Ejido Morelia: veinte años esperando por la justicia

La fuerza militar en México. Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

Veinte años han pasado  desde que aquél día 7 de enero de 1994, agentes del Ejército mexicano irrumpieron violentamente en la comunidad indígena de Morelia, Municipio de Altamirano, Chiapas. Penetraron en las casas, sacaron a los hombres a golpes, los reunieron en la iglesia y en la cancha de básquetbol del ejido y, en ese lugar, los obligaron a tirarse en el suelo con la cara contra el cemento. Mientras los tenían en esas condiciones, los soldados se dedicaron a saquear las casas y las tiendas del poblado, y a destruir la clínica de atención médica.  Tres de los habitantes: Severiano y Hermelindo Santiz Gómez, y Sebastián Santiz López, fueron sacados del grupo de acuerdo con una lista que tenía un capitán del Ejército mexicano, y trasladados a la Sacristía de la Iglesia, donde fueron torturados y posteriormente subidos a un vehículo militar.

Los hechos se dieron en el marco de la irrupción del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el inicio del conflicto armado interno que aún persiste sin que se hayan firmado los correspondientes acuerdos de paz.

El día 11 de febrero de 1994 fueron encontrados los restos de los tres indígenas en el camino que une Altamirano con el ejido Morelia. Con motivo del hallazgo de los cuerpos, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chiapas inició la averiguación previa número AL/014/994, misma que permaneció abierta durante varios años para determinar falta de competencia para conocer del caso y declinar a favor de la Procuraduría de Justicia Militar, misma que, evidentemente, carece de interés en aclarar los hechos que involucran al Ejército.

Dada la falta de voluntad del Estado mexicano por investigar seriamente y sancionar a los responsables, el 23 de noviembre de  1994, varias organizaciones no gubernamentales, presentaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Este organismo admitió la petición ubicada como el caso 11.411 Severiano y Hermelindo Santiz Gómez “Ejido Morelia”.

Después de un procedimiento de poco más de tres años, el 18 de febrero de 1998, la Comisión Interamericana determinó la publicación de un informe de responsabilidad contra el Estado mexicano (Informe 48/97). Se le responsabiliza de la violación del derecho a las garantías judiciales, a la protección judicial, a la vida, a la integridad personal y a la libertad personal, consagrados en los artículos 4, 5, 7, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de la cuál México es parte desde marzo de 1981 y por lo tanto se encuentra obligado a cumplir con sus disposiciones.

Las violaciones a los derechos humanos derivan del hecho de que el Ejército mexicano detuvo a Severiano Santiz Gómez, Sebastián Santiz López y Hermelindo Santiz Gómez, habiéndolos torturado, trasladado en un vehículo bajo su custodia, y luego ejecutándolos sumariamente, sin que hasta la fecha se hayan realizado las investigaciones del caso, identificado y sancionado a los responsables, e indemnizando suficientemente a los familiares de las víctimas.

En el informe se recomienda el Estado Mexicano:

A.         Realizar una investigación rápida, imparcial y efectiva, de los hechos denunciados, a través de un fiscal especial debidamente designado para el caso.

B.        Ejercer las acciones penales correspondientes, a fin de someter a un procedimiento judicial a los presuntos responsables de los hechos, de conformidad con el resultado de las investigaciones.

C.        Reparar las consecuencias de la violación de los derechos enunciados, incluida una indemnización adecuada a los familiares de Severiano Santiz Gómez, Sebastián Santiz López y Hermelindo Santiz Gómez.

No obstante el tiempo que ha pasado, las recomendaciones emitidas por la Comisión Interamericana siguen sin cumplirse, el Estado mexicano continúa faltando a los compromisos internacionales en materia de derechos humanos asumidos al ratificar la Convención Americana, y las víctimas y sus familiares continúan esperando por la justicia.