Velasco y la diplomacia tropical
¿Qué impresión se llevaría del gobernador Manuel Velasco Coello el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, en su reciente visita oficial a Chiapas? Seguramente se quedó con una idea desconcertante, por lo menos.
Pasándose por alto las reglas básicas del protocolo y los usos sociales de los encuentros diplomáticos, Velasco acudió a la cita con Wayne enfundado en una playera deportiva de la Selección Mexicana de futbol, una vestimenta bastante inapropiada para el carácter del encuentro que tuvo como propósito tratar asuntos relevantes para la relación bilateral México-EU como la migración, la seguridad fronteriza y convenios de cooperación para el desarrollo.
De entrada esa informalidad del gobernante chiapaneco, que contrastó con la sobriedad del funcionario estadounidense, puede interpretarse como una falta de respeto a la investidura del visitante y a la que él mismo representa: el Ejecutivo estatal. Esa actitud devela también superficialidad y desinterés por temas estratégicos para el país y para la nación más poderosa del mundo. ¿Puede haber seriedad, confianza para hablar de problemas sensibles e incluso confidenciales con alguien que denota un carácter fútil? ¿Puede convertirse en un interlocutor válido, confiable?
El nivel de importancia mediática que ambos funcionarios le dieron al encuentro que se llevó a cabo el 27 de junio en Tapachula, Chiapas, es contundente. La Embajada de Estados Unidos divulgó de forma masiva un comunicado donde reseñó la actividad de Wayne en nuestro estado, que estuvo avocada a conocer el problema migratorio en el contexto de la polémica política restrictiva del gobierno norteamericano hacia los niños migrantes. Se destaca que el embajador subrayó que “la cooperación con México para mejorar la prosperidad económica y la seguridad en áreas cerca de la frontera sur es prioridad para el gobierno de los Estados Unidos dado que la región es fuente de retos compartidos para México y Estados Unidos”.
Se resaltan, además de la visita a centros migratorios y el diálogo con representantes de la sociedad civil involucrada en el trabajo humanitario con migrantes, las declaraciones siguientes: “Los esfuerzos de Chiapas tendrán un impacto significativo sobre la seguridad y prosperidad de los Estados Unidos” y que “los Estados Unidos están listos para trabajar en conjunto para hacer frente a los retos compartidos y tomar ventaja de las oportunidades también compartidas”.
Por su parte, el gobierno chiapaneco en los medios impresos sólo difundió una foto de Manuel Velasco junto a Anthony Wayne, con una escueta referencia al encuentro que indica que se “dialogó de diversos temas, entre ellos la migración”. La prioridad informativa fue la entrega en Huixtla de recursos del programa “Bienestar, de corazón a corazón” a cinco mil madres solteras de las regiones Istmo-Costa y Soconusco, donde Velasco Coello anunció que “se otorgará a las jefas de familia, una canasta básica mensual con productos alimenticios de alto valor vitamínico, para garantizar la buena alimentación de sus hijos”.
Es evidente que, de acuerdo con lo anterior, el gobernador chiapaneco desdeñó y trivializó el acto diplomático para convertirlo en un simple evento de relaciones públicas, desaprovechando la oportunidad de fijar posturas sobre los problemas que afectan al estado y de convertirse en un interlocutor confiable en aras de gestionar e impulsar programas de desarrollo y cooperación con Estados Unidos.
Wayne se fue con la certeza de que la diplomacia que se practica hoy en Chiapas, es bastante tropical.
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