Matrimonio igualitario en Chiapas

Por Senador Zoé Robledo

La experiencia de ser chiapaneco se define con un concepto: Diversidad. Somos chiapanecos porque somos diversos. Porque 3 cada 10 hablan un idioma distinto al castellano. Porque 4 de cada 10 profesan una fé distinta a la católica. Porque 3 de cada 10 son parte de una etnia. Esta diversidad, motivo de orgullo de los chiapanecos, se traduce en un reto para nuestra entidad: la búsqueda de la igualdad.

¿Cómo se alcanza esta igualdad? La respuesta es siempre una: Desde las instituciones. Según el economista Douglas North las instituciones son las reglas de juego en una sociedad que estructuran las interacciones humanas; crean orden y reducen la incertidumbre. En ese sentido la igualdad, como aspiración de cualquier forma de progreso social, sólo puede ser alcanzada con el cambio institucional. En otras palabras, las sociedades son como los individuos en la etapa de la adolecencia; crecen todos los días, sufren cambios y transformaciones. Las instituciones deben ser trajes a la medida, que deben adaptarse en funsión y al ritmo de las sociedades. No podemos pensar al revés. Que las sociedades deben compartarse y adaptarse a lo que dicen sus instituciones sobe ellas.

¿La nuestra es una sociedad cambiante? Sí. Para muestra unos botones con datos del INEGI: De 2000 a 2011 en el país el porcentaje de líderes de familia que son mujeres creció de 20.79% a 23.9%. La tasa global de fecundidad en México (relación que existe entre el número de nacimientos y la cantidad de población femenina en edad fértil) pasó de 3.9 en 1985 a 2.3 en el 2011. Un dato adicional:  Según CONAPO hay una transformación de los hogares en México, hoy además de las familias tradicionales existen otro tipo de hogares, entre los que se incluyen; los hogares extendidos, unipersonales, madres solteras, corresidentes y parejas del mismo sexo que viven juntas.

¿Cómo lograr que las transformaciones y evoluciones sociales tengan un asidero institucional? Ya lo decía el comediante Groucho Marx «El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.» Lo cierto es que el matrimonio, para algunos es la institución social básica, mientras que para muchos otros es derecho humano fundamental. En consecuencia debe adaptarse al desarrollo humano por una simple razón: las sociedades evolucionan y se transforman a un ritmo más veloz que el cambio institucional. La única forma de lograrlo, para garantizar orden y certidumbre de manera igualitaria, es eliminando las exclusiones. Este es el caso del matrimonio igualitario que hoy se discute en el Congreso de Chiapas.

La experiencia internacional es basta respecto a eliminación de las exclusiones a partir de las preferencias sexuales de las personas, tal es el caso de Holanda, España, Noruega, Argentina, Uruguay y Francia, entre otros, y en estados de nuestra República, varios han avanzado en ese sentido como lo son Quintana Roo, el Distrito Federal y Colima.

En todos los casos, la lógica es que el matrimonio no puede ser visto exclusiva, y excluyentemente, como la convivencia hombre-mujer cuyo único propósito es la procreación. Si así lo fuera la esterilidad sería una limitación legal para poder constituir un matrimonio. El tema del matrimonio igualitario es un paso progresivo, incluyente y benéfico; que no perjudica, sino que amplía una sociedad de derechos. Es una apuesta por la libertad y la tolerancia. Esa es la razón principal para que esta institución deba armonizarse con la realidad social de nuestra comunidad. La unión conyugal debe ser un mecanismo incluyente, que reconozca la diversidad sexual existente, por medio del cual dos individuos –de igual o diferente sexo– que tengan un proyecto de vida en común, puedan unirse y ser reconocidos por el Estado –con los derechos y obligaciones que surgen esta acuerdo de voluntades.

Ver en el matrimonio un vínculo legal para que dos personas, sin importar su preferencia sexual, puedan unirse, es una afirmación categórica de la igualdad jurídica que nuestro estado tanto necesita para que las personas respeten y sean respetadas, sin importar etnia, género, edad, condición social, religión u orientación sexual.

Las leyes chiapanecas deben reconocer y adaptarse a la diversidad de su sociedad, como ya lo hacen al respetar los usos y costumbres de las comunidades indígenas, o como lo hicieron en el pasado, al modificar las leyes definían esta institución como una unión indisoluble y con obligación de obediencia para las mujeres.

La oportunidad se presenta con la iniciativa de matrimonio igualitario, presentada el 7 de marzo de 2014 por la diputada Alejandra Soriano Ruiz, presidenta de la Comisión de Equidad y Género del Congreso del estado. Este proyecto define al matrimonio como la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua.

El artículo primero de la Constitución Federal prohíbe, de manera específica, toda discriminación motivada por las preferencias sexuales; asimismo, el artículo segundo del Código Civil de Chiapas, precisa que el varón y la mujer son iguales ante la ley; por lo tanto, uno y otro tienen igual capacidad para adquirir derechos y obligaciones. Así, según la legislación federal y local, las preferencias sexuales no pueden restringir la adquisición de derechos en ningún caso, por lo que el apartado referente al matrimonio debe actualizarse para que esté en armonía con el sentido incluyente de éstas normas jurídicas.

La verdadera igualdad en Chiapas sólo se puede lograr si se ofrece seguridad jurídica a todos los individuos de nuestra comunidad, reconociendo los derechos a quienes deseen unirse en matrimonio, sin importar su género. Todas las personas son iguales ante la ley y deben tener los mismos derechos sin que exista discriminación alguna. Si el reconocimiento de los usos y costumbres de las comunidades indígenas fue un logro para nuestro estado, el formalizar jurídicamente las uniones entre personas del mismo sexo en forma de matrimonios, será también una victoria para la diversidad chiapaneca y su búsqueda de una legislación de avanzada, para lograr una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad de derechos y libertades.

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