Chayotes y chayotitos a la prensa
Emilio Rabasa, que a decir de José Casahonda, construyó en Chiapas su dictadura intelectual y política a semejanza de su maestro Porfirio Díaz, patentó un modelo infalible para controlar a la prensa: la entrega de apoyos económicos mensuales a los periodistas.
Ese modelo, pese a la aparición de redes sociales electrónicas, sigue funcionando de forma hasta grosera.
A veces, nos preocupamos por esos pequeños montos que reciben los periodistas de a pie, pero dejamos de ver los apoyos, esos sí enormes, carretadas de billetes que se llevan de Chiapas, Televisión Azteca, Televisa y varios periódicos nacionales.
No es que justifique los pequeños montos chayoteros, pero me parece que no hacemos demasiado énfasis en las sumas insultantes que solo en el gobierno de Juan Sabines debieron sumar unos diez mil millones de pesos. Si la deuda total que nos legó fue de 42 mil millones 200 mil pesos, eso quiere decir, que una cuarta parte fue a parar a los bolsillos de los empresarios de los medios.
Sin embargo, estas cifras son meras estimaciones, porque el Gobierno del Estado se ha negado a transparentar los recursos ejercidos en materia de comunicación. No sabemos con qué empresas se mantuvieron y mantienen convenidos de publicidad y cuáles fueron las más beneficiadas.
Solo hay indicios, pero esos indicios no dejan de ser preocupantes. En Chiapas, las empresas más beneficiadas han sido sin duda la del diputado Simón Valanci. Y solo basta comentar un hecho evidente y constatable: Este legislador “donó” un espacio de su propiedad para ampliar el parque bicentenario a cambio de un terreno ubicado sobre la avenida central y 12 poniente, en donde por años la Universidad Autónoma de Chiapas ofreció cursos de baile, pintura y de idiomas.
Ese espacio “donado” no es útil para los paseantes del parque, porque está aislado del contexto arquitectónico, pero sí es importante para sus locales. Es decir, construyó su parque privado a expensas de la contribución de los ciudadanos y, por si fuera poco, le cedimos el terreno referido de la avenida central.
Los negocios vergonzosos que se realizan con los dueños de los medios continuarán porque no existe voluntad política, ni tampoco una ciudadanía que exija el cumplimiento de las obligaciones de los gobernantes por transparentar contratos y convenios comerciales.
Wow! Doctor Sarelly por eso lo admiro tanto, por su calidad en cuanto a veracidad , información e investigación. Saludos!
Bueno, se señala a la voluntad política y a la ciudadanía, pero y los medios que reciben y se venden. Obvio no me refiero a todos. Pero se deben conocer a quienes responden a los intereses de gobierno. Esos nombres también deben hacerse públicos ¿O no?
Vientos, Sarelly, cada día sos más «puntiagüdo» (no lleva diéresis, pero me he vuelto adicto)