2 de Octubre, una visión retrospectiva

"El 68, Recuerdos de la Memoria". Imagen de Lucía Vergara y acinto Rodríguez Munguía

«El 68, Recuerdos de la Memoria». Imagen de Lucía Vergara y acinto Rodríguez Munguía

 

El 2 de Octubre de 1968, al iniciar los Juegos Olímpicos en la ciudad de México, miles de estudiantes de secundaria, universidad, y profesores llevaron a cabo una gran manifestación para reclamar demandas estudiantiles. La marcha arribó a la Plaza de las Tres Culturas, en la colonia Tlatelolco, lugar al que tradicionalmente las marchas de estudiantes arribaban.

 

Mientras los estudiantes realizaban un mitin, un helicóptero sobrevolaba la Plaza lanzando luces de bengala, al tiempo que francotiradores apostados en edificios que circundan a la Plaza comenzaron a disparar sobre los estudiantes. Dos helicópteros más arribaron y los disparos sobre los manifestantes se intensificaron. El ataque duró aproximadamente media hora. El resultado, de acuerdo con diferentes fuentes, fue entre 30 y 200 personas asesinadas y más de 1000 detenidas.

 

No obstante, la pesadilla no terminó allí. A partir de este hecho se desarrolló una más intensa persecución en contra de estudiantes y en contra de toda persona considerada de tener vínculos con grupos subversivos. En este contexto de represión, los grupos clandestinos comenzaron a actuar, no solo en la ciudad de México, sino también en otros estados. Los más importantes grupos clandestinos fueron los llamados Partido de los Pobres y la Liga 23 de Septiembre. Estas organizaciones estuvieron activas tanto en las áreas urbanas como rurales. Para combatir a estas organizaciones el gobierno mexicano empleó sus tropas y desarrolló una agresiva campaña en contra de toda aquella persona considerada “comunista”. De este modo, la represión del gobierno creó una dialéctica escalatoria de violencia en la que nuevos y más radicales grupos surgieron incrementando las acciones represivas del gobierno. El gobierno crea el grupo de elite conocido como la Brigada Blanca, para combatir a los sospechosos de ser comunistas, y el balance resultó en más de 500 personas torturadas y desaparecidas.

 

No obstante la gravedad de los hechos, la impunidad ha protegido a los responsables y durante más de tres décadas no se llevo a cabo ninguna investigación seria sobre estos eventos, pese a los persistentes reclamos de justicia de los familiares de las víctimas y los mismos sobrevivientes. El régimen autoritario que imperó en México por más de setenta años (gobernado durante este tiempo por el Partido Revolucionario Institucional), impidió que los hechos fueran investigados.

 

Durante la administración de Vicente Fox, se llevaron a cabo intentos por esclarecer el pasado de que hablamos, sin embargo, como sabemos la Fiscalía especializada creada para esos fines fracasó en su pretensión de llevar ante los tribunales a los responsables y que se hiciera justicia. Cuarenta y seis años después de aquel 2 de octubre el pasado parece hacerse presente en Guerrero.

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