La Curva de Aprendizaje y el Principio de Peters en Chiapas: ¿Qué Llegó Primero?

Coraje, impotencia, hartazgo y un sinfín de calificativos más se han ganado algunas de nuestras autoridades.

Son ya varias administraciones municipales, una estatal completa y lo que va de la actual que las calles de las principales ciudades se encuentran desechas y con un caos vial que cuando quiere arreglarse parece que complican más las cosas.

Los capitalinos acostumbrados a no hacer más de 15 minutos para llegar a cualquier lugar; de repente nos hemos encontrado con enormes congestionamientos viales, por lo que han tenido que replantear muchas de sus actividades cotidianas, por ejemplo levantarse más temprano para la escuela de los hijos, para llegar a su centro laboral o simplemente para realizar visitas de trabajo.

Tuxtla -o mejor dicho su gobierno- no ofrece una buena gestión para el transporte urbano, ni validables para el transporte privado, mucho menos se fomentan otras alternativas como el transporte en bicicleta. Esta última por ejemplo es impulsada por ciudadanos comprometidos con la comunidad.

Obviamente no puede negarse que mucho de estos problemas de crisis urbana tienen que ver con el crecimiento urbano, que generalmente obedece a la migración campo-ciudad, al crecimiento poblacional natural y como consecuencia de ello, el aumento de la mancha urbana.

Esa es la causa primera de los problemas de Tuxtla Gutiérrez. Pero luego derivó en urbanización no planificada que ha tenido gran impacto en el medio ambiente, en pésimos sistemas de drenaje, en insuficiente capacidad pluvial.

El asunto es grave porque traspasa las cuestiones de gestión del transporte y de contención de la huella ecológica.

En el fondo lacera la capacidad de desarrollo capitalino.

Inhibe la capacidad de hacer negocios, sean estos grandes o pequeños, sean realizados por empresarios o por emprendedores.

¿Cómo le va a los hoteleros del centro, los comerciantes, etcétera?

¿Con que argumentos atraeremos inversiones a la capital y a nuestras ciudades principales?

En pocas palabras, ¿De qué manera vamos a ser competitivos si nuestras calles se deshacen, los trasportistas protestan y a cada rato colapsan las vías rápidas?

Hago la pregunta porque las ciudades del mundo están inmersas en varios procesos evolutivos. Algunas privilegian los aspectos ecológicos, otras fomentan el transporte alternativo, algunas el consumo de energía limpias y otras más la agricultura urbana.

Obviamente las de países más desarrollados fomentan todo lo anterior al mismo tiempo.

Pero la tendencia es buscarle una vocación a las ciudades. ¿A cuántos años luz está Tuxtla Gutiérrez de eso?

En ese sentido, las ciudades del mundo están inmersas en un concepto llamado “City Branding”. Que son conceptos que promocionan la imagen de una ciudad hacia un mercado objetivo porque se asume que la ciudad a promocionar compite con otras ciudades por el mismo mercado objetivo.

La competencia es por el turismo, los recursos humanos, las inversiones y las empresas.

De manera que salta la pregunta: ¿Qué vende Tuxtla con sus calles despedazadas, su caos urbano, sus marchas, y sus paros de transportes?

Claramente se ve que a nuestros políticos les falta oficio y visión. Es decir la gestión pública no se trata solo de administrar problemas, también se necesita gestionar el desarrollo futuro.

Al observar nuestras calles, el caos urbano y los embotellamientos inevitablemente pensamos que no se aprendió la lección del programa “viva el centro”. Se ha vuelto a repetir la historia.

La actual administración capitalina que ya lleva casi años y medio en el cargo ha resultado una carga para la ciudadanía porque su curva de aprendizaje ha sido muy larga considerando que la comuna solo cuenta con tres años para demostrar resultados.

El término curva de aprendizaje describe un proceso de conocimiento que se aprende con el tiempo o sobre la marcha. Por lo que es necesario que se tenga la aptitud de aprender rápido.

Obviamente nadie nace siendo experto. Pero quienes tienen una responsabilidad pública tienen la obligación de aprender rápido porque las decisiones que toman afectan a la ciudadanía.

Al contrario, al observar la falta de planeación urbana; tal parece que los capitalinos vemos sufrir a nuestros dirigentes lo que en honor a Laurence J. Peter se conoce como el “Principio de Incompetencia de Peter”.

Es decir, la incompetencia se genera cuando se selecciona para un mejor puesto a una persona que ha mostrado eficacia en su función actual. No se toman en cuenta sus habilidades y si estas son aplicables para la nueva función.

En la política y la administración pública, -por lo menos en México- es obvio que no eres seleccionado para un puesto de acuerdo a tus habilidades. Lo eres porque te recomendó una persona influyente, porque eres un junior, porque eres amigo de los políticos o del grupo de interés del gobierno en turno.

De manera obvia más temprano que tarde llegarás a fallar en tus responsabilidades, o como dice Laurence J. Peter a ser promovido hasta que sea evidente tu nivel de incompetencia.

Por eso, el observar el deterioro urbano y la falta de alternativas para resolverlos, es lo que le dio título a este artículo.

Ya no sé qué fue primero: no se ha superado la curva de aprendizaje y el periodo constitucional se agota, nuestros dirigentes alcanzaron rápidamente su nivel de incompetencia o las dos cosas al mismo tiempo.

Lo cierto es que estos errores afectan la credibilidad de los políticos y sobre todo inciden de manera negativa en las actividades cotidianas y por tanto afectan la convivencia social, la imagen de la ciudad y su vocación productiva, la mandan a la cola de la competencia global entre ciudades y los ciudadanos seguimos sufriendo las consecuencias.

No hubo ni curva de aprendizaje y sufrimos la incompetencia directiva.

¿Veremos un costo electoral?

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com