Cruzada Contra el Hambre, el oprobio y la burla institucional
La Cruzada Nacional contra el Hambre, iniciada en mayo del año pasado en Chiapas, pasó del anunció institucional al oprobio y burla para las comunidades en situación de miseria y pobreza.
Es también una afrenta contra los empleados promotores, que irónicamente hoy están más necesitados y hambrientos, por la retención salarial de hace meses y los préstamos a que recurren para sustentar sus hogares.
La Cruzada lanzada aquí por el presidente Enrique Peña Nieto, acompañado del ex presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, muy pronto adquirió tintes de plataforma política con perspectiva electoral anticipada.
En el vértice de las acusaciones está el coordinador estatal de la Cruzada Contra el Hambre en Chiapas, Rodolfo Eligio Molina Monterrosa, dependiente de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social, que encabeza Eduardo Zenteno Núñez.
Molina Monterrosa, expuesto como fanfarrón y prepotente, es acusado de atrasar las peticiones y necesidades comunitarios, por sus pretensiones de instalar su propia estructura laboral y de complicidades en los espacios del programa con fines electorales.
La conducta del funcionario federal pone en riesgo que las solicitudes de prioridades recabadas por comités comunitarios no ingresen a los ayuntamientos municipales para la ejecución de apoyos.
La Cruzada Nacional contra el Hambre, derivado del programa brasileño Cero Hambre, fue activado en Chiapas para enfrentar el hambre y las necesidades emergentes.
Para tales fines se contrataron más de mil 500 promotores y algunos coordinadores regionales, además se constituyeron 7 mil 552 comités comunitarios en los 55 municipios más pobres.
Se elaboraron más de 6 mil diagnósticos en las que las familias definirían sus demandas emergentes para su atención institucional.
A unos meses del lanzamiento del programa presidencial, los promotores denuncian que La Cruzada cayó en la declaración y la frustración, y se redujo a una burla en contra de los más pobres y necesitados.
Debido a que las necesidades planteadas no se consideran en los indicadores de pobreza de la Secretaría de Desarrollo Social en el estado, se planteó a la dependencia federal en la ciudad de México, la creación de nuevos indicadores sujetos la realidad social.
La respuesta de Víctor Manuel Tapia Castañeda director general de Desarrollo Comunitario fue reveladora y sin tapujos: “No inventen, apéguense a los indicadores que les enviamos, y las demandas de la gente póngalas al final».
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