Definición de canal
Esto es como un test para detectar el coeficiente intelectual. Si al oír la palabra canal pensamos en un canal de televisión nuestro IQ es de menos cuatro; si por el contrario, pensamos en el Canal de Xochimilco no andamos tan mal; y si pensamos en el Canal de Suez o en el Canal de Panamá podemos recibir nota sobresaliente.
Según el diccionario canal es un “estrecho marítimo, natural o artificial” o “un cauce por donde circulan aguas o gases”.
Las historias más dramáticas de la literatura o del cine se dan en canales. Joyce Carol Oates cuenta que un hombre golpeó a una mujer, la empujó a un canal y le aventó piedras hasta que ella se ahogó. Uno imagina el terror de la mujer, tratando de llegar a la otra orilla, ora levantando los brazos, ora desfalleciendo dentro del agua, mientras el hombre le arroja piedras (tardó más de diez minutos). Una vez leí la noticia de un hombre que aventó los pedazos del cuerpo de una mujer que había cercenado. Un hombre que estaba en un bote, que llevaba flores de un extremo a otro del canal, vio un brazo flotando y dio aviso a la policía.
El tío Ruperto siempre insistió en que los juegos de los niños determinan su futuro. Advertía que, en un grupo de niños jugando en un promontorio de arena, había dos tipos de personalidades: los vacuos, quienes se dedicaban a hacer “carreteritas”, y los trascendentes que hacían “canales”. El tío afirmaba que los vacuos no poseían capacidad para ir a lo profundo.
Los científicos siempre elaboraron teorías acerca de los “canales de Marte” (que no son lo mismo que los “canales de amarte”). Desde la tierra, un grupo de hombres imaginó que en ese planeta había una serie de canales que era como un tejido insólito. (El tío Ruperto estaría orgulloso de su teoría pues los científicos no dijeron que en Marte había una red de caminos.) La carretera, por ser superficial, no permite que, a diferencia del canal, conduzca agua, por ejemplo. En la carretera el agua rebosa. Así, entonces, los canales son las vías más adecuadas para dar vida. En inglés se usa la palabra canal para señalar el conducto seminal, por ejemplo.
Por lo regular, los canales son a cielo abierto. Por eso digo que los más terribles instantes siempre los he vivido en relación con la palabra canal. Una vez, José Luis, amigo cuyo papá era carnicero, me invitó a su casa. Cuando entré vi en el patio un animal colgado, abierto en dos. El patio estaba lleno de sangre y de moscas. Un olor pestilente rodeaba todo el patio. Tuve ganas de vomitar. José Luis, al ver mi cara, dijo que no me espantara, sólo era un animal “abierto en canal”. Me disculpé y a José Luis le dije que mi mamá me había encargado comprar pan. Dije que debía regresar de inmediato a mi casa. José Luis se llevó las manos al estómago, reía mucho. “Ah, sos un coyón”, dijo y me abrió la puerta. Jamás volví a su casa.
Nunca imaginé que años después la escena se repetiría. Estaba en el consultorio de un dentista y para hacer tiempo mientras pasaba, tomé una revista que estaba en la mesa de centro. Abrí la revista, justo en la parte central, donde tenía dos grapas y vi un patio y, en medio de dos pilares, un hombre, como si fuese un Cristo, “abierto en canal”. El titular decía algo acerca de una venganza. Tiré la revista y salí corriendo del consultorio. La señora que estaba a mi lado se asustó y se hizo para un esquinero. Volví a sentir la repulsión por el olor a la sangre que permeaba en el patio de la casa de José Luis. Volví a sentir el vómito a mitad de mi garganta.
El canal, por lo regular, es a cielo abierto. Por encima se pueden ver las nubes. Imagino, a veces, que sé nadar y me meto a un canal de aguas limpias y me pongo boca arriba y veo el cielo. Lo negro aparece cuando siento el olor fétido del patio de la casa de José Luis.
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