La sombra del viento, una historia que no camina
Las novelas que para millones de personas pueden resultar maravillosas, para uno pueden ser calamitosas. Fiasco total.
Así me ha sucedido con La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, una obra que ha sido traducida a varios idiomas y que ocupó durante 42 semanas la lista de los libros más vendidos en España.
Me llama la atención, porque hay libros que son muy superiores a La sombra del viento pero que pasan inadvertidos, si acaso, logran hacerse de un pequeño club de admiradores. Nada más.
La historia esperpéntica de Ruiz Zafón, difícilmente tragable y digerible, se alzó sin embargo como una pieza literaria, si no de arquitectura perfecta, sí de una popularidad increíble que ha llevado al texto a Francia, Alemania y a Estados Unidos.
Entiendo, que la trilogía Milenium, de Stieg Larsson, haya sido –y lo siga siendo– un hecho sin precedentes de ventas, pero no así con La sombra del viento, porque en el primero se construye una narrativa donde las intrigas ensamblan con precisión, como segundero de relojería, pero en la segunda aparecen fantasmas de la nada.
Los personajes marchan en contrasentido. Sus fines son irreales. Cambian para bien sin motivos suficientes. Hay un vagabundo transformado en hombre bueno por la mano tendida de un imberbe indeciso; una mujer virgen, cincuentona, en espera de su aventurero también cincuentón; almas puras como ninguna pero con pasado atroz. Simplemente la mentira no se cree. No hay por dónde meterse en la piel de nadie, ni del chaval, ni del rico benefactor, ni de la bella ciega, mucho menos de una tal Nuria, guardadora de secretos y asesinada a mansalva.
La intriga no camina, no subyuga, no atrapa, y si el lector persiste es más por voluntad y tesón que por hilo invisible de la intriga. Al final, Nuria, la oscura, la aburrida, es la clave para deshilvanar la historia. Y se deshilvana sin gracia, con un escrito suyo, en donde revela todos los misterios.
No sé por qué Zafón goza de popularidad, si su obra, su gran obra, invita al tedio. Tengo la sensación de que su éxito se debe a haber empleado como telón de fondo la guerra civil española, un tema que vende con el solo hecho de mencionarla. Teje, a partir de ese escenario, y de una añorada librería en vías de desaparición, una historia que el lector recorrerá para buscar una versión más de la lucha fratricida de la España de los treinta.
La sinopsis de la obra pudiera resumirse en la vida de un escritor (Julián Cárax) incomprendido y fracasado. Su único amor, Penélope, muerta con un hijo en sus entrañas. Todo el odio, todo lo que podía acumular, lo vierte en su obra porque la considera culpable, y va así en busca de sus libros para quemarlos uno a uno.
El villano, porque no debe faltar uno en estas historias de suspenso, es un tal Fumero, un inspector de policía camaleónico que ha saltado de un bando político a otro para defender su pellejo y cobrar venganza de las ofensas sufridas en el colegio a manos de sus antiguos compañeros.
Los almas nobles, que también debe haberlas, son el muchacho quien busca deshilvanar el misterio, Daniel, su amigo Fermín, y la fila de mujeres bellas o generosas: Penélope, Beatriz, Clara, Bernarda, Rociíto.
Si esta novela ha sido leída, no es precisamente por su historia, que resulta a veces enrevesada, ingenua y poco creíble, sino porque su lectura no retuerce las neuronas, no obliga a pensar sino a olvidar. Es una telenovela de intrigas llevada a las páginas impresas. Nada más.
Una pena que no te agrade el libro, por que es mi libro favorito y yo no vivo en Barcelona tampoco soy de México.
Pero bueno en gustos se rompen géneros y no necesita gustarte solo por que a todo mundo le guste.
Hola Sarelly, supongo que nunca has vivido ninguna noche efímera en la ciudad legendaria de Barcelona. Para los que hemos podido hacerlo cobra mucho sentido la novela y las intrigas entrelazadas de los personajes de la historia de Zafón hacen el ingrediente perfecto para disfrutar una novel del nivel de don Gabriel García o de don Carlos Fuentes.
El entendimiento de las historias de todas las novelas de Zafón tienen que ver con una cuestión cultural. La comprensión de una sociedad que pertenece a un país dividido por sus propios dogmas.
Me parece que es por estar razón que la novel le ha parecido un fiasco total, es simplemente, por falta de comprensión del contexto, del desconocimiento de esta cultura, de su historia viva que aún se pueden sentir hoy por las calles de Barcelona.
Le aconsejo que primero vaya a vivir y sentir esto antes de poder opinar tan crudamente sobre una novela tan bien reconocida.