Expandir el gasto público en la economía productiva

Campesinos de Chiapas se han ido apropiando de sus procesos de producción. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

Campesinos de Chiapas se han ido apropiando de sus procesos de producción. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

Por Ramón Eloy Cerda Castillo (*)

 

“Tarde o temprano son las ideas, no los intereses creados, las que son peligrosas para bien o para mal”     

Keynes

 

Explicar la economía no es fácil, ni siquiera para los especialistas en la materia. De hecho, son varias y diferentes las teorías que intentan descubrir su funcionamiento. Decía, John Kenneth Galbraith que la economía no se adapta a un patrón sencillo y coherente. Una de las definiciones más curiosas respecto a la ciencia económica es aquella que dice que: Los economistas son personas que se pasan la mitad de su tiempo diciendo qué va a pasar, y la otra mitad explicando porque no ha pasado.

Esto sale a colación porque hace poco un conocido periodista del gobierno federal  comentó que: “el impacto más severo de la crisis económica desde el 2008 hasta la fecha no está  pegando en los bolsillos sino en los pensamientos y emociones de los mexicanos”, más adelante afirmó: “el miedo se apoderó de los mercados desde que se dio esta crisis, y cinco  años después, aunque la economía se “esté” recuperando los hombres de negocios viven en la incertidumbre y el pesimismo, exageramos todo y nos hundimos en la depresión”; finalmente dijo que: “la mejora de estos cinco años se debe al nexo entre la economía mexicana con la estadounidense, si este mercado vecino se recupera el de nosotros también”.

Esto no necesariamente tiene que ser así, porque la economía de Estados Unidos no se recupera al contrario está dando signos de recesión económica, y ante la presión que está ejerciendo la economía de China desbancando a EU  en su balanza comercial dando como resultado un déficit comercial de éste ultimo ante el gran dragón asiático.

Para constatar esto, pregúntenle a  Azcárraga, Zambrano y a los Servitje magnates y monopolistas del mercado mexicano en sus respectivos rubros empresariales que con la crisis económica perdieron   mil, mil quinientos y mil ochocientos millones de dólares, respectivamente, y a la gran mayoría de  mexicanos ni se diga.

Y muchas  medianas y pequeñas empresas quebraron y eso se vio reflejado en la tasa porcentual del desempleo que aumentó a 5.33%. La crisis actual por la que pasa nuestra economía pasa a cuestionar la credibilidad y sustentabilidad del proceso de globalización y a la política macroeconómica de estabilidad que le acompaña.

El libre movimiento de mercancías y capitales y la política económica de estabilidad son responsables de los problemas que enfrenta la economía nacional, y por lo tanto incapaces para superarlos.

El gobierno mexicano sigue confiando en el mercado de economía abierta y en el avance de las reformas estructurales como solución a nuestros problemas, sin considerar que ello es lo que nos ha llevado a la crisis.

Lo que no reconoce, es que las posibilidades económicas de crecimiento han sido estranguladas por las políticas de apertura comercial y de estabilidad cambiaria y disciplina fiscal que han venido predominando.

En torno a este aspecto Wray señala: “La crisis actual representa el fracaso del gobierno al promover la desregulación, reducir la supervisión y consolidar el poder del mercado en manos de los capitalistas que manejan el dinero” (Wray, 2013,71).

Hace aproximadamente un año Enrique Peña Nieto “tu presiente” (yo no voté por él) comentó: “Lo importante no es la tormenta que se enfrente en un momento determinado, sino mantener el rumbo”.

La bronca es que el rumbo está equivocado, empecinado en más de lo mismo, vemos que no crecemos no avanzamos en el crecimiento y desarrollo de nuestra economía, al respecto veamos lo que argumenta el Dr. Huerta González: “No podemos seguir con tales políticas, porque nunca vamos a ser exitosos.

Ello ha implicado menos industrias, menos agricultura, menos empleos formales, mayores niveles de endeudamiento y déficit comerciales crecientes, y el problema es que los flujos de capitales para financiarlo ya no están presente”. (Huerta, 2013,28).

Mientras más insista el gobierno en continuar con más de lo mismo, y más se retrase en rectificar y modificar sus políticas, no habrá perspectivas de frenar el contexto recesivo que enfrenta la economía nacional y mayores serán los costos económicos, políticos y sociales que enfrentaremos.

Por otra, parte el sector privado no nos sacara de la crisis, gran parte de él está sobre- endeudado, sus activos están desvalorizados y sus ingresos cayendo, por lo que no tienen capacidad de seguirse endeudando, ni de invertir, y los que la tienen, prefieren hacerlo en el exterior que internamente o atesorar, esperando mejores tiempos.

Por ello es de capital importancia volver a la regulación de la asignación del crédito por parte del gobierno. La desregulación del sistema financiero no puede proseguir debido a que da pauta a que continué las prácticas de especulación y distorsión de la distribución de créditos y las altas tasas de interés, que ocasionaron las crisis.

Ante la vulnerabilidad del sector financiero, se debe aprovechar las posición de debilidad económica en que se encuentra dicho sector, para ejercer la fuerza del Estado para subordinar este sector a los intereses nacionales. Al respecto, mi gran amigo el Dr. en Economía por la Universidad de Santiago de Compostela, España, Jorge López Arévalo nos dice: “Lo que se debe hacer en momentos de recesión es operar con déficit fiscal y el Estado debe gastar e invertir en obras de infraestructura física e inteligente como hacen todos los países del mundo.

No hay peligro de inflación pues hay más o menos control inflacionario. Se puede realizar una política expansiva de gasto público y, una vez que la economía comience a crecer (primero Dios), disminuir el déficit; una porque con crecimiento se incrementa la recaudación fiscal y, otra, porque puede impulsar una real reforma fiscal en la cual paguen impuestos quienes no pagan y sean progresivos. Es espantar con el petate del muerto que se irá la inversión o se contraerá”. (López Arévalo, Temas relacionados con la crisis actual, 2013, 15A).

Reforzando la idea anterior del Dr. López Arévalo, observen lo que comenta el Premio Nobel de economía 2008, Paul Krugman: “Algunos lectores pueden objetar que suministrar un estimulo fiscal a través del gasto en obras publicas es exactamente lo que hizo Japón en los años noventa, y es así.

Aun en Japón, sin embargo, el gasto público probablemente evito que una economía débil se hundiera en una depresión de verdad. Además, hay razones para creer que un estimulo a través de obras publicas funcionaria mejor en un país si se hiciera pronto”. (Krugman, De vuelta a la economía de la gran depresión y la crisis del 2012, 193).

Para finalizar este articulo, como apunta nuestro amigo Yors: “reforzar la expansión es la receta mejor, tanto como contribuir a que se reabsorba el déficit como para combatir el desempleo”. Es un lugar común, desde la teoría keynesiana, que un mayor gasto público bien elegido, estimula el crecimiento y puede reducir el déficit, en vez de agrandarlo. Vale.

 

*Economista por la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la UNACH, Campus III San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Actualmente se desempeña como Analista Académico en el CEDES de la Universidad Autónoma de Chiapas; además funge como Profesor en la Facultad de Ciencias Económicas Administrativas de la UVG (Universidad Valle del Grijalva), en el IUACH (Instituto Universitario Azteca de Chiapas) y en la Escuela de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior y Aduanas de la US (Universidad del Sur).

Correo electrónico: racecas061065@hotmail.com                   Cel.: 961 11 196 06

Fb Ramón Eloy Cerda Castillo

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