Escuchar novelas
Desde hace más de tres años salgo a correr casi todas las mañanas. A veces son cinco, otras veces diez kilómetros que avanzo a un ritmo, generalmente, suave, pero hay ocasiones en las cuales trato de exprimir mi cuerpo, sentirlo agotarse y llegar, casi desfallecido, a la meta impuesta a una velocidad mayor.
Para correr, en lugar de escuchar música, prefiero oír novelas, sobre todo, del siglo XIX, porque sus argumentos y descripciones son fáciles de comprender. Las difíciles, necesariamente, hay que leerlas, no escucharlas.
En los dos últimos meses he elegido las novelas de Honorato de Balzac. He disfrutado nuevamente de Eugenia Grandet, la maravillosa Eugenia, enamorada, agraviada, pero generosa. La crueldad de su padre la sentí viva, lacerante, como si el hombre estuviera ahí, lo viera ahí, adelante del camino por el que avanzaba.
Aunque ya había leído a Eugenia Grandet hace algunos años, descubrí nuevos aspectos del personaje y se refrescó en mi memoria la miseria, en medio de la abundancia, en la que vivía.
Con Grandeza y caída de César Birotteau, novela que no conocía, me mantuve expectante, casi ausente, como mi mamá, cuando se abandona de este mundo para ver sus telenovelas.
He escuchado varