Las nalgadas de Elenita al niño verde

Manuel y Elenita. Foto: Cortesía

Manuel y Elenita. Foto: Cortesía

 

 

La cara le hizo honores al colorido del traje de chiapaneca: de verde a blanco, de rosado a rojo, de rojo a rojo encabronado ¿avergonzado? A Manuel Velasco Coello no le quedó de otra más que fingir demencia ante la contundencia de las palabras de la invitada de honor Elena Poniatowska, quien arrancó aplausos estrepitosos, mientras una mirada intentaba fulminarla pero las correcciones estéticas no le ayudan a expresar rictus alguno.

 

Poniatowska sin querer, le dio de nalgadazos al niño verde que juega a gobernar un estado que cada vez le queda demasiado grande, al que no puede controlar con boletines y fotos posadas de supuestas participaciones en el pleno de la Cámara, como desde el DF le inventaban.

 

Sus palabras retumbaron hasta en el cañón del sumidero y de allí hasta el Suchiate. Calaron hasta donde la espalda cambia de nombre al decir que Chiapas “es un lugar donde los gobernadores se dejan llevar por la ambición y sólo se afanan en hacerse ricos a expensas del estado. Eso ha sido la triste historia de Chiapas. Esa es su historia actual”.

 

El nieto, que está muy lejos de la fama del abuelo aunque insistan con eso de la estirpe (ya Juan Sabines dejó constancia que eso de tigre ni pintito ni nada), mejor se clavó en su celular para no perder ese vergonzoso lugar de ser el gobernador con más presencia en las redes (¿Cuándo trabaja?), y ocultar su encabronamiento por el escupitajo que recibió, claro, no toda la politicada comprendió lo dicho por Poniatowska pues su nivel discursivo está por encima de rendir elogios al gobernante en turno sin omitir: “según o de acuerdo a sus instrucciones…”

 

Como era de esperarse, la mal llamada “clase” política no sabía para dónde hacer la cara. No aplaudieron, solo el aludido a quien no le quedó de otra. Los demás no sabían si correr a consolar a su “lidercillo” o mejor huir para no sentirse descubiertos, mientras los NO acarreados aplaudían a rabiar por la golpiza de cada adjetivo expresado en el Constituyentes que dio más lustre al galardón.

 

Fueron los estudiantes quienes más gozaron de esa madriza verbal y cómo no disfrutarlo, si momentos antes vivieron desprecio y arrinconamiento por la “seguridá gubernamental” para no “atentar contra el gobernador” “Ni quien quiera ver a ése, estamos aquí por Poniatowska”, gritaron varios de los ahí reunidos.

 

No faltaron los lambiscones que movían la cabeza por la falta de “tacto” de la doctorada; algunos retrógradas que se atrevieron a decir que esta alusión le costaría “la chamba” a varios por no “controlar” a Elena, como si ella fuera empleada del gobierno o dependiera de las dádivas manuelistas para ser lo que es.

 

Se le olvida a la politicada que Poniatowska no necesita de pumpos para nadar, y que esas caras largas provocadas por la verdad de sus palabras es poca vergüenza para la grandes arbitrariedades que se comete en este gobierno que se burla de la gente.

 

Por si la sutil arrastrada de la escritora no fuera suficiente en esta semana se estrenó La Dictadura Perfecta –un revoltijo de los últimos dos sexenios y los años de éste y un fusil de Wag the Dog (1997)–, donde se aprecian claras referencias al Chiapas actual, claro como “ficción” propia de una película, distrae con otros elementos para que el señalamiento no sea tan evidente salvo las grandes farsas montadas por Televisa y Tv Azteca para agradar los ojos del actual virrey de México.

 

Algo parecido ocurre en Chiapas, pero aquí no solo las televisoras sino todos los medios tradicionales se suman a las alabanzas del rey de los baches y de las “prioridades”, cuyo corrido ya circula por las redes sociales, las mismas que con tanta angustia usa para posicionar una imagen frágil y nada convincente de un niño que sueña con ser presidente de México.

One Response to “Las nalgadas de Elenita al niño verde”

  1. José López
    26 octubre, 2014 at 12:42 #

    Sólo Elenita era capaz de darle una lección al niño verde, que con esa alusión clara a su forma de «gobernar» Chiapas, se convirtió en un torpe Hulk. Pobres políticos tan chafas que tenemos en México y en Chiapas. Nuestros agradecimientos a la gran Poni, muchos años más de vida y de creatividad literaria y periodística.

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