El IVA en la Frontera Sur
El Impuesto al Valor Agregado, mejor conocido como IVA es una fórmula impositiva que los gobiernos generan para gravar el consumo. Es decir; mientras más consuma productos básicos o suntuosos una persona más IVA pagará.
También el IVA puede analizarse desde distintas posiciones. Si esa persona es un comprador, su perspectiva sobre el IVA es que este es un impuesto sobre el precio de su compra. Pero si la visión es de un vendedor, el IVA es un impuesto sobre el valor del producto que vende. Desde el punto de vista contable una compañía puede recibir un reembolso del IVA que ha pagado a otras empresas a cambio de facturas, restando al final el monto de IVA que cobran a sus clientes.
De cualquier forma, a pesar de que es lo que se conoce un impuesto “indirecto” porque no se le cobra directamente al consumidor; al final de cuentas es este quien lo paga. Obviamente, su propósito final es generar ingresos fiscales al gobierno.
Precisamente; por ser un impuesto al consumo, en México se reconocía que en las regiones fronterizas el consumo de bienes y servicios no es igual en estas regiones que en el resto del país, porque la frontera y todas las actividades comerciales que conlleva altera los patrones de consumo.
Por ejemplo, una camisa de la misma calidad no tendría el mismo precio en las ciudades fronterizas americanas que en las manchas urbanas de la frontera mexicana.
Bajo ese punto de vista, si las fronteras logran una excepción en el cobro y pago del IVA o por lo menos una tasa impositiva menor que el resto del país, lo que se busca es fomentar la competitividad sobre las ciudades fronterizas del otro país, estimular el comercio local y desalentar el consumo de bienes y servicios de productos del país vecino.
En pocas palabras, la excepción o cobro menor del IVA en regiones fronterizas busca mantener equilibrado los patrones de consumo nacionales en todas las regiones.
En México, el IVA generalizado es del 16 por ciento del valor total de los productos, pero el artículo 2 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado indica que la tasa será del 11% en la región fronteriza del país. Se refiero a todo el estado de Baja California, Baja California Sur y Quintana Roo; algunas regiones de Sonora y la franja de 20 kilómetros desde la frontera en Chiapas, Tabasco, Campeche, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.
Sin embargo a propuesta del ejecutivo federal a partir del 2014, el IVA en todo México, incluyendo las franjas fronterizas será del 16 por ciento. Un incremento de golpe y porrazo de cinco puntos porcentuales en las fronteras nacionales.
Con esta medida el gobierno federal pretende incrementar la recaudación fiscal en 15 mil millones de pesos y probablemente lo logre.
Seguramente los equipos fiscales y económicos de la presidencia de la república ya hicieron sus prospectivas sobre el impacto en los niveles recaudatorios de este aumento en las tasas impositivas fronterizas.
El problema es que si tomamos en cuenta que quienes pagan -aunque sea de manera indirecta- este impuesto son los consumidores; el efecto negativo de esta medida lo sentirá -de inmediato- la población fronteriza y el conjunto de las actividades económicas en estas zonas nacionales.
Primero incrementará la inflación porque los precios se elevarán en la misma proporción que se eleve el IVA y esa inflación lo resentirá la capa poblacional más desprotegida; es decir la que no puede viajar a Estados Unidos a realizar sus compras en el caso de la frontera norte. En el sur lo resentirá toda la población en la franja de los 20 kilómetros de la que habla la ley.
Bajo esa óptica; es un golpe más para la economía chiapaneca.
Es más; sobre el supuesto de que probablemente aumente la inflación con esta medida, también es probable que desacelere las actividades económicas fronterizas y aumente el desempleo fronterizo. Sencillamente porque habrá en el caso de la frontera norte, más incentivos para realizar operaciones comerciales del lado americano.
En la frontera sur el efecto será peor porque la combinación inflación-desaceleración de las actividades económicas-desempleo, provocará un éxodo de trabajadores chiapanecos hacia otras tierras.
Tendrá efectos también sobre la distribución de la riqueza y los ingresos, ya que los más pobres dedican la mayor parte de su salario al consumo sobre todo de bienes primarios y no generan ahorro para defenderse al menos en el corto plazo contra esta medida.
A un nivel más macro, el efecto más general será sobre la competitividad en las dos fronteras del país, esto encarecerá la realización de negocios.
En resumen esta medida de política fiscal tendrá múltiples efectos en las dos fronteras del país. Si vemos el pago del IVA como un simple consumidor de la frontera norte, simplemente me traslado hacia el lado americano y resuelvo el problema, y mi decisión personal arrastrará las decisiones del comerciante y fabricante.
Pero a nivel local, quien no tendrá opción será el pobre que no tiene visa, que no puede trasladarse al otro lado de la frontera y tendrá que asumir el costo del aumento de la tasa impositiva.
En Chiapas probablemente este será el caso de la inmensa mayoría de los habitantes de la franja fronteriza de 20 kilómetros y quien no pueda asumirlo tendrá que migrar a otros lugares.
Y sobre ellos recaerá el aumento en la captación fiscal de 15 mil millones de pesos que espera el gobierno federal para el 2014.
Eso explica el llamado de algunas organizaciones chiapanecas a declararse en rebeldía ante el inminente pago de esta aumento.
Y explica también por qué en Chiapas el conflicto con la autoridad es permanente.
No necesitamos nuevos impuestos, necesitamos más programas compensatorios y proyectos complementarios. Y que las autoridades conozcan a fondo la problemática de una frontera sur abandonada, porosa que ahora recibe un nuevo golpe.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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