Chiapas, “cabeza de playa” del PVEM
Cuando Manuel Velasco Coello triunfó en las elecciones locales del 2012, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) no sólo ganó su primera gubernatura, también obtuvo una trascendental posición de poder para operar su estrategia política nacional y consolidar sus nexos con importantes grupos económicos aliados.
En este sentido, muchas de las decisiones políticas, de gasto e inversión que toma el gobierno de Chiapas se hacen en función de los intereses estratégicos de ese partido que funciona como agencia electoral, cuyos dueños son Jorge González Torres y Jorge Emilio González Martínez (“El Niño Verde”), y sus gerentes Arturo Escobar y Vega, vocero nacional, Jorge Legorreta Ordorica, secretario ejecutivo y Diego Guerrero Rubio, secretario técnico.
Dos de los grandes beneficiarios de esta red de compromisos son las televisoras más importantes del país, Televisa y TvAzteca, a quienes el PVEM ha cedido candidaturas para el Senado de la República y el Congreso federal, y hoy sus representantes conforman lo que se ha denominado la “Telebancada”, entre ellos el senador tapachulteco, Luis Armando Melgar Bravo, presidente de Fundación Azteca en Chiapas.
No es casual entonces la fuerte presencia del duopolio televisivo en el estado y la preferencia que se tiene hacia ambas empresas de comunicación a la hora de los contratos publicitarios. Y tampoco es extraño que sean favorecidas en su incursión a otro tipo de negocios como el deporte, la banca, el espectáculo y energías alternativas.
En el ámbito político, la cúpula del PVEM ha hecho de Chiapas “cabeza de playa” en su propósito de expandirse electoralmente en el sureste de México. Desde aquí opera iniciativas de respaldo a fuerzas políticas afines para ir fortaleciéndose en su zona de influencia. Por eso la presencia reciente del gobernador Velasco en territorio tabasqueño a donde acudió como orador principal del 45 Aniversario luctuoso de Carlos A. Madrazo, un evento organizado por priístas que buscan reunificarse y concretar alianzas con otros partidos para recobrar el poder que perdieron ante el Partido de la Revolución Democrática.
Bajo estas circunstancias, es entendible por qué el “Verde” va por el carro completo en los comicios del 2015. Ganar las elecciones municipales, del Congreso local y de diputados federales, consolidaría su poder político en el estado y prepararía el camino para que en el 2018 el nuevo gobernador salga de sus filas.
Refrendar la gubernatura le permitiría a la camarilla del PVEM mantener sus privilegios, usufructuar recursos del erario, aceitar las oportunidades de hacer negocios al amparo del poder y garantizar la expansión de los grupos económicos aliados.
No hay algún dato que nos muestre una tendencia contraria a lo expuesto; los “verdes” son pragmáticos, frívolos y desdeñan los valores democráticos, y así se seguirán conduciendo en aras de ensanchar su capital político. El riesgo está en que en su afán de concretar su estrategia de poder regional, del estado salgan recursos para financiar campañas en entidades vecinas que mengüen aún más las de por sí disminuidas arcas públicas.
Chiapas no debe ser botín de ninguna élite política o económica depredadora.
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