Periodistas, resistencia al sometimiento y servilismo

Belisario Dominguez, en el Parque de La Libertad, Chiapas. Foto: Chiapas Paralelo

Belisario Dominguez, en el Parque de La Libertad, Chiapas. Foto: Chiapas Paralelo

El oficialista Día de la Libertad de Expresión transcurrió  sin conmemoraciones ni festejos entre los periodistas profesionales de Chiapas.

 Éste fue el  segundo año consecutivo que el gremio de tunde máquinas rechazó e ignoró tal fecha, por la carga histórica que representa la relación perniciosa prensa-poder.

  A propuesta de un grupo  trabajadores de los medios de comunicación, en  julio del año pasado  la actual  LXV Legislatura local decretó el 7 de octubre, día del asesinato  del Dr. Belisario Domínguez Palencia, como el  Día  Estatal de La Libertad de Prensa y Expresión en Chiapas,  en sustitución del tradicional 7 de junio.

    Este cambio  es significativo y trascendente, porque  de inicio reconoce la aportación de los  valores de El Paladín  de la Palabra Libre, cuya voz sigue clamando a la conciencia de quienes  se asumen como  servidores públicos y  oficiantes de la información y de la crítica periodística.

  Es  también el reconocimiento de los pulsadores de  la pluma periodística  al ideario, el compromiso social y humanista del ilustre chiapaneco, médico, político y periodista emblemático.

     El decreto  debe asimilarse  como una lucha más del gremio periodístico  contra la cultura del sometimiento y el  servilismo de la prensa  al Estado y sus gobiernos.

    Debe además observarse como una posición   de resistencia contra esa relación siamesa, investida  de complacencias, silencios, complicidades y corruptelas.

  Esta relación perversa y cruel  es raíz de tantos males en  México, porque aplasta y vulnera de  tajo,  los otros  derechos fundamentales y humanos  al impedir el libre tránsito de las ideas, de  las críticas y las denuncias, que son piedras angulares de todo proceso democrático.

   En este escenario prensa-poder  es donde  se preparan los ataques más feroces  contra quien se rebela u  opone a los dictados del gobernante en turno. Basta una orden para  mostrarlo  y hundirlo como el mortal más miserable.

   Al decretarse en Chiapas el 7 de octubre como   Día  Estatal de La Libertad de Prensa y Expresión  se exalta esta libertad como el cimiento  para construir,  cada quien desde sus responsabilidades y posibilidades, una sociedad y gobiernos  justos y democráticos.

  La preciadísima  libertad de prensa y expresión- que los padres de La Ilustración  ejercieron como oposición al poder absolutista, como herramienta revolucionaria- es un derecho tutelado por La Constitución Política federal y reconocido por  organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.

   Esta libertad tiene  carácter integral e interdependiente con  las otras prerrogativas fundamentales. Con la libertad se  logra todo, sin ella no se consigue nada, porque es una de las palancas  que ha guiado los cambios de la humanidad en su proceso civilizatorio.

   Los periodistas profesionales  saben que el derecho  a decir y escribir  debe fundarse en la  certeza de que la crítica es el ingrediente  del ejercicio de su labor,  así como que la complacencia y la indiferencia funden el mineral que corroe y detiene su marcha.

Así como  el periodismo es esencialmente  anti poder, una herramienta que se engrasa a diario- para  lanzar sus agudas lanzas, en las realidades y  con las aportaciones de la ciudadanía, a la finalmente  corresponde la práctica plena de la libertad de  expresión.

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