Nuevos partidos, degeneración política
En Chiapas experimentamos un proceso de degeneración política cuyas repercusiones golpean directamente en nuestra de por sí denigrada e incipiente democracia. Lo lamentable –y reprobable—es que tenga su génesis en las entrañas de un gobierno que mira al estado como un botín político y económico para acrecentar su poder sexenal y transexenal, y no como una sociedad habitualmente vilipendiada, ávida de justicia en todas sus manifestaciones.
El sábado pasado, en la Arena Metropolitana “Jorge Cuesy Serrano” de Tuxtla, ocurrió hasta ahora el caso más paradigmático de esa degradación política que practican nuestros gobernantes y sus aliados. Ahí, ante miles de acarreados, beneficiarios de los programas clientelares gubernamentales, tomó posesión Emanuel de Jesús Córdova García como dirigente estatal del partido Chiapas Unido.
Lo inaudito es que a ese evento acudieron a respaldar al nuevo líder, el presidente estatal del Partido Verde Ecologista de México, Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, y el propio secretario general de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, además de otros funcionarios del gabinete de Manuel Velasco como Miguel Ángel Córdova Ochoa, secretario de Desarrollo y Participación Social (Sedepas), nada más y nada menos que padre del nuevo dirigente partidista.
Emanuel de Jesús Córdova García tiene 23 años y hace apenas un mes tomó posesión en La Concordia –municipio que gobernó su papá del 2004 al 2007— como presidente de la Fundación “Unidos por Chiapas A.C”. y a cuya ceremonia acudieron diez presidentes municipales y el representante del gobernador, Límbano Domínguez Román, exalcalde de Chiapas de Corzo y actual subordinado de Córdova Ochoa en la Subsecretaría de Desarrollo Humano de la Sedepas.
El vínculo gobierno-Chiapas Unido es bastante evidente en lo estructural, en lo afectivo y hasta en lo simbólico, pues el logo del partido asemeja en formas y colores al emblema que usa la actual administración. Estas conexiones y semejanzas, por supuesto, no son casuales; representan la evidencia palmaria de una estrategia político-electoral que tiene como objetivo primordial crear partidos “satélites” del PVEM con los cuales aliarse en los comicios del próximo año y ganar mayores espacios de poder, desplazando a un segundo plano al PRI, PAN y PRD.
Como parte de esta maniobra debe juzgarse también la aparición de la Asociación Política Estatal Mover a Chiapas, que según el comunicado difundido el 16 de junio “inició formalmente su proceso de afiliación y organización de las asambleas para elegir sus órganos directivos a nivel municipal para cumplir de esta manera con los requisitos establecidos en el Código de Elecciones vigentes en la entidad y estar en condiciones de recibir su constancia como Partido Político Estatal”.
Quien mueve los hilos de esta organización es otro funcionario gubernamental: Enoc Hernández Cruz, director del Instituto de Capacitación y Vinculación Tecnológica (Icatech), el parapeto institucional desde el cual ha construido las redes clientelares de apoyo, al igual que lo ha hecho con la Fundación “Dr. Manuel Velasco Suárez”, de la cual es coordinador estatal. Hernández negó siempre las afirmaciones que aseguraban que ambas instancias tenían un propósito político, pero hoy los hechos lo desmienten categóricamente.
En nada contribuyen a la democracia estos partidos alentados desde la esfera gubernamental, pues desde ahora se definen en el discurso como pro oficialistas. Carecen de ideología, no tienen posturas definidas ante los grandes problemas del estado y sus objetivos se agotan en la gestión de apoyos para “ayudar a los grupos vulnerables”.
La creación de estos partidos “apéndice” no aporta a la genuina representación política de la sociedad y sí le saldrá muy caro al erario estatal; además de que de sus filas saldrá la nueva camada de dóciles representantes populares.
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