Definición de Guadalupe
La piedra es piedra en cualquier parte de Hispanoamérica. En cambio, Guadalupe tiene diversas acepciones. En México, decir Guadalupe es decir puente. El 12 de diciembre, día de las Lupitas, todo mundo tiene alguien a quien festejar; en cambio, cuando es día de Agapito o de Torcuato no en todas las casas hay guateque. Una tía siempre se llama Guadalupe, una prima, una novia, un deseo, un afecto o incluso un abuelo, porque Guadalupe sirve para nombrar a una mujer o a un hombre. Yo tuve un tío que se llamaba Guadalupe y de cariño le decían Lupito. Él hacía corajes cada vez que alguien le decía Lupito, eran tantas veces al día que ya el color de su piel era verdoso por tanta bilis. Tuvo sosiego hasta que la tía Anastasia (que le decían Tacha de cariño) le recomendó que no lo tomara tan en serio, así que el tío jugó con su nombre y cada vez que alguien le decía tío Lupito, él, con risa alburera de alambre de púa, decía: “siéntate, por favor, siéntate”. El aludido sabía que había sido albureado, así que para la próxima mejor decía tío Lupe o tío Guadalupe. Nunca faltaba el gracioso que, en lugar de emplear las letras finales, empleaba las letras iniciales y decía tío Guada; como el tío ya estaba en la etapa de resbaladilla contestaba “aguada tu talega”. A la tía Tacha, Eugenio la seguía a todas partes y la molestaba diciéndole: “pásame algunas tachas, tía, tía Tacha o te pongo tache, tusha, tacha”. Eugenio siempre andaba “pasado” y, por eso, se pasaba con la tía.
En México decir Guadalupe es decir puente; es decir sembradío de madrugadas. Los exagerados dicen que hay más “Guadalupes” que piedras en el camino. Un amigo que estuvo enamorado de una Guadalupe (y ésta lo ignoraba) le cantaba: “Una Lupe en el camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar”, y cuando llegaba a esta parte de la canción se tiraba y, como cochinilla, rodaba sobre el cemento. La tal Guadalupe decía que eso era patético, pero yo siempre pensé que era más patética la imagen donde ella, desde su balcón de segundo piso, presenciaba eso a través de una rendija de la ventana.
En México ¡todo cabe en Guadalupe sabiéndolo acomodar! (y no es albur). Guadalupe puede ser un pueblo, una montaña, una canoa, un precinto, un collar o -¡el colmo!- un vino. La gente bebe Guadalupe y cuando ésta alumbra nadie usa parasol.
El diccionario dice que Guadalupeño es “el natural de Guadalupe”; es decir, el que vive en Guadalupe. De los ciento veinte millones y pico de mexicanos la mayoría son guadalupeños, porque viven en una casa que se llama Guadalupe, en un territorio que se llama Guadalupe, en un corazón que se llama Guadalupe. Cuentan que una virgen llamada Guadalupe, al ver a un indio postrarse ante ella le dijo que era el “más pequeño de sus hijos”. Algunos historiadores señalan que esto ocasionó que el mexicano tenga una imagen muy devaluada, que su autoestima esté adentro del gran canal. En México, más que en otro lugar, vivimos en Guadalupe. Por esto, el 12 de diciembre casi casi nos sentimos hermanos. Quemamos cohetes y bebemos trago en honor a la Guadalupana, esto lo hacemos porque somos guadalupeños.
Sin comentarios aún.