Violencia o No Violencia
Muchas veces o casi siempre los pueblos del mundo han logrado realizar los cambios sociales con el uso de la violencia y este es un hecho evidente e irrefutable porque la violencia es tan antigua como la historia de la humanidad.
Cuando esta viene de abajo, es decir de la rabia y del hartazgo populares es una revuelta, una rebeldía o una revolución que al revisar las causas que la originan, se convierte en una “guerra justa”. Al contrario, si la violencia viene desde las clases superiores y del estado; esta se considera injusta, exterminadora, explotadora, dominadora.
Sin embargo la violencia afecta a todo y a todos; frena el crecimiento económico, la seguridad personal, la plural o colectiva y en última instancia; corrompe el tejido social y aumenta las brechas de la desigualdad; eso nada más si hablamos de efectos económicos. También a lo largo de la historia hay implicaciones religiosas en la violencia, por ejemplo las cruzadas, los libelos de sangre o la promovida por la santa inquisición.
Pero más profunda y filosóficamente la violencia o la guerra justificada o no, está contenida en tratados y diálogos griegos desde Cicerón hasta Platón y Aristóteles.
En la Edad Media, fue Santo Tomás de Aquino quien escribe tres justificaciones para la guerra justa: es la autoridad quien la declara porque con ello protege los bienes públicos; el atacado debe merecérselo y por último que las intenciones del atacante sean nobles.
Sin embargo también es cierto que justificada o no, también hubo violencia en el colonialismo, la esclavitud y en la conformación misma de países o imperios.
Más adelante se pensó que la violencia o la guerra deberían de hacerse siempre y cuando fuera en defensa de la nación y para evitar que un tirano domine y solo para que las personas se defiendan.
Incluso Maquiavelo no ocultaba la violencia y decía que tanto esta como el crimen y el robo eran parte de la política real, por lo tanto deben de ser controlados para que los gobiernos sean viables y estables.
Hoy usamos el término “violencia estructural” para referirnos a la forma como los gobiernos no atienden las necesidades básicas de la población y dejan que esta se muera poco a poco por la falta de servicios básicos que impiden que acceda a los servicios de salud, de educación entre otros.
Claro es que por parte de la población también hay respuesta a la violencia estructural y esta se pueda dar a través de revueltas, de violencia callejera, de protestas multitudinarias que se vuelven incontrolables y que en muchas ocasiones ha significado un cambio profundo en la manera como los pueblos se organizan.
El propio Carlos Marx se ocupa de la violencia porque afirma que el capitalismo, como cualquier otro sistema económico anterior, también produce tensiones internas que conducen a su propia destrucción y que esta debe de ser conducida por la revolución proletaria contra las clases dominantes.
Pero así como siempre han existido teóricos de la guerra y la violencia justificada como Maquiavelo, Clausewitz en occidente y Sun Tzu en el oriente, también la historia humana ha visto pasar a más que teóricos de la paz, a grandes practicantes de la no violencia como Gandhi y Martin Luther King Jr.
Hoy los enfoques modernos de la violencia hablan de que esta se da porque es evidente que existe una distribución desigual de los recursos y del poder en la sociedad. Es decir, estos enfoques intentan descifrar las relaciones que provocan la violencia cuando el poder político y los recursos se concentran en pocas manos y los intereses de pocos se contraponen con los intereses de muchos.
A partir de reconocer lo anterior, han aparecido ya teóricos de lo que se llama “la no violencia”; entre ellos Gene Sharp, quien a través de su organización denominada “Albert Einstein Institution” se dedica a promover estudios para la no violencia.
Sharp, nativo del estado de Ohio en Estados Unidos, ha sido nominado tres veces para el Premio Nobel de la Paz, la última de ellas en 2013; inicia su activismo político después de haber sido arrestado por protestar por la guerra de Corea.
A través de su institución, Sharp ha aportado métodos para que las organizaciones sociales, los gremios, los sindicatos y todos aquellos afectados por los intereses de las elites recurran a la resistencia no violenta a través de protestas, de acciones de desobediencia civil e incluso de bloqueos a productos mercantiles.
Por ejemplo, una de sus aportaciones es que ha documentado los boicots a los impuestos que se han dado en todo el mundo y ha divulgado distintas estrategias para que la población proteste contra esta carga tributaria cuando no está de acuerdo con los aumentos en las tasas impositivas.
De esta manera, -y en el caso mexicano que el congreso de la unión aprueba nuevos impuestos a varios productos para el 2014- usted puede boicotear esa decisión de distintas maneras:
a) Usando técnicas legales de evasión fiscal
b) Pagando bajo protesta: anexando cartas de protesta junto con los formularios legales de impuestos
c) Usando efectivo para eludir la retención del impuesto
d) Dejando de comprar artículos suntuosos y preferir artículos artesanales (por ejemplo los bebedores de cerveza para eludir el pago de impuestos fabrican su propia cerveza o prefieren comprar la que se fabrica artesanalmente.
e) Claro está también lo más radical que es la evasión fiscal.
Gene Sharp asegura que el poder y su estructura se basa en la obediencia de la gente a las reglas que el poder le impone; por lo tanto, si la población no obedece y esta aumenta cada vez más, los gobernantes perderán poder.
Y a pesar de que el poder y quienes lo detentan tienen sistemas a veces muy complejos para que la gente continúe obedeciendo y además estos sistemas descansan en el monopolio de la fuerza o tienen el apoyo de otras dimensiones como los medios de comunicación; es prácticamente imposible que la población entera continué obedeciendo indeterminadamente por lo que inevitablemente se organizará.
A Sharp que se le conoce como “el Maquiavelo de la no violencia» y el «Clausewitz” de la guerra no violenta, se la ha reconocido su influencia en los métodos que han utilizado los indignados de la primavera árabe, el movimiento Occupy Wall Street y más atrás en los movimientos democratizadores de la ex cortina soviética.
Su ensayo de 1993 titulado “De la Dictadura a la Democracia, Marco Conceptual para la Liberación”, es una manual de cómo destruir cualquier dictadura y evitar el surgimiento de una nueva. En el texto que recopila gran parte de su obra Sharp analiza el poder real de la dictadura ante la coyuntura de la resistencia civil, define los términos de las negociaciones a partir de estudiar las debilidades de la dictadura y proporciona también algunas ideas para iniciar las tácticas de resistencia.
El texto se puede encontrar en la red y además existe un documental denominado “How to Start a Revolution” (Cómo iniciar una revolución) donde se describen las ideas de Sharp y 198 métodos de resistencia civil. La cinta se puede adquirir vía itunes, descargarse desde la red y verse en Youtube.
Es evidente que el costo de la violencia en cualquier parte del mundo es alto en número de vidas y en el desarrollo económico social. Es innegable que con ella se han logrado transformaciones sociales, pero tampoco se puede obviar que con la no violencia también se ha logrado transformar la humanidad y ejemplos de ello restauran nuestra fe en quienes habitamos este planeta.
Si los cambios son impulsados desde abajo, también se paga un costo muy alto por ellos y generalmente estos son en sangre. El camino parece ser la resistencia civil y perfeccionar sus métodos y divulgarlos tiene que ser el camino que recorrerán los que queremos un mundo donde todos tengan vida digna.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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