo y malvado; actuó con odio a los chiapanecos y no es nada raro que hoy sea correspondido de la misma forma.