La etapa oscura de la CEDH en Chiapas
La designación de Juan Oscar Trinidad Palacios, un miembro de la vieja guardia y lo más ranció del PRI en Chiapas, como titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), fue un claro mensaje del desprecio que Poder Ejecutivo y Legislativo tienen por la promoción y la defensa de los derechos humanos.
Cuando uno creía que la CEDH no podía caer tan bajo, la realidad nos exhibe todo lo contrario. Sí, se puede caer aún más bajo. Cuando todo apunta a un proceso de evolución, en Chiapas las cosas parecen involucionar. Se debe avanzar siempre, progresar, no retroceder.
Abogado por la UNAM, aunque nunca ha ejercido o litigado, se ha desempeñado comolíder estatal del PRI, diputado local y federal por ese partido, así como presidente del Colegio de Abogados al servicio del estado de Chiapas, Oficial Mayor de Gobierno, presidente del Tribunal Burocrático, entre otros cargos.
No tiene la más mínima experiencia en materia de promoción y defensa de los derechos humanos que ameritara el ocupar el cargo que le fue conferido el miércoles pasado en el Congreso del Estado.
El proceso de elección del originario de Tonalá es por demás confusa y viciada de origen.
A decir de la misiva oficial del Congreso del Estado, las organizaciones que postularon a Juan Oscar Trinidad Palacios fueron: Fundación Doctor Manuel Velasco Suárez, Asociación Civil, de Tuxtla Gutiérrez; la organización no gubernamental Frente de Comerciantes Emiliano Zapata de Comitán de Domínguez; la organización Chiapas 122; la asociación civil parcelas dela gua; la Fundación para el desarrollo de Ocosingo; la Organización pueblos unidos Colosistas; la Universidad Autónoma de Chiapas, el Patronato del heroico cuerpo de bomberos de Tuxtla Gutiérrez; la organización no gubernamental Aranso; la organización no gubernamental Sólo por Ayudar en los Altos; la asociación civil Jóvenes a la vanguardia; el Colegio de Arquitectos e Ingenieros Chiapanecos Non Plus Ultra, Asociación Civil; la sociedad de organizaciones nacionales productivas y de servicios; la Unión de Industriales de la masa y la tortilla de la Frailesca; la organización de Movimientos agrarios; el XXIV Consejo Directivo del Colegio de Ingenieros Civiles de Chiapas, la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la Sociedad Mexicana de Ingenieros.
La mayoría de ellas tampoco tienen experiencia y muchas de ellas ni el más mínimo conocimiento sobre la materia de derechos humanos.
Lo que deja claro una vez más que la CEDH es usada como si se ocupara un cargo político más dentro del aparato del gobierno estatal.
El nombramiento de quien también es conocido como El Señor de la Hamaca, deja un mal sabor de boca para organizaciones y activistas promotores y defensores de los derechos humanos en Chiapas. Su elección fue como una cubeta de agua fría.
Nada se puede esperar ahora del ya de por sí desacreditado organismo defensor de los derechos humanos.
Lamentable. En Chiapas nos espera una etapa oscura en la promoción y defensa de los derechos humanos.
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