Definición de pierna
“Extremidad de las personas, comprendida entre la rodilla y el pie”. ¿Por qué, entonces, el tipo dice: “¡Qué buena pierna tiene esa vieja!?”. Parece que muchos seres humanos tienen cierta confusión respecto a esta parte del cuerpo. Muchos creen que pierna es toda la “armazón” inferior. “La abrí de piernas”, dice el muchacho pícaro. ¡Equivocado! Si la muchacha no se abrió plena, si sólo abrió las piernas y no los muslos, entonces el tipo no logró su objetivo. Mi abuela Esperanza era sabia, reunía en el patio de la casa a todas mis primas y, mientras les servía una taza de café, cuyo aroma se confundía con el de las gardenias del jardín, les recomendaba “mantener las rodillas juntas”, para evitar posibles situaciones “embarazosas”; es decir, podían “abrir las piernas”, pero sin ir más allá. Perdón por insistir, pero conozco una mujer que camina con las piernas abiertas sin abrir los muslos. Tiene un defecto físico que la obliga a mantener juntas las rodillas, camina con los pies como manecillas marcando hacia el centro de la carátula. Ella abre las piernas para caminar, pero no abre los muslos. Las rodillas las tiene pegadas como con engrudo.
Cuando el pícaro dice que la muchacha tiene muy buena pierna, sin saberlo, une el muslo con la pierna. Para hablar con propiedad debería existir una palabra que lograra definir esta unión. Resulta pedante, pero alguien podría decir: “¡Qué buena piernamuslo tiene esa chica!” o “!Se carga un muslopiernón de antología!”. Claro, no faltaría el estudiante de anatomía que sería más específico y diría que el cuerpo humano tiene miembros inferiores y miembros superiores, así que sugeriría que el pícaro dijera: “Esa muchacha tiene un par de miembros inferiores de diez”, pero, siendo como somos los mexicanos, esto se prestaría a albur. No faltaría el despistado que andaría buscando un miembro en la parte inferior de la anatomía femenina.
Ahora bien, quien se sienta frente a la mesa de un restaurante y pide un pollo para comer, no tiene ningún inconveniente en distinguir el muslo de la pierna. Por esto, Andrés recomienda a quien desea echarse un “pollito” emplear la misma fórmula y abrir piernas y muslos con generosidad, casi casi como si abriese un libro y lo deshojara.
Frente al Cine Comitán, en los años setenta, estuvo la Lonchería July. Ahí vendían “Tortas de pierna”, de pierna fría, de pierna mechada (que también se presta a albur). Las tortas eran riquísimas. Mi papá siempre compraba estas tortas antes de que entráramos al cine. Ya adentro sólo comprábamos vasos de refresco para acompañar la torta. Una vez, don Higinio, un amigo de mi papá que nos acompañaba, estaba a punto de darle una mordida a la torta, cuando en la pantalla asomó Lucha Villa (en la película “Amanecí otra vez entre tus brazos”) y él exclamó: “¡Qué buena pierna!”, y mi mamá, toda ingenua, dijo que sí, que esas tortas eran inigualables. Mi papá y yo vimos cómo don Higinio se sonrojó hasta parecer un semáforo en rojo. Esto, sin duda, también fue producto de la confusión que tenemos hasta la fecha.
Deberíamos tener una palabra para designar lo que los hombres ven cuando ven a una muchacha. Algo mágico tiene el biquini porque sólo cubre el pubis y deja al descubierto los muslos y las piernas. El biquini sabe que un hombre no sólo ve la pierna sino más arriba. ¿Cómo llamar a esa columnata de piel que tantos deseos despierta? Ramón, pícaro eterno, siempre dice que los hombres están mal, se mueren por un par de “piernas” hermosas, cuando es lo primero que hacen a un lado a la hora del acto sexual.
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