Bayardo Robles, el inepto
Al asumir el cargo como secretario de Infraestructura del Gobierno del Estado, Bayardo Robles Riqué se comprometió a que la obra pública se tenía que “sistematizar y organizar” para que en verdad beneficiara a la sociedad.
Ha pasado año y medio desde entonces y lo que se palpa en la obra pública en Chiapas es una falta de planeación y de organización que está perjudicando gravemente a todos los sectores.
Carreteras de la Sierra, de los Mezcalapas y de los Altos se encuentran en reparación pero detenidas.
De las obras de “modernización” en Tuxtla Gutiérrez y en Tapachula avanzan con lentitud, pero nadie se atreve a reclamar a la empresa Techisa, encargada de la obra, porque es la consentida de Bayardo Robles.
Aquel 18 de diciembre de 2012, el secretario de Infraestructura dijo que se mantendría una red de carreteras en óptimas condiciones, porque todos la necesitamos: el productor para “que saque sus cosechas, el turista para que venga y no se vaya”.
Su carta de presentación fue la de un planeador eficiente y estupendo: “la obra pública trae progreso si se sistematiza y si se organiza bien y eso es lo que yo pretendo”.
La obra pública precisamente por falta de organización y planeación no ha traído progreso. Ha cerrado negocios y contraído las ventas en las calles, avenidas y no se diga en el Libramiento Sur en donde la vialidad está llena de baches y de polvo.
Bayardo tampoco ha sido transparente. No ha querido informar cuánto se ejerce en cada obra y a qué empresa se le asignó cada tramo. No lo hace porque ha perjudicado a sus compañeros chiapanecos de la construcción al asignar obras a empresas foráneas.
¿Por qué sostener a un funcionario tan inepto? ¿Por qué mantenerlo en el cargo cuando es evidente que no ha sabido cumplir su palabra?
Porque su nombramiento no obedece a cuestiones locales, sino federales. Allá están sus amarres. Su carta fuerte. Su verdadero jefe. De eso se jacta.
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