Nuestros políticos; los culpables del eterno ciclo de la pobreza
Cualquier seguidor del maestro Joaquín Sabina conoce la letra de la canción «Círculos Viciosos» que en una de sus partes dice;
Está triste Ramón.
¿Por qué esta tan triste?
Porque esta malito
¿Por qué esta malito?
Porque está muy flaco
¿Por qué esta tan flaco?
Porque tiene anemia
¿Por qué tiene anemia?
Porque come poco
¿Por qué come poco?
Porque está muy triste
Al maestro que seguramente sabe de economía lo que un servidor de física cuántica, no le falta la razón cuando al inicio de la satírica canción comenta: “Quisiera hacer lo que ayer, pero introduciendo un cambio”.
Precisamente, muchas personas son pobres, pero lo son no porque quieran, no por mandato de dios o porque rechazan la ayuda gubernamental; son pobres porque no pueden salir de la pobreza que como círculo vicioso vuelve a atraparlos; por eso, para salir de la pobreza necesitan un cambio.
En ese sentido, sobre la pobreza la primera pregunta que viene a la mente es, ¿por qué persiste, por qué no se acaba si existen -no desde ahora- desde siempre numerosos programas sociales que intentan terminar con ella?.
Si el pobre no puede salir de la pobreza, lo correcto moralmente es ayudarlo. Oscar Lewis, el antropólogo americano que causó polémica en México, en 1961 con la publicación de su texto; “Los Hijos de Sánchez”, al grado de su fue calificado de un libro calumnioso y obsceno.
Para Lewis la pobreza no se acaba porque existe lo que llamó la “cultura de la pobreza” que no es más que un sentimiento de marginalidad, de impotencia y de pertenencia. Incluso Lewis dice que los pobres son como un pueblo marginal que sólo conoce sus propios problemas, sus propias condiciones locales, su barrio, su propia forma de vida. Por lo general, no tienen ni el conocimiento, la visión ni la ideología para ver las similitudes entre sus problemas y los de otros como ellos.
Y advierte, una vez surge, la cultura de la pobreza suele perpetuarse pasando de padres a hijos, con lo cual las nuevas generaciones no están psicológicamente preparadas para aprovechar todas las oportunidades de progreso que puedan aparecer en el transcurso de sus vidas.
La polémica contra Lewis la cultura de la pobreza no se hizo esperar, pero a partir de la década de los años 90, su tesis de la cultura de la pobreza se ha impuesto entre los círculos de los estudios de la materia.
No es que Lewis diga que el pobre es el culpable de su condición. Lo que pasa es que solo no puede salir del atraso; y lo peor es que si no se le ayuda, la pobreza se perpetuará.
Es decir, un auténtico ciclo vicioso que es necesario romper.
En este sentido, el ciclo de la pobreza es el «conjunto de factores o hechos por el cual la pobreza, una vez iniciada, es probable que continúe a menos que exista una intervención exterior».
El ciclo es el fenómeno en el que las familias pobres se empobrecen por lo menos tres generaciones, es decir, por el tiempo suficiente como para que la familia no cambie su condición de pobreza ni de padres a hijos y a nietos.
Este círculo ocurre porque para los pobres no hay recursos tales como el capital, la educación o las relaciones políticas y culturales para salir de la pobreza y al contrario; su pobreza aumenta porque la falta de acceso a los satisfactores lo hace cada vez más vulnerable; por ejemplo en México el salario mínimo tiene prácticamente 40 años sin cambios sustanciales.
Rubí Payne, el aclamado autor del libro, “un marco para entender la pobreza”, distingue entre la pobreza de situación, que por lo general se puede remontar a un incidente específico dentro de los tiempos de vida de las personas o miembros de la familia en la pobreza, y la pobreza generacional, que es un ciclo que pasa de generación en generación
Entonces, para salir del eterno círculo de la pobreza se hace necesario realizar una intervención externa que ayude a salir de esta situación a quien no puede.
Esto más allá de la asistencia social. Existen numerosas propuestas para aliviar la pobreza estructural y generalmente todas tienen que ver con el aumento del ingreso mediante el desarrollo de capacidades.
El asunto es que existen por lo menos dos problemas en la implementación de políticas públicas para abatir la pobreza; estas deben de ser sostenibles en el tiempo. Y dos, la implementación de las políticas públicas que deberían ser sostenibles en el tiempo; están en manos de políticos.
Estos podrán ser populares, pero tienen un problema que les impide atacar la pobreza desde su raíz para romper el círculo vicioso: quieren perpetuarse en el poder y por lo tanto dan dádivas a cambio del compromiso político del pobre de apoyarlo en sus aventuras políticas venideras.
Por eso si le regalan una despensa para comer toda la semana o le piden escoja la despensa sobre la posibilidad de que su hijo asista a la Universidad, ¿usted que escogería?
Inevitablemente estará atrapado en la cultura y el círculo vicioso de la pobreza porque la primera posibilidad lo hará tener el estómago lleno, pero a cambio cancelará el futuro de su hijo.
Y lo cancelará porque también tendrá dudas sobre si podrá sostener su estancia en la Universidad y si la preparación profesional será suficiente para adquirir un buen trabajo. A cambio sabrá que su hijo se pasará cinco años estudiando y que esta será solo una etapa, porque la que sigue se refiere a la búsqueda de conexiones sociales que le aseguren un trabajo digno.
¿Está dispuesto a jugarse el futuro en cinco años o mejor aceptará la despensa?
Los políticos saben que muchos elegirán la primera opción. Por eso promueven obras faraónicas, por eso promueven su imagen, se nombran benefactores y no les interesa sentar las bases para aliviar la pobreza.
En México en el gasto social va la mayor cantidad de recursos disponibles, sea educación, salud y este no ha resuelto la pobreza porque ataca efectos no causas estructurales de la pobreza; lo que no conocemos es el verdadero monto de los recursos que se invierten en promoción política, en campañas electorales y la promoción de la imagen de nuestros políticos.
Por eso, las razones de que los políticos tengan gran responsabilidad sobre la pobreza de nuestro país son sencillas, ellos buscan su interés personal, no conocen las causas de la pobreza y con los programas sociales, buscan consolidar a sus grupos políticos.
Ellos son los verdaderos culpables de que no desaparezca el círculo vicioso de la pobreza.
En este contexto, según la canción del maestro Sabina, Ramón seguirá triste, malito, con anemia y comiendo poco.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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