Definición de cara
Cara en el sentido de rostro. Digo esto, porque a mi prima Eustaquia le dio una temporada por creerse italiana y a sus amigas las saludaba con un “cara amiga”. Había escuchado, del tío Leopoldo, quien sí tenía ascendientes italianos, el saludo de: “caro, amico”. En Comitán, lugar donde la gente es jodoncita, le comenzaron a decir “la cara Eustaquia” y su fama trascendió a tal grado que un día llegó un fuereño, con sombrero, bigotes de leño y manos de piedra, quien pidió acostarse con Eustaquia, porque, si era la más cara del pueblo, debía ser la más hermosa. Eustaquia no era fea, vestía faldas cortas, así que siempre andaba mostrando los muslos como avestruz, pero sus muslos eran como lienzos de nubes. Cuando Eustaquia supo lo que el fuereño había solicitado, en lugar de enojarse, se alegró. La tía Rosalba le explicó que el fuereño creía que ella era puta, pero Eustaquia dijo: “No, mamita, se lo voy a dar gratis. Las putas siempre cobran”. Y Eustaquia retozó con el fuereño, noche tras noche, hasta que él se fue a otra ciudad. Desde entonces los que pretendieron el amor de Eustaquia recibieron un no rotundo de parte de ella. Les decía: “no, papacito, no te alcanzarán todos los sueldos de tu vida. Soy cara, muy cara”.
Digo cara en el sentido de rostro. El diccionario indica que cara es “parte anterior de la cabeza, desde la frente a la barbilla”. Los humanos no estamos conformes con nuestra cara. A diario nos vemos frente al espejo y hallamos irregularidades. Los viejos nos sentimos como carretera chiapaneca por la cantidad de baches que comienzan a aparecer. Elena dice que uno de los grandes negocios del mundo es la venta de cremas antiarrugas; es decir, los hombres y mujeres no estamos conformes con el deterioro que se va conformando en nuestras caras. Quisiéramos (¡qué tontos!) que nuestras caras fueran como una porcelana infinita. ¡Tontos! ¿Acaso no sabemos que la porcelana se quiebra al menor empujón?
Y digo que no estamos conformes con la conformación de nuestra cara, porque muchos quisieran (así lo repiten a cada rato) “tener ojos en la parte trasera de la cabeza”. ¡Dios mío! Los hombres y mujeres somos tan perversos que pensamos no nos alcanzan los dos ojos en la cara. ¿Han pensado en esta posibilidad? Eugenio, cuando toma sus cervezas en el almacén de su papá, siempre (en la quinta cerveza) insiste en que en algún planeta del Universo hay seres con ojos en la cara y en la parte posterior de la cara y se pega unas divertidas imaginando las inmensas posibilidades. Arturito dice que también tienen cuatro piernas y cuatro manos. Se tiran de la risa (ya bolencones) cuando imaginan cómo, estos compas extraterrestres, suben y bajan las escaleras, cómo hacen el amor con sus parejas. Alicia, quien siempre ha sido muy jodona, también pregunta si esos maravillosos seres tienen dos penes y dos vaginas. Cuando llegan a este instante de la plática, las risas son tan intensas que el papá de Eugenio entra a callarlos, se asoma en el quicio de la puerta, con su mandil de mezclilla y, con un dedo sobre la boca, los conmina a callarse o si no, así lo dice, los mandará a la chingada sin boleto de regreso.
Ahora que escribo esta Arenilla pienso en las ventajas de que los seres humanos tuviésemos ojos en la parte posterior de la cabeza. ¿De qué me serviría en este momento mirar, al mismo tiempo que veo la pantalla de la computadora, la pared que está detrás de mí? ¿Podría aliar las dos imágenes? ¿Cómo sabría distinguir entre una y otra imágenes? Tal vez Alicia tenga razón y los compas extraterrestres no sólo tienen dos penes y dos vaginas, también tienen dos cerebros. Por esto, esos compas viajan por todo el universo, porque, ya se sabe, dos cabezas piensan más que una. ¿Dos penes actúan más que uno?
Digo cara en el sentido de rostro. Porque, tal vez, el Universo tienen más de una cara, más de un rostro.
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