¿Por qué incluir la prostitución en el PIB de un país?

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Por: Teresa Ulloa Ziáurriz*

En las tres últimas semanas diversos medios de comunicación a nivel internacional han anunciado que el dinero que produce la prostitución, el contrabando y las drogas se contabilizarán en el Producto Interno Bruto (PIB) de los 28 países que conforman la Unión Europea (UE), a partir del próximo 28 de septiembre.
De acuerdo con Jesús Rangel, en su reportaje publicado el pasado 6 de julio en Milenio Diario titulado “La prostitución sí, pero mariguana no, en el PIB de México”, explica que el argumento para hacerlo radica en que estas actividades ilícitas, en la mayoría de naciones, disparará el PIB hasta 2.4 por ciento en promedio.

Lo que significa que inflará el ingreso per cápita de la población y reducirá los niveles de deuda y déficit públicos de los gobiernos europeos, lo que favorecerá mejores calificaciones para la inversión.

Mucho se ha hablado al respecto, sin embargo, no se ha explicado qué es la prostitución.

Más allá de lo que se conoce y se ha dicho por siglos como que “es el oficio más antiguo del mundo”, considero que valdría la pena profundizar en qué es y por qué es una actividad que las naciones incluirán en sus cuentas nacionales, para solucionar las crisis financieras que no han logrado resolver ni España, ni el Reino Unido, ni Italia, ni Grecia, etcétera.

Para analizar la prostitución se requiere considerar el contexto político, social, económico y cultural.

Según Kate Mollet, es una modalidad de explotación, ejercida mediante una actividad histórica y organizada, basada en los roles sexuales… a cambio de un pago inmediato en dinero o bienes que son apropiados en una (mínima) parte por la mujer en situación de explotación de la prostitución y otras formas de explotación sexual, y frecuentemente también por terceros (en su mayor parte) organizados en torno a esta explotación.

La prostitución, según el doctor Víctor Carlos Lora, es un negocio que otorga ganancias a un conjunto de intereses y forma parte de una industria socio-económica que incorpora todas las características de explotación social, racista, étnica y sexista.

La creencia profunda y generalizada de que los hombres tienen derecho a los favores sexuales de las mujeres, implícita en la sexualidad masculina, es inculcada en hombres y mujeres desde temprana edad.

Este (supuesto) derecho y necesidad masculinos, el reconocimiento de la mujer como objeto sexual, la adquisición de los servicios sexuales por dinero, son los factores que perpetúan la prostitución.

Este mismo concepto de sexualidad apoya el comportamiento de los proxenetas (“padrotes”), al colocar el control de las mujeres involucradas en la prostitución dentro de los confines de las relaciones de dominación, sometimiento y dependencia.

La prostitución pone al descubierto un concepto de sexualidad que privilegia la gratificación masculina, por medio de un acuerdo comercial que se caracteriza por la dominación y control de parte de quien paga (el cliente), para poder acceder y utilizar el cuerpo de una persona (la mujer en situación de prostitución), a su entero gusto.

Dado el poder que el dinero otorga al cliente y las relaciones asimétricas entre cliente y la persona prostituida, la prostitución propicia brutalidad y violencia.

Entre las distintas modalidades de la prostitución encontramos el turismo sexual, la prostitución para bases militares, la pornografía, la comercialización del sexo a través de internet y los matrimonios por correo, o el pago de la novia, tradición vigente en la mayoría de los pueblos originarios de nuestro país.

Así, la prostitución se ha extendido a todos los continentes y forma parte de una vasta industria que comercializa el cuerpo de mujeres y niñas; por eso es un negocio billonario.

El panorama empeora al relacionar (aunque algunas personas digan que no hay relación) la prostitución con la trata de personas.

La globalización de la economía ha facilitado el contrabando de seres humanos para la comercialización del sexo, para crear una mega industria que mueve más de 17 mil millones de dólares al año. Por eso se requiere, pues, considerar el tema de la trata para comprender las dimensiones y características de la industria sexual en el mundo globalizado.

La trata de personas no es exclusivamente para fines de explotación de la prostitución y otras formas de explotación sexual, pues se recurre a este negocio también para la colocación de mujeres o niñas en el trabajo doméstico y otras formas de trabajo forzado, y para el rapto de niñas y niños, o para actividades del crimen organizado, mendicidad forzada y tráfico de órganos, tejidos, componentes y fluidos, inclusive para la trata de vientres de alquiler o maternidad subrogada, etcétera.

Pero, sin lugar a dudas, la mayor proporción de este multibillonario negocio ilegal es con fines de venta y colocación de mujeres y niñas en actividades de explotación sexual.

Entonces, justo porque las prácticas consumistas actuales facilitan la compra-venta de sexo y de cuerpos de mujeres y niñas como mercancías, y esto produce cantidades billonarias para diversas personas, es que se ha decidido incorporar a la prostitución al PIB de los países europeos.

El riesgo latente en esta decisión es que esto pueda abrir camino para que los países decidan legalizar la prostitución, pues ya incluida en el PIB, los gobiernos después pretenderán cobrar impuestos de esta actividad.

Lo que conllevará a legalizarla y aumentar la situación de vulnerabilidad de miles de mujeres y niñas que son forzadas a prostituirse. O a ser explotadas, porque la mayor parte de las ganancias nunca son para ellas, siempre hay un proxeneta que controla el dinero adquirido o se lleva la mayor parte de las ganancias por la venta de sus cuerpos.

Lo que significa que una vez más se intenta resolver la crisis financiera que azota Europa a través del uso, compra, y venta de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres.

No olvidemos que las armas y las drogas se venden una vez, pero lamentablemente, los cuerpos de las mujeres y niñas pueden ser vendidos una y mil veces.

Aquí la pregunta es ¿por qué incluir la prostitución en el PIB de un país? ¿Acaso la UE se está asumiendo como una instancia proxeneta? Ya Holanda lo viene haciendo desde hace varios años y con eso no ha logrado ni disminuir la explotación sexual infantil, ni la trata de mujeres para atender sus niveles de demanda.

Twitter: @CATWLACDIR

*Directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).

 

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