Noé Castañón. Historias de familia
Oficios modestos y cunas humildes impulsaron a ciertas familias chiapanecas a posiciones políticas y caudales económicos, como la familia Castañón y su descendiente más representativo, el ministro jubilado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y representante del gobierno de Chiapas en el Distrito Federal, Noé Castañón León, El Docto.
El modesto profesor rural Wilfrido Castañón Lira inició en las primeras décadas del siglo pasado, en el municipio de Berriozábal, su estirpe política articulada por su hijo Noé , con sus nexos con personajes como Carlos Salinas de Gortari, Nosferatu, El Vampiro, en su ahora fortalecido retorno al lado de Enrique Peña Nieto.
Un Nosferatu, que a 20 años de concluido su mandato presidencial, asoma y escapa en relampagueantes vuelos, con los que influye en la opinión pública, arremete y desgarra, sin piedad a sus críticos y enemigos, parapetado en su cinismo, su astucia verbal y las complicidades con la clase gobernante.
El Nosferatu Salinas que, según se refiere, hace año y medio fue uno de los invitados especiales en la boda de María Elena, hija de don Noé.
El Docto, con su imagen pública, entre bonachón pueblerino y degustador báquico de mirada vidriosa y voz quebradiza, tuvo en su juventud la decisión del esfuerzo perseverante para dejar el terruño y residir en la capital del país, donde estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Dejó a su familia y la humilde casa de adobes, de tejas de barro y piso de tierra. Se alojó con familiares no pobres y empezó los estudios universitarios, casi simultáneamente con su primer empleo de mecanógrafo en un juzgado civil, donde empezó el bordado de sus primeras alianzas políticas, que décadas después continúan sosteniéndolo como una las cabezas de manada de los barones hieráticos de la política chiapaneca.
Se le recuerda cuando llegó a la metrópoli, como lo hacían casi todos los chiapanecos: con su caja de cartón y sus prendas de vestir, algún obsequio sencillo y alimentos no perecederos para algunos días.
En la inmensidad de la ciudad, el joven universitario Noé se refugió en la evocación de sus días de preparatoriano en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas de Tuxtla Gutiérrez, donde editó un periódico estudiantil y fungió en determinadas ocasiones como jefe de grupo.
En el convulsionado 1968 universitarioEl Docto enfrentaba el dilema de pertenencia al linaje familiar del extinto gobernador chiapaneco Samuel León Brindis, político de expresiones populares, y la realidad del movimiento de libertades ferozmente defendido por la juventud y el pueblo de aquellos días.
En sus ambiciones políticas futuristas, Castañón León no olvidaba cómo su abuelo el doctor Samuel supo tejer fino con el entonces presidente Adolfo Ruíz Cortines, con quien compartió curul en la Cámara de Diputados, para su apoyo y llegada a la gubernatura de Chiapas.
Desde ahí dio sus primeros pasos en el peregrinaje a los centros del poder político, con la certeza absoluta de estar y permanecer a la sombra de los gobernantes, con tal convencimiento personal, que evitó involucrarse política e ideológicamente con el movimiento social –universitario en contra del régimen priista y de Gustavo Díaz Ordaz.
En su generación coinciden que El Docto mantuvo reiterados rechazos y se apartó de las candentes discusiones políticas e ideológicas, como también de las luchas y manifestaciones estudiantiles y callejeras. Ni siquiera hizo pintas; cada vez que se le pretendía inmiscuir en los debates del momento, nada más encogía los hombros y argumentaba: es problema de ellos– esquivaba- en referencia a quienes acometían al gobierno.
Su labor de mecanógrafo de juzgado lo acercó amistó con el entonces ministro de La Corte, Jorge Ináurruti . Bajo su sombra ascendió a secretario de estudio y cuenta, secretario general de acuerdos y finalmente ministro del Poder Judicial de la Federación, a petición y con el respaldo de su padrino.
