El PRD en Chiapas: «Estacionado en el fracaso…»

Marcelino Núñez Pérez.

PRD, fracturado

La semana que terminó ayer, estuvo saturado de eventos de las tribus que se disputan la dirección política del PRD en el Estado de Chiapas, haciéndose acompañar de algunos jefes de las hordas en el nivel nacional. Todos se hacen pasar por demócratas, que luchan por la unidad del partido; pero, sobre todo, subrayan que la lucha hoy es, por el rescate del PRD, su autonomía e independencia del gobierno.

Antes del año 2000 ya se vislumbraba, aunque no era muy notorio, el rumbo que llevaría el partido. A partir de la nominación de Pablo Salazar al gobierno del Estado fue muy evidente el cambio que se dio al permitirle manejara a su antojo con gente de su confianza toda la prerrogativa del PRD para campaña electoral, dejando sin recursos al partido.

Recuerdo que en la campaña presidencial del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, estuvimos muy activos las estructuras estatal y municipales, había recursos que mandaban de México. Pasada la elección federal, las estructuras del PRD quedaron inmovilizadas y relegadas totalmente por la estructura electoral del candidato al gobierno del estado.

Durante el gobierno de Pablo, empeoró aún más la situación. La democracia interna de la que se hablaba mucho y se procuraba practicar al interior del partido desde su fundación, había sufrido un revés, a partir de otras formas de organización y toma de decisiones que fueron imponiéndose.

Mucho tiempo desde la izquierda opositora al mal gobierno, le criticamos al PRI su anacrónica y antidemocrática forma de actuar contra las minorías políticas y contra la mayoría de los mexicanos. Sin embargo, hoy, con tristeza vemos al partido de izquierda más importante en el país, estacionado en el fracaso, por errores muy graves en la selección de candidatos externos.

Los estatutos del PRD establecen las candidaturas externas y las características de los personajes que deba nominarlo como su candidato, además el compromiso de asumir el cargo de elección popular tomando en consideración la política programática del partido. En ninguna parte del estatuto dice que pueda nombrarse candidato a ex priistas traidores y bandidos que abandonan su partido porque no le cumplieron su capricho.

Eso fue lo que pasó en Chiapas durante los dos sexenios pasados, nominar como candidatos y hacerlo gobernadores a dos bandidos.
De manera que no será nada fácil sacar al partido del atolladero, por más frentes que se formen para su rescate, mientras el enemigo siga apadrinándolos y no haya una autocrítica y un claro reconocimiento de los ex funcionarios de la gran contribución que tuvieron desde el gobierno para llevar al partido en la situación en la que se encuentra hoy en día.

No deben las personas vestidos de rescatistas sorprenderse de lo que otro hace hoy para apoderarse de la dirigencia del PRD, con apoyo económico y logístico desde palacio de gobierno, si ellos fueron artífices de lo mismo durante doce años.

A poco olvidan como desde palacio se viene imponiendo a los dirigentes del partido, ahí sigue el inútil y pusilánime Cal y Mayor, el último que dejó Sabines, gastándose cómodamente las prerrogativas de ley, más lo que recibe por su servilismo al gobierno en turno. Eso no es ningún secreto. La asistencia de integrantes del CEE del PRD al evento espinoso, ayer domingo, lo dice todo.

Lo primero que debe hacerse es una autocrítica, aceptar los yerros cometidos, corregir, desinfectarse del mal, asear la casa y volverla habitar. No hay prisas para el 2015, lo primero es reconstruir el partido; ya ven lo que pasa con las prisas. Sirva el próximo proceso electoral para la reconstrucción, no para el exterminio. Unidad si, con crítica, autocrítica, tolerancia y respeto. Solo así habrá suma.

Kolavalik
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