De los impuestos y Robin Hood
¿Conocen la leyenda de Robin Hood? Creo que la mayoría sabemos esa parte de que era un ladrón que robaba a los ricos para dárselos a los pobres. En la versión de la BBC de Londres la razón por la que Robin Hood decide irse de “forajido” –así le llamaban a las personas que estaban fuera de la Ley- es porque el sheriff de Nottingham explotaba a las personas cobrándoles excesivos impuestos.
La serie de la BBC de Londres –está en Netflix por si les interesa verla –prometo que no nos dan ningún tipo de comisión por el comercial- se desarrolla en la ciudad de Nottingham en Inglaterra. El sheriff empieza a cobrar impuestos por todo. A los pequeños comerciantes los obliga a que le entreguen, prácticamente, sus pocas ganancias y estos los orilla a cerrar sus negocios. ¿A qué les recuerda? A mí también.
Las personas se llegan a cansar tanto de los cobros que deciden unirse a la banda de Robin Hood y un día, al final de la serie –sino no tendría chiste, es tele, pues- toman el castillo de Nottingham, desconocen al sheriff y de paso hasta el príncipe Juan.
El cobro de impuestos en cualquier sitio y en todos los tiempos se ha dado. Hasta es bíblico –digo…para las y los creyentes-. El pago de impuestos es algo razonable en el sistema económico y político en el que vivimos.
El problema es cuando esos impuestos no los vemos de regreso en obras públicas como: hospitales, escuelas, centros recreativos, carreteras y un sinfín de etcéteras; y por el contrario lo que se percibe es un alto despilfarro de los recursos públicos, cobros a los que menos tienen y además una falta de transparencia en el uso de esos fondos.
Es difícil que la ciudadanía acepte de buena gana el pago de más impuestos o el incremento de los que ya existen, cuando se le ofrece impunidad a quienes se roban los recursos públicos; cuando las obras públicas se convierten en espectaculares y comerciales de televisión para promover la figura del gobernante. Bajo esas circunstancias así se tengan que pagar tres pesos es molesto.
La serie de Robin Hood se desarrolla en la época de las cruzadas en Inglaterra y aún con esas grandes diferencias de tiempo y espacio, varias escenas recuerdan a un México real y contemporáneo. La diferencia es que, hasta ahora, las y los habitantes de este lugar no han decidido derrocar al sheriff de Nottingham y su príncipe Juan sin tierra.
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