La reforma energética y la viabilidad del país

“En 1975 Marshall McLuhan vino a México invitado por Televisa para un simposio sobre medios audiovisuales. Volvió muerto de miedo a Canadá. Afirmó, hace 38 años, que en un país tan pobre como el nuestro el empleo de una publicidad concebida para la nación más rica del planeta, auguraba una violencia nunca vista”. McLuhan parecía pitoniso o profeta anunciando lo que se venía en México. Una violencia nunca antes vista que ha afectado hasta la esperanza de vida, México es de los pocos países donde la esperanza de vida disminuye, en el África Subsahariana con la pandemia del Sida hay otros. Además, la CEPAL ha dicho que es el único país de América Latina en que la pobreza crece.

Si uno visita países de América Latina, uno se da cuenta que México hay una visión extremadamente conservadora en lo ideológico y político. Se cree que el neoliberalismo es el único demiurgo, fuera de él es el caos. El neoliberalismo no es defendible ni siquiera por sus partidarios. Incluso durante la última conferencia de prensa como presidente de los Estados Unidos, el lunes 12 de enero de 2009, George W. Bush ha «admitido voluntariamente»: «Yo dejé de lado algunos de mis principios liberales cuando mis asesores económicos me informaron de que la situación que estábamos viviendo podría llegar a ser peor que la Gran Depresión (la crisis de 1929)». Esos son las ruinas intelectuales de la que abrevaron y heredan los economistas mexicanos del Gabinete Económico, los privatizadores. Son testarudos en mantener un modelo económico que no impulsa el crecimiento y que genera mayor desigualdad. En síntesis, ha sido un fracaso que ya lleva 31 años y que ha relegado a México en el mundo y en América Latina.

En diciembre de 1938, el Presidente Lázaro Cárdenas del Río impulsó la nacionalización de la industria petrolera y estableció la propiedad exclusiva del Estado sobre los recursos en el subsuelo, suprimía las concesiones sobre el petróleo y los carburos de hidrógeno ya que la concesión confería a particulares los derechos para explotar y aprovechar bienes del dominio nacional y consideraba como derecho exclusivo del Estado el explotar los hidrocarburos mediante las formas estipuladas. Hoy se tira a la basura. No es PEMEX lo que interesa en todo caso, es lo que está en el subsuelo y que genera renta: el petróleo.

Hay mucha gente que dice: el petróleo nunca ha sido nuestro o que el sindicato corrupto de PEMEX es el único que gana con la propiedad del Estado o los funcionarios corruptos. Son medias verdades. Nadie niega que el sindicato de PEMEX sea de los más corruptos del mundo ni que lo dirijan gánsteres políticos, ni que tenga funcionarios corruptos. Sin embargo, los árboles les impiden ver el bosque. Aceptando que eso es verdad, que lo es, no se puede desconocer que sin los ingresos petroleros el Estado mexicano tendría una crisis fiscal, incapaz de poder pagar incluso los salarios de los trabajadores a su servicio o tendría que disminuirlos en términos nominales en un 30 por ciento, más o menos. Las finanzas de México dependen de PEMEX en buena medida. Es verdad que roban y debe ser inaceptable, pero se debe combatir la corrupción no vender la fuente de renta más importante del país. Si analizamos, la estructura de ingresos del Estado Mexicano, podemos observar que en el periodo enero de 1994 a septiembre de 2013, en promedio 32.2 centavos de cada peso gastado por el Estado mexicano han provenido de PEMEX. Es decir, la tercera parte del gasto público sale de la empresa que supuestamente está quebrada y no es negocio según los neoliberales mexicanos. Ese petróleo se transforma en salarios de los trabajadores del estado en todos sus niveles, en carreteras, hospitales, escuelas, etcétera. Es cierto que hay corrupción y ese es un problema erradicable. No se puede matar a la gallina de los huevos de oro a través de la privatización. Nosotros, los mexicanos de a pie absorberíamos ese déficit fiscal que se generaría sin los ingreso petroleros, nadie más.

