Migración, los zarpazos de “La Bestia”

La esperanza de partir. Foto: Elizabeth Ruiz

Ya no veremos más esa cotidiana e impactante imagen de cientos de migrantes centroamericanos montados sobre “La Bestia” alzando los brazos y haciendo la “V” de la victoria, al iniciar un azaroso viaje al norte del país en busca del perpetuo sueño americano que para muchos ha terminado en pesadilla y para otros en un amargo despertar.

Lo que sí miraremos estupefactos es a centenares de policías y soldados sellando los accesos al tren de carga, vigilando los caminos de extravío de la frontera con Guatemala y la margen mexicana del río Suchiate; también contemplaremos mil y una formas de intentar evadir los retenes, así como crecientes detenciones de indocumentados que luego serán deportados a su lugar de origen, incluido niños solos o acompañados.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, anunció como parte de las medidas de la recién creada Coordinación de Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, que ya no se permitirá a los migrantes subirse al ferrocarril que durante años ha dejado una trágica estela de muertos y mutilados, pero que para muchos también ha significado la ilusión hecha realidad de alcanzar la frontera estadounidense.

Entre los objetivos del nuevo organismo están “ordenar los cruces internacionales, atender el fenómeno de lamigración infantil e instrumentar acciones para el respeto a los derechos humanos y el tránsito seguro de los flujos migratorios”, además de “ampliar la colaboración con Centroamérica para el resguardo y repatriación de los migrantes, así como la disminución de las condiciones que alientan el fenómeno migratorio”.

Osorio advirtió también que “quien no tenga los debidos documentos para adentrarse en nuestro territorio y entrar a Estados Unidos, no podemos permitirles que estén en nuestro territorio… Pasando estos cuatro estados (Chiapas, Quintana Roo, Campeche y Tabasco) quien no tenga la visa para adentrarse más a nuestro país serán regresados”. Incluso después dijo que será en la misma línea fronteriza donde se empezará a restringir el paso de los indocumentados para “proteger su seguridad” ante delincuentes y evitar muertes y mutilaciones provocadas por “La Bestia”.

El endurecimiento de la política migratoria de México no es una decisión totalmente soberana. Fue tomada por las presiones del gobierno de Estados Unidos que experimenta una oleada de migración infantil que ha tenido como consecuencia la detención de 47 mil niños centroamericanos en los últimos nueve meses, lo cual representa un severo problema económico, social y político para ese país.

Para EU el control de la migración latinoamericana indocumentada debe darse desde la frontera México-Guatemala, para disminuir los costos de su política restrictiva y endosársela a nuestro país con la anuencia de las autoridades nacionales. A ello se debe la reciente visita a Chiapas del embajador estadounidense Anthony Wayne y de otros funcionarios de Seguridad Nacional a territorio guatemalteco, quienes vinieron a cerciorarse de los avances de los mecanismos que se implementarán para la contención de personas que huyen de la miseria y la violencia que sufren en sus naciones.

En esta estrategia nacional que se desplegará en nuestra geografía, Chiapas tiene un rol pasivo, subordinado, pues el gobierno estatal carece de una postura propia respecto del fenómeno migratorio. Lo que ha dicho Manuel Velasco sobre el asunto se queda en la alabanza al presidente Enrique Peña Nieto y sus decisiones (“Por primera vez tenemos un Presidente que le da prioridad a la frontera sur de nuestro país, impulsando un programa con visión humanista que logre una frontera más segura, más ordenada y más humana. Por eso, en Chiapas celebramos que hoy se esté dando paso seguro en la protección de cerca de un millón y medio de migrantes que cada año cruzan nuestra frontera”), y no aporta elementos de la perspectiva local necesarios ante las repercusiones que tendrá la “norteamericanización” de la política migratoria mexicana que, en los hechos, autoriza a las corporaciones policiacas y castrenses a actuar como una “patrulla fronteriza” similar a la que en Estados Unidos se dedica a hostigar y detener a los compatriotas migrantes.

Ya veremos como esa falta de visión estratégica y de ideas propias pronto se reflejará en un problema social y de seguridad con repercusiones políticas, pues la contención de la migración no se logrará con medidas coercitivas sino atendiendo las causas económicas que la originan y creando mecanismos controlados de desplazamiento que ordenen un fenómeno arraigado e incontenible.

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