El Docto hizo de La Corte, su fortaleza para ocupar cargos gubernamentales en serie, y desde luego, amasar su actual fortuna personal inventariada, hastadonde se ve, con una casa en la ciudad de México, en las cercanías del California Dancing Club; una segunda casa en la ciudad de Cuernavaca, su rancho bardado con malla perimetral en ese mismo estado de Morelos.
Bienes que se agregan a una residencia en el fraccionamiento Los Laureles de esta ciudad, y un edificio en esa misma ruta del sector poniente. Naturalmente, son propiedades que no reflejan nada la casa de adobes, tejas de barro y piso de tierra, donde el ex magistrado presidente de la Tribunal Superior de Justicia del Estado y ex secretario general de Gobierno, nació y vivió su infancia y parte de su adolescencia.
La vida pública de don Noé, pieza clave de los gobiernos de Roberto Albores Guillén, Juan Sabines Guerrero y el actual Manuel Velasco Coello, poseeperlas brillantes en el anecdotario político chiapaneco.
Se le recuerda en sus días de responsable de la creación de los juzgados de paz y conciliación, con ex colaboradores deslizándole al oído:
Señor ministro escuchamos en la radio y por ahí, que lo están candidateando para el Premio Nóbel de la Paz.
hoy, El Docto, al compás del tintineo de copas de cristal cortado y exquisitas viandas, cavila sobre el legado políticode la familia Castañón, cuyo natural continuador sería su hijo Noé Castañón Ramírez, Noecito, El Junior, un aprendiz de político. Joven antipático, alzado y clasista, con la característica personal de poseer voz de locutor de antaño, la cual nada más le sería rentable si estuviera en la Época de Oro de la XEWW.
A don Noé le pasa como a todo hombre que se asoma en los umbrales de la tercera edad: anhela que el hijo persistiera en la trayectoria política, y que logre lo que el antecesor no consiguió.
El jurista, reconocido como estudioso y de buen coeficiente intelectual, que ha sido funcionario público vitalicio, buscaría que el ex diputado local y actual dirigente del PRI tuxtleco continuara su carrera de servidor público, donde no se descarta la pugna electoral de 2015 por la presidencia del ayuntamiento de la capital de Chiapas.
Castañón Ramírez no tiene, sin embargo, la madera del padre ni de otros del linaje Castañón, que por trienios han ocupado la presidencia municipal de Berriozábal: Roberto Castañón, Héctor Castañón- procesado en la década del 90, por presunto desvío de fondos gubernamentales-, el doctor Fidencio Castañón, y los regidores primero, segundo y cuarto, apellidados Castañón, en el Ayuntamiento actual de Alberto Zepeda.
El municipio de Berriozábal posee desde hace décadas el estigma que implantaron sus políticos y cercanos locales.
Durante la Presidencia de Adolfo López Mateos, el entonces gobernador León Brindis instaló la Casa del Gobierno de Chiapas en la cabecera de Berriozábal, donde atendía los asuntos del gobierno estatal.
En los días de la Revolución Mexicana, la finca El Retazo, que al principio perteneció a la familia Coronel, fue uno de los lugares de ejecución de los llamadoscalzonudos- indígenas en tránsito y pequeños comerciantes – que atravesaban el territorio en su viaje a Tuxtla Gutiérrez.
Militares en complicidad con patrones de la zona, detenían y asesinaban a los nativos con cualquier pretexto, para quedarse con sus patrimonios.
En estos contextos históricos y culturales nacieron y se desarrollaron Los Castañón emparentados con fuertes linajes políticos, no así con los compromisos de desarrollo y bienestar común, como lo demuestra el atraso social de Berriozábal, así como el desapego que El Docto ha tenido con las causas auténticamente populares al preferir la cercanía y la convivencia con los señores de la política.
El Sr. Noe Castañon Leon, no es nieto de Don Samuel Leon Brindis, es sobrino ya que es hijo de una hermana del Doctor Samuel, los que somos nietos nos identificamos muy bien entre todos.
saludos.