¿Es Viable la Censura Gubernamental a las Redes Sociales?
En los meses finales de 1987 Carlos Salinas de Gortari fue designado candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional; con fama de tecnócrata no era visto por la clase política nacional como un político tradicional por su formación profesional técnica y además en universidades extranjeras, por no haber accedido nunca antes a un puesto de elección natural y por su juventud.
Este último hecho desplazó a toda una generación de políticos que de pronto se vieron rebasados por personajes afines a la formación técnica del futuro presidente. Algunos de ellos se rebelaron contra la designación y fundaron un partido político. Pero se acusa a Joaquín Hernández Galicia; “La Quina” de haber patrocinado la edición de un libro que sacaba a la luz un pasaje de la infancia del entonces candidato.
Se dice que el libro desapareció de todos lados, que en la hemeroteca nacional no se encuentran las ediciones de los diarios de ese día, hasta la fecha de hoy.
La censura gubernamental funcionó.
Pero en la actualidad si “googleas” el asunto, rápidamente el buscador te da 3,640 resultados en pocos segundos.
¿Cuánto hubiera dado la oposición de 1987 por tener a internet como una herramienta contra la censura?
Por otro lado, los noticieros nocturnos, -los estelares de la televisión mexicana- son minutos más, minutos menos, a las diez y media de la noche y están pensados como un programa que resume las noticias más importantes del día.
“Con las redes sociales y la velocidad con que propagan información, los noticieros nocturnos parecen ya de la prehistoria”, me dijo un respetado periodista local independiente.
Las conclusiones de estas dos anécdotas son que la información no se detiene, que es más veloz que hace algunos años y que si la “información es poder” quien la posee ahora no necesariamente tiene el oficio de periodistas -o lo es, pero también se ha convertido en activista social y líder de opinión- que se ha convertido en un referente para su comunidad.
Y es un referente con una característica: con las redes sociales no depende de la prensa escrita y por lo tanto la única línea editorial que respeta es la que le dictan sus valores.
Por ese motivo, la prensa escrita se encuentra en una crisis -cabe decir que no solo la de México- porque aún y con todos los problemas que acarrea la falta de veracidad que en algunas ocasiones tienen las redes sociales, la gente las prefiere para informarse y lo hace por cada vez más por medio de las redes sociales y a través de su iPhone, su BlackBerry, su Tablet o cualquier otro dispositivo móvil.
Un dato ilustra esta situación; el emblemático rotativo The New York Times ha reducido en menos de un millón de ejemplares diarios su tiraje, pero en cambio; el sitio web recibe más de 30 millones de visitantes al mes.
En ese sentido, ¿Cuantos chiapanecos nos informamos ya desde la conexión de internet la oficina?, ¿Cuántos seguimos y preferimos a los informadores nacionales y estatales desde las redes sociales por la información en tiempo real que proporcionan?.
Bajo este escenario, la circulación de un periódico impreso seguramente está a la baja; este hecho impacta a los trabajadores porque se requiere personal más especializado en diseño y en redes tecnológicas. Pero en el fondo el impacto va también en dos sentidos:
- Con las redes sociales hace inútil el pago de prebendas a los empresarios periodísticos porque la información fluye por otro lado y por tanto, la censura no funciona como antaño.
- Lo anterior ha provocado –como una reacción primera- una censura a los contenidos de internet y lo que libremente se expresa a través de las redes sociales.
Por eso es un hecho que muchos gobiernos del mundo intentan con leyes o con tecnología de punta controlar el internet o bloquear los contenidos como anteriormente se buscaba controlar cualquier medio de comunicación tradicional.
A la fecha esa censura no ha sido posible o es incompleta.
Entre otras causas por la velocidad con la se maneja la información y porque esta se divulga también más rápidamente y se almacena, ya no en las bodegas de una televisora o de un periódico; sino en el disco duro de la computadora de cualquier ciudadano.
En este sentido, la censura gubernamental a las redes sociales a pesar de que es posible, en el largo plazo es inútil.
Lo que sí es evidente es que las redes sociales tomaron por sorpresa a la clase política nacional -y mundial- que no ha podido reaccionar a los efectos de la información inmediata que ofrecen las redes y que prefiere censurarlas.
Craso error, aparecerán más redes y la información fluirá más rápido. Censurarán las nuevas y aparecerán otras, formando así un círculo vicioso de nunca acabar.
Lo sensato para la clase política es convivir con ellas, usarlas como herramienta de promoción de acciones, como medio de divulgación de los programas y las acciones de gobierno y dejar de verlas como enemigas de la acción gubernamental.
Correo: geracouti@hotmail.com
Twitter: @GerardoCoutino
Sin comentarios aún.