Fuente: SHCP. Dirección General Adjunta de Estadística de la Hacienda Pública. Unidad de Planeación Económica de la Hacienda Pública.

En 2012 casi 40 centavos de cada peso que gastó el gobierno salieron de PEMEX. No es válida esa tesis de: ¿A mí el petróleo qué? Ni que no somos dueños y que para serlo deberíamos tener acciones. Sin el petróleo el Estado mexicano no podría absorber ni la nómina de los empleados públicos ni construir nada, ni impulsar proyectos de desarrollo. Nada. Bueno, podríamos pensar: ¿es suicida la clase política? No. Los que toman decisiones ahora son los mismos de la Roqueseñal, que se están enchufando al pueblo de México con cantos de sirena. Ellos recibirán ingresos extraordinarios por la privatización en el corto plazo, pero en el largo no les interesa, ellos se irán forrados de dinero que tendrán en algún paraíso fiscal y se irán a vivir fuera del país.

Sin el petróleo, el país será más inviable que lo que ya es. Es la joya de la corona lo que está en juego, nada más y nada menos. No es cierto que Pemex esté quebrado y que no sea un negocio super-rentable. La reforma energética la hacen en vísperas del 12 de diciembre cuando la mayoría de los mexicanos andan de fiestas guadalupanas, no es casual.

Veamos los que escribió una experta en esos temas, Claudia Sheinbaum:

“El argumento es que Pemex no tiene recursos. Veamos los datos. Además de los 46 mil millones por exportaciones, Pemex recibió por ventas internas de petrolíferos cerca de 60 mil millones de dólares. Si descontamos 30 mil millones de dólares que eroga por importaciones, el ingreso neto en 2012 es de cerca de 80 mil millones de dólares. Por supuesto, parte de este recurso se va a los gastos de operación y mantenimiento y alrededor de 52 por ciento en impuestos y derechos. Sin embargo, para 2013 Pemex recibió un presupuesto de cerca de 39 mil millones de dólares, de los cuales alrededor de 70 por ciento tiene programado para inversión (como 30 mil millones de dólares). En comparación y de acuerdo con la información en Internet de la petrolera Shell, ésta tiene programados para este mismo año cerca de 49 mil millones de dólares de inversión en todo el mundo. Considerando las necesidades nacionales, el monto de Pemex es sumamente considerable. Por supuesto podría ser más, si las grandes empresas privadas nacionales pagaran impuestos, y podría usarse más eficientemente si disminuyera la corrupción. En realidad, el dinero de las empresas petroleras multinacionales proviene de una sola fuente y es la misma de Pemex: las ventas de crudo y de petrolíferos”. (Jornada 9 de agosto de 2013).

Hoy, como si tuvieran consenso en los mexicanos, los que detentan el poder al que llegaron con unas elecciones plagadas de irregularidades, pero actúan como autócratas o como si tuvieran legitimidad democrática, por eso creo que la diputada Layda Sansores, hija de un priista y exjefe político de ese partido dijo, parafraseando un fragmento de Cuadernos de Lanzarote, de José Saramago, para recordarles que la patria no es suya:

“Que se privatice Machu Picchu, que se privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice la catedral de Chartres, que se privatice el Descendimiento de la Cruz de Antonio da Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, que se privatice la cordillera de los Andes, que se privatice todo, que se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño, sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y, finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados, entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo… Y, metidos en esto, que se privatice también a la puta que los parió a todos”.

Un país que tiene 31 años de cuasi estancamiento, que no genera empleos, que es una fábrica de pobres (lo dice la CEPAL: el único país en América Latina que aumenta la pobreza), que tiene una violencia desproporcionada, que compra votos, que la corrupción y la impunidad están a tope, que ha expulsado a una parte de sus ciudadanos como migrantes a Estados Unidos, etcétera, no le puede deparar el destino más que violencia. México se puede convertir en un país más inviable de lo que ya es y no se necesita ser Marshall McLuhan para anticipar una violencia política nunca vista en tiempos recientes, ante una clase política cortoplacista, ladrona, vende patria, sorda y ciega.