Un año de historias

Chiapas Paralelo cumplirá mañana su primer año de contar historias y de mostrar otras realidades.

Este tiempo me ha servido para estrechar y reencontrar a viejas amistades. Conocí más de cerca a Ángeles Mariscal, Sandra de los Santos e Isaín Mandujano; constaté su entrega y pasión por el periodismo de compromiso ciudadano. También la de colaboradores, del economista Jorge López Arévalo y del escritor Héctor Cortés Mandujano, quienes de forma regular me envían sus textos para programarlos en la página de Chiapas Paralelo.

En estos 12 meses, aparte de haber sido contagiado por la alegría y por la capacidad de asombro de quienes hacen este portal, me he percatado del tránsito vertiginoso que se registra en los lectores chiapanecos hacia las redes sociales digitales y de la independencia que se puede gozar en estos espacios alternativos.

Los periódicos impresos nacen maniatados porque deben pagar una infraestructura sumamente onerosa: talleres, papel y sueldo de personal técnico especializado. Esos gastos, debido a la inexistencia de lectores y a la falta de anunciantes, solo puede sufragarlo el gobierno del estado.

Los medios, que surgen con afanes de libertad y profesionalismo, pronto se convierten en voceros del Estado. Sus pesadas cadenas los doblegan ante quienes deseaban criticar.

Por el contrario, en los portales digitales se puede mantener la independencia editorial, dar cabida a los ignorados por los medios, a los marginados, a las mujeres, escuchar otras voces y se puede construir una agenda de interés ciudadano que interpele a los hombres del poder e intente transparentar sus acciones. La ligereza de equipaje lo permite.

Chiapas Paralelo ha buscado ser esto último pero para mí lo más gratificante ha sido el reencuentro con mis viejos amigos, socias, colaboradores y, por supuesto, lectores.

A todos, a todas, gracias.