¿Hambre de reflectores?
La “técnica” del complot, del perseguido, del amenazado, en política, se utiliza constantemente cuando la opinión pública la tiene en contra o va perdiendo una contienda.
Es un recurso de desesperados, de quienes no tienen creatividad para remontar cuestiones adversas y por supuesto, para atraer la “solidaridad” hacia el “débil, el pobrecito”; se busca la compasión social para distraer o atrapar incautos.
Claro que es condenable y descalifico todo acto de violencia física, psicológica, verbal y hasta gráfica, pero en estos tiempos de narcotráfico, de tráfico de poder, de lavado de dinero, de vínculos dudosos, de usurpadores, de fanatismo religioso o deportivo, la violencia ya es una constante que poco a poco vamos perdiendo la capacidad de asombro.
Ya es común el cotilleo: “supiste que mataron a fulanito, tan buen muchacho, pero dicen que andaba…” A esto hay que agregarle la gran creatividad de las policías para inventar culpables, desprestigiarlos socialmente y después, salir con el clásico “siempre no”, sin que se reivindique socialmente a los denigrados.
Pero Fernando Castellanos Cal y Mayor exagera al convocar a una rueda de prensa para “denunciar” a través de los medios de comunicación que su familia –a la cual sigue exponiendo al escrutinio público, desde “sus estrategias” de propaganda y ahora de delación– fue víctima de amenaza. Me solidarizo con la señora y lamento lo vivido, mas lo dicho por el diputado que lo ocurrido se debe a su trabajo político de “años”, lo dudo, mucho, demasiado.
A pesar de lo “sucedido” con su esposa, Fernando sigue sin entender y expone a los reflectores a su familia ¡Qué necesidad! ¿Por qué insiste en ese protagonismo imprudente? Otros por seguridad lo primero que harían es proteger a su familia, esconderla, custodiarla. Por ejemplo, ciertos amigos periodistas enviaron a sus hijos fuera de Chiapas por precaución y éstos, incluso, disminuyeron sus apariciones públicas. No salieron a decir ser perseguidos o amenazados.
¿Amenazado por su actividad política de años? ¿Cuál? ¿Por ser el bufón de su cuate? ¿Por ser electo por dedo o por el trabajo de otros? Es un improvisado más nacido de simpatías dudosas y continuadas por la falta de un equipo que forme parte de un proyecto de gobierno.
¿Cómo fiarse en un comprador de necesidades con tortas, refrescos y sombrillas? ¿Cómo creerle a quien desde el poder ha burlado la mínima dignidad de los mismos que ha acarreado a su “informe”? ¿Cómo admitir a quien desvía recursos para paga por cada aplauso “espontáneo”? ¿Cómo confiar en quien paga por cada letra que se escribe en su favor para formarle su propio Disneyland, mientras el otro juega en su holiday on ice?
¿Por qué ese protagonismo exacerbado de escenarios en el Congreso y el uso de los medios irracionalmente, si no estamos en tiempos electorales? ¿Por qué crear lástima? ¿Quizá porque pese a tantos millones “invertidos” no despunta ni tiene un posicionamiento adecuado, según las encuestas recientes? ¿Es una estrategia para “enfermarse” por “instrucciones” personales y retirarse por la puerta “grande”?
¿Dónde está el número de averiguación previa o constancia haber presentado una denuncia ante el ministerio público? No es a través de los medios como se inician las indagatorias judiciales, mucho menos cuando éstos se rentan sexenalmente.
Si vamos a hablar o denunciar atentados o amenazas, entonces los diputados deben ser los primeros acusados porque al aprobar la cuenta pública de Juan Sabines sin las mínimas observaciones atentan contra la economía, el hambre, el trabajo y la buena fe de los chiapanecos. Esto es un “chiapaicidio” y nadie deber quedar impune ¡convoquemos a rueda de prensa pero desde La Haya, ya de perdido desde el mirador de la atalaya!
En estos tiempos modernos se supone que ya no hay actitudes huertistas ni carrancistas, hasta el momento no hay quien se haya muerto por sus actividades políticas desde el Congreso –salvo Belisario Domínguez–, ni el complotado AMLO.
Sí han asesinado, por sus acciones líderes como Zapata, Villa, Buelna y por supuesto, dirigentes ejidatarios de diversas organizaciones campesinas o ciudadanas que se han opuesto férreamente a los intereses del gobierno, de empresarios o de grupos delictivos, pero por “trabajar políticamente” por una ciudad llena de hoyos, sin chiste, con chispazos u ocurrencias infantiles gubernamentales decembrinas, ni al caso. Nadie se ha muerto ni de indigestión por tomar tanto posol.
Si fernando se dedicara al periodismo pero al verdadero, no al complaciente, servil y corrupto que él privilegia en sus constantes peroratas feisbuqueras y pasarelas vedettistas, ya se hubiera muerto de “espanto” y semanalmente haría ruedas de prensa porque recibió mentadas, porque no le dan acceso a las conferencias de prensa, porque reprimen su libertad de expresión, porque un gobernador lo persigue, porque lo agreden en las redes redes sociales, porque ya le hicieron un meme, y hasta porque lo vieron feo. Es lo malo de tener el síndrome del turrón.
Al saber qué ha hecho en otras cuestiones, que intenta distraer el verdadero origen del amedrentamiento.
Mientras tanto, acomodémonos para ser testigos de otro show mediático, EN EL EJE DEL EGOCENTRISMO, en estos días de feria, toboganes, desfiles y próximas campañas televisivas faranduleras del relanzamiento de la nueva imagen del gobierno de Chiapas.
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