Periodismo independiente, otra realidad posible
En Chiapas ejercer el periodismo, el auténtico, el que informa rigurosamente, el que investiga, el que critica con fundamentos, el que cuestiona los actos erráticos del gobierno, el que fiscaliza el ejercicio del poder, el que señala a los políticos fariseos y corruptos, el que alerta del poderío de los grupos fácticos, el que se plantea una agenda informativa ciudadana, el que revisa de manera sistemática los grandes problemas del estado, resulta bastante difícil.
Intentos de constituir una prensa independiente ha habido varios en los últimos 30 años pero ninguno se ha consolidado. O han muerto por inanición o han sucumbido al canto de las sirenas que sale desde Palacio. La principal razón del fracaso es casi siempre de carácter económico. Los periodistas que han emprendido esos proyectos, para sobrevivir confían en captar ingresos vía publicidad privada y/o establecer un convenio publicitario transparente con el Ejecutivo que implique un implícito respaldo político al régimen, pero que también salvaguarde una línea editorial lo suficientemente libre para poder practicar un periodismo profesional, crítico, plural y comprometido con las causas ciudadanas.
Sin embargo, a pesar de las voluntades en ese sentido la fórmula no ha funcionado. Los gobernantes chiapanecos no obstante definirse demócratas, sostienen a rajatabla la máxima echeverriana de que “no te pago para que me pegues”. A una prensa comprometida socialmente que funcione como un espejo de la realidad, como el vehículo de comunicación entre gobernantes y gobernados, han preferido una manipulable, controlada e incluso sometida.
Bajo estas circunstancias y ante la imposibilidad de obtener recursos en el limitado y timorato mercado publicitario empresarial, las iniciativas periodísticas independientes se han frustrado sin remedio. Algunos de sus impulsores decidieron no seguir editando y los que aceptaron la ayuda gubernamental sobreviven pero terminaron avasallados por la línea oficial.
Frente a este desolador panorama, la idea de un nuevo intento de crear un medio de comunicación alternativo, francamente resultaría suicida. Sin embargo, aún hay en Chiapas periodistas temerarios, intrépidos, idealistas, pero sobre todo, profesionistas convencidos de que un mejor periodismo es posible, alejado de las ataduras del poder y más cercano a las necesidades de la sociedad. De esta estirpe son los propulsores de Chiapas Paralelo.
Saben que en la era de la información y con la irrupción de las redes sociales, se abren grandes oportunidades de consolidar un proyecto periodístico con decisiones editoriales soberanas que construya una versión más real de nuestro estado que la se difunde a través de la prensa uniformada, volcada al oficialismo por su dependencia económica del gobierno.
El reto no es fácil; al contrario, plantea desafíos extraordinarios, tanto periodísticos como económicos. Debe ampliar y profundizar su agenda informativa en lo coyuntural y en lo trascendental; conectarse con el ciudadano en sus demandas cotidianas y desvelar los abusos del poder; explicar los fenómenos políticos, económicos y sociales. Y también hacer sustentable su viabilidad financiera sin crear camisas de fuerza que maniaten o desvirtúen sus objetivos.
El barco zarpó hace un año bajo un clima de incertidumbre, pero la navegación se ha estabilizado. En el trayecto al futuro, seguramente enfrentará tormentas y embestidas de olas que intenten cambiar su rumbo. Ojalá llegue a buen puerto esta aventura. Hacemos votos porque así sea.
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