El fútbol en pantalla gigante

Foto: Sandra de los Santos/ Chiapas PARALELO.

¿Le gusta el fútbol? A mí también. Me gusta ver el fútbol, me encanta ver a niños y niñas jugar en las calles con piedras como porterías, en donde no hay fuera de lugar, ni árbitros de por medio y se entienden las faltas cuando todos gritan al mismo tiempo que alguien cometió una, y se tiene que hacer algo para emparejar el juego.

También me gusta ver los partidos que se juegan en las canchas de fútbol de la colonia y los municipios. Son buenísimos.

Alguna vez jugué fútbol, lo admito soy malísima, pero por intención no quedó. Era defensa. Después supe que a las personas que somos muy malas en ese deporte nos mandan a esa posición o de porteros. Luego entendí que hacer eso es algo ignorante porque no se le da la importancia debida a esas posiciones, y si no pregúntenle a Guillermo Ochoa.

Me gusta ver los partidos de fútbol de la liga mexicana. Le voy al Cruz Azul –Si, si, al Cruz Azul algún día ha de ganar-. Eso de que el “fútbol nos une” a mí familia le va muy bien porque eso pasa cuando vienen los partidos de finales.

Lo que no me gusta del fútbol es la exagerada comercialización que se da en torno a ese deporte. La forma en cómo las televisoras, empresarios y hasta gobierno han metido mano y han hecho un lado un deporte generoso, y lo más lamentable es que pasa en diferentes niveles. Desde las ligas municipales hasta en el mundial. Las personas que terminan echando a perder el fútbol son quienes ni siquiera tocan el balón, y no hablo de las y los aficionados.

Se me hace excesivo los comentarios que culpan el mundial de fútbol de ser una cortina de humo para lo que en este momento sucede en diferentes partes del país. El problema, considero, no es el mundial, si no la falta de construcción de ciudadanía. ¿En serio piensan que es por el mundial que las personas no hacen nada en contra de las reformas estructurales del país? ¿Si no estuviera, hicieran algo?

Es cierto que los diferentes niveles de gobierno aprovechan situaciones coyunturales, como el mundial, para tratar de recuperar la popularidad perdida –las pantallas en diferentes municipios de Chiapas da muestra de ello- . Que el triunfo de la selección mexicana nos deja optimistas en muchos sentidos y a veces ese optimismo nos nubla la vista. Pero, si eso sucede es porque necesitamos trabajar más en la construcción ciudadana, en la información, no porque exista un mundial de fútbol.

En tanto la ciudadanía no se reconozca como personas de derechos. Seamos una sociedad participativa, con información y conocimiento, bien podría haber mundial o no y la situación seguiría igual.

Con una ciudadanía empoderada disfrutaríamos el mundial, tal vez, de una manera diferente. Tendríamos clara nuestras prioridades y obligaríamos a las y los servidores públicos a tenerlas también.

Foto: Sandra de los Santos/ Chiapas PARALELO.

El colocar las villas futbolísticas en diferentes municipios con recursos públicos me suena a comprar una pantalla gigante para la casa cuando no se tiene para la colegiatura, o no se ha pagado la renta. Teniendo todas esas carencias es imposible ver el partido de buena gana aún así sea en una pantalla gigante. Aquí y en todos lados se llama imprudencia, ser un mal administrador, pensar a corto –muy corto- plazo y no tener clara las prioridades.

A mí no me molestan las pantallas gigantes, lo que me molesta es que haya sido un recurso desesperado del gobierno de Manuel Velasco Coello por recuperar una popularidad que se nota va perdiendo, y que sea con cargo al erario. Me molesta confirmar que quien está administrando nuestra casa no tiene clara las prioridades, y que además no nos rinda cuentas. ¿Cuánto salió la colocación de esas villas en diferentes municipios de Chiapas?

Al igual que miles deseo que México gané ante Croacia el próximo viernes. También deseo que seamos una ciudadanía empoderada y participativa. Y que todos y todas tengamos clara nuestras prioridades.

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