PRD, una galería de claroscuros
La respuesta salió de la voz ronca, profunda, clara, y trazó la vía del antes y la actualidad del PRD chiapaneco en su relación con los gobernadores en turno y su compromiso ciudadano.
Aquí se requiere un administrador, yo no llevo ni las chequeras de mi casa; toda mi vida me he preparado para asumir decisiones políticas y proyectos públicos, que involucran el bienestar social; decisiones como ésta con la que rechazó y le digo no tu propuesta.
Las palabras del extinto y bien recordado perredista, el doctor Gilberto Gómez Maza cayeron como trueno incesante en los oídos de Pablo Salazar Mendiguchía, quien balbuceó por algunos momentos frente a quien fue uno de los últimos y más emblemáticos representantes de la resistencia auténtica del PRD y de la izquierda histórica de Chiapas.
En el fondo, el ex gobernador emanado de una alianza impulsada por el PRD tenía la certeza de que su proyecto de someter al partido enfrentaría las convicciones graníticas del doctor, pero debía concluir el trámite para cerrar el incumplimiento de su acuerdo que planteaba que el Partido del Sol Azteca ocuparía en su gobierno, al menos una secretaría.
Aquel día, Gómez Maza le rechazó la dirección del Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores del Estado de Chiapas (ISSTECH), porque se había establecido que el PRD ocuparía la secretaría estatal de Salud. Bocajarro el político y luchador social nacido en las hogueras del 68 le expuso que la propuesta del partido pugnaba por un proyecto gubernamental de desarrollo social integral, principalmente en beneficio de los pobres y marginados. Que el PRD no buscaba cargas ni chambas temporales.
El rechazo de Gómez Maza delimitó las fronteras ideológicas del ideario perredista acordado en 1988 y prevalecientes en ese momento, hasta el actual partido copado por negociaciones, complicidades y corrupciones, cuyo último peldaño lo acomodó Juan Sabines Guerrero para los fines gubernamentales que continúan con el gobierno de Manuel Velasco Coello.
Perredistas como Gabriel Gutiérrez Ávila y Arturo Luna que aceptaron cargos de segundo nivel, se adhirieron a Pablo Salazar y actuaron desde el gobierno como auténtica oposición de aquel PRD.
Fue la transición que arrancó a David Santiago Tovilla. Lo situó en la vocería del gobierno con la que viajó por el mundo, junto a Salazar, en una suerte de caro anheloque el ex titular de Comunicación Social tuvo desde sus orígenes modestos.
David paladeó el poder en casi todas sus manifestaciones y se distanció de Gómez Maza. Seis años después las veleidades de la política lo colocaron en la huida y lossaltos de mata donde dejó presuntas militancias y regresó a su condición grisácea y anónima.
El PRD chiapaneco, tuvo sin embargo, episodios de luchas y defensas como izquierda auténtica crítica y contestaría cuando enfrentó los botines aplastantes y dictatoriales de Patrocinio González Garrido, un empecinado del poder que no aceptaba disparidades ni juicios contrarios.
Jack Demóstenes González y Querubín Mayorga Penagos, de personalidades contrapuestas, fueron sin embargo, quienes mantuvieronlas barricadas contra el descendiente de Tomás Garrido Canabal.
No les quedó otra, porque en aquella década del 90, que destacó con la guerrilla zapatista, el papel del PRD era de total oposición contra un régimen que ni los oía ni los veía.
Jack adusto, malcarado y respondón y Querubín dicharachero y bufonesco, dejaron las filas opositoras e integraron después el partido estatal Democrático Chiapaneco, que al final los sepultó y los dejó en la vagancia política.
En el PRD abrevó Óscar de León, quien al perder la candidatura de diputado local ante el tzotzil Domingo López Ángel, se alió al gobierno con quien cimentó acuerdos políticos que hoy se extienden a sus hijos, colocados estratégicamente en las estructuras gubernamentales.
De aquel partido naciente en 1989 quedan anécdotas de su infancia idealista, cuandosus impulsores reunían 20, 30 pesos para la jornada del día; el militante- promotor busca que ese día no faltara la comida en casa mientras desempeñaba su activismo comunitario.
El locuaz Carlos Bertoni Unda y Jorge Moscoso Pedrero estuvieron y dirigieron el partido del Sol Azteca, con sus aciertos y representaciones políticas. Ya no figuran Se lapasan haciendo proyectos y escribiendo algunos textos del acontecer político.
Estas actividades reflejan, en cierto modo a otros que asumiéndose críticos y nacidos en la izquierda, escriben sobre remembranzas apolíticas no comprometedoras, cuidándose de no incomodar al gobernante en turno o las autoridades de las que dependen.
Se muestran complacientes con los de arriba y un tanto severos con los intermedios,cuando en su calidad de pergeñadores intentan alguna vez mostrar los rostros de la inconformidad, pero vuelven a su letargo cómodo y complaciente como en realidad conciben y viven existencia, porque así conviene a sus intereses personales.
Este PRD cínico que olvidó sus orígenes al imponer al priista Luis Raquel Cal y Mayor Franco en la cabeza, y dejarse domeñar por las aspiraciones de relevo de César Espinosa, ambos metidos en intereses y lineamientos gubernamentales. Estos dos en nada recuerdan a los perredistas de cuño Agustín Rubio y Rubicel Ruíz, críticos y activistas sociales, que movidos por la pasión y la temeridad también, pagaron con su vida su auténtica oposición y su sentido de la izquierda crítica contra los malos gobiernos.
El PRD chiapaneco en su otra ala, con las diputadas Alejandra Soriano Ruíz y Hortensia Zúñiga Torres, exponen incongruencias e incongruencias.
La primera con sus actitudes y acciones críticas que no consiguen disipar su pasado como titular del Registro Civil del gobierno de Juan Sabines Guerrero, a quien hoy acomete como el peor engendro político, sin que por cierto, exagere nada en absoluto.
En Zúñiga Torres, con su dislate al citar la obra literaria de Gabriel García Márquez, resume ignorancia, estulticia e incultura, como imagen fiel de la mayoría de quienes se ostentan como representantes populares.
La galería del PRD chiapaneco es de claroscuros. Tuvo a sus personajes personalidades, como actualmente a sus personajillos que aparentan una vida política y personal diametralmente distinta, lesiva y ofensiva en estos tiempos ciudadanizados y de aperturas. Esta realidadde absurdos políticos permea y sustenta a otros partidos a los cuales se mostrará en otra oportunidad.
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