“La ideología del automóvil” en Tuxtla Gutiérrez, una ciudad que se pierde

Siempre se piensa en abrir vialidades para el automóvil particular y nunca se ha privilegiado el transporte público.

Siempre se piensa en abrir vialidades para el automóvil particular y nunca se ha privilegiado el transporte público.

 

 

Para mi es una contradicción que no tiene nada que ver con el progreso; en una ciudad que se precie moderna no es necesario tenerle un culto al automóvil ni muchos menos crear infraestructura para la circulación de estos.

Una ciudad moderna debe pensar en las personas y crear infraestructura para ellas.

Un boulevard, una vía rápida, una calle le quita espacio a las banquetas y por ende a las personas, a los peatones, a los ciclistas, a los patinadores que son quienes habitan las ciudades, incluso le quitan espacio al transporte, que este debe ser colectivo.

Recuerdo que de niños decíamos: “la calle es libre”. Pero no, la calle es del automóvil y del automovilista o la han hecho para ellos.

Hoy las calles tuxtlecas son hostiles tanto para el auto, como para el automovilista y no se diga para el peatón.

Pero nos quejamos de las calles y con justa razón, porque no le sirven a nadie.

Nos quejamos también porque Tuxtla es una encrucijada sin salida. Ni termina de ofrecer vialidades dignas, ni protege al peatón, ni ofrece espacios públicos para el esparcimiento público y tampoco tiene servicio de transporte digno, al contrario; este está dominado por unos cuantos, es irregular, e ineficiente.

Pero eso si, fomenta el culto al automóvil. Siempre se piensa en abrir vialidades para el automóvil particular y nunca se ha privilegiado el transporte público.

Claro, está el Conebus y las estaciones de biodiesel, pero ya sabemos en que terminaron esas aventuras sabinistas.

La ciudad ya no podrá recuperarse porque es víctima del culto al automóvil, porque no se fomentó el respeto al peatón ni se fomentó un servicio  de transporte público ordenado y eficiente.

Tuxtla cayó en lo que André Gorz llama “la ideología del automóvil”, http://bit.ly/1saIhpm donde a la letra dice:

“El auto es un bien de lujo. Y el lujo, por definición, no se democratiza: si todo el mundo tiene acceso al lujo, nadie le saca provecho”.

“Un automóvil, ¿no ocupa acaso un espacio que escasea? ¿Acaso no priva a los otros que utilizan las calles (peatones, ciclistas, usuarios de tranvías o autobuses)? ¿No pierde acaso todo su valor de uso cuando todo el mundo utiliza el suyo? Y a pesar de esto hay muchos demagogos que afirman que cada familia tiene derecho a, por lo menos, un coche, y que recae en el “Estado” del que forma parte la responsabilidad de que todos puedan estacionarse cómodamente y circular a ciento cincuenta kilómetros por hora por las carreteras”.

“El mito del atractivo y las ventajas del auto persiste y esta persistencia se explica con facilidad: la generalización del automóvil individual ha excluido a los transportes colectivos, modificado el urbanismo y el hábitat y transferido al automóvil funciones que su propia difusión ha vuelto necesarias. Hará falta una revolución ideológica (“cultural”) para romper el círculo. Obviamente no debe esperarse que sea la clase dominante la que lo haga.”

Gorz tiene razón. En Tuxtla se desprecia al peatón, al ciclista, al deportista, al que realiza activación física y al que simplemente quiere pasear por las calles de su ciudad.

Pero se quedó corto, porque en Tuxtla tampoco se fomenta el uso alternativo del transporte público y menos existen políticas públicas de aliento al uso de las bicicletas, de la caminata y de la activación física como opción.

Como en muchas otras cosas, son los ciudadanos los que realizan este tipo de iniciativas que fomentan la gobernabilidad, la convivencia urbana y construyen ciudadanía; mientras los gobernantes rinden culto a la infraestructura.

Ya vemos que en Tuxtla hasta eso hacen mal.

 

Una ciudad moderna debe pensar en las personas y crear infraestructura para ellas.

Una ciudad moderna debe pensar en las personas y crear infraestructura para ellas.

 

Por eso, en muchos sentidos Tuxtla es una ciudad que se pierde porque las ciudades del mundo se encuentran desalentando el uso del automóvil particular por las siguientes razones:

 

1)    Más vías logran en el corto plazo disminuir el tráfico, pero afean la ciudad y fomentan la dependencia del automóvil en detrimento de áreas verdes y el valor de las propiedades. (¿existe una política de cuidado y promoción de las áreas verdes en Tuxtla?)

 

2)    Más infraestructura vial no logra la generación de fuentes de empleo directos y tampoco dinamiza la economía local. Crea eso sí, empleos temporales; pero ¿cuántos empleos se han perdido en Tuxtla por las obras mal planeadas?

 

3)    Más infraestructura vial  no es sinónimo de mejor calidad de vida, porque fomenta el uso del automóvil y al usarlo nos volvemos más obesos y hay más accidentes viales

 

Al final de cuentas, es usted quien toma la decisión si le agradaría ver a su ciudad con más áreas verdes, con bicicletas, con gente ejercitándose, con menos tráfico, con un transporte colectivo eficiente, con más parques recreativos o quiere verla llena de autos, con baches, con infraestructura inacabada y con los pulpos transportistas enseñoreándose.

Solo recordar que hoy Tuxtla es una ciudad que crecerá desproporcionada, fragmentada y no planificada porque así está ahora y seguramente lo estará en el futuro. Porque no contamos con eficiente instrumentos de planeación urbana, y que decir del Ayuntamiento al que nadie lo ve ni lo oye o se esconde.

Necesitamos planear la ciudad, saber cómo la queremos y para que, encontrarle una vocación, protegerla y cuidarla. Aquí vivimos y muchos no pensamos ir a otro en mucho tiempo.

Hoy la perdemos. Porque no sabemos a dónde la llevan quienes la gobiernan.

El auto es el gran seductor y ha vencido al transporte público más eficientes como el metro por ejemplo. Sometió a las ciudades y es difícil que esto vuelva a ser al revés.

En Tuxtla no sería fácil que la ciudad someta al auto, porque esto implica una nueva planeación y un cambio en el estilo de vida. Me refiero que no será fácil porque no lo entienden los políticos. Los ciudadanos al contrario, ya fomentan la activación física, el ciclismo, los deportes recreativos y todo aquello que signifique ocupar mejor su tiempo libre.

 

 

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

Un comentario en ““La ideología del automóvil” en Tuxtla Gutiérrez, una ciudad que se pierde”

  1. Gustavo
    12 agosto, 2014 at 17:48 #

    Que buen articulo, en efecto, existe una devastación ambiental y psicológica en nuestra sociedad por este tan mal empleado culto automovilístico, lo mas chingon del articulo de Gorz es que como visionario puedes identificar muchos de sus pensamientos de aquella época adaptados a la mal planeación y explotación comercial vial que existe hoy en día, felicidades por la chamba ¡y seguiremos pasando la info!.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.