Del «hombre lobo» y otros cuentos

Ogros. Ilustración deTomado de elcastellano.org

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En los años ochentas en Chiapa de Corzo sucedió el caso del «Hombre Lobo», lo recuerdo ahora como una anécdota que pueda ilustrarnos del poder del imaginario colectivo en un fenómeno que me ha tocado vivir como comunicador varias veces, al menos este relato es chistoso y tiene una conclusión feliz.Yo tenía unos 12 ó 15 años (lo suficientemente crecido como para volar la imaginación). Las abuelitas y las mamás de entonces iban temprano al mercado y regresaban con todo lo necesario para preparar la comida, claro también traían las noticias del pueblo y los chismes.

Por esos días la población estaba alarmada por un rumor galopante, se decía que alguien (el primo de mi amigo, la tía del vecino, etc) había visto en las noches a una bestia peluda que robaba infantes y aullaba como el hombre lobo de las películas de terror. Entonces la reacción colectiva era que nadie debía abrir la puerta después de las 7 de la noche. Fueron semanas aciagas para los niños de la época, no nos dejaban ni asomar la nariz a la calle.

Lo que en realidad pasó es que un buen hombre llamado Víctor, aficionado (como muchos) a las bebidas espirituosas y que vivía en la orilla del pueblo, había tenido en esa época un desliz poco usual. Lo conocí muy bien porque era velador de la secundaria donde estudié. El caso es que cuando estaba borracho, a Víctor le daba por recordar las películas de Tintán y las historietas de Kalimán y ponía a aullar como si fuera un lobo poseído.

Las circunstancias perfectas estaban acomodadas como fichas de dominó para el florecimiento de un rumor épico, su vivienda estaba en un lugar apartado, cerca de un río, llegaba en las noches borracho y se ponía aullar. Alguien debió escucharlo a lo lejos y empezó la maquinaria oscura del chisme a funcionar a todo lo que da.

En pocos días la noticia se expandió como reguero de pólvora, se hablaba de niños desaparecidos, que habían encontrado cadáveres desmembrados en el río, que viajaba en forma de viento y con sólo encontrar una ventana abierta podía entrar en las casas. Hubo terror, pánico, de todo, el párroco del pueblo hacía misas extraordinarias para tranquilizar a la población y bendecir a los no bautizados.

La historia terminó con Víctor en la cárcel, los gendarmes fueron hasta su casa y al haberlo encontrado incróspito de bolo lo llevaron preso. Algunos dicen que cuando lo capturaron estaba disfrazándose de lobo pegando pelos de zácate en su cuerpo, y colocando en su cabeza pelucas de santos. Lo cierto es que su encarcelamiento terminó con los rumores y con la reputación del buen hombre al que desde entonces todo mundo llamó «Víctor el Hombre Lobo».

Alto y fornido, yo lo conocí porque era amigo de mi padre. Una vez, adolescente curioso le pregunté si era cierto lo que decían de él, claro que no le gustaba hablar del tema, lo vi en sus ojos que casi echaban chispas, pero se portó moderado en su respuesta, «Es mentira todo, la gente que es muy chismosa». Yo entonces ni soñaba con ser reportero, tuvieron que pasar años para que entendiera tanto la explicación que el Hombre Lobo me diera esa tarde.

2 Responses to “Del «hombre lobo» y otros cuentos”

  1. jairo peralta
    26 noviembre, 2014 at 16:06 #

    Muy interesante y con un escalofrio de poca ese si es un cuento muchas felicidades 100% no como otros cuentos nada de interesante

  2. jairo peralta
    26 noviembre, 2014 at 15:56 #

    Esta chida la historia e interasante la historia para mi un 10 estuvo de poca e escalofriante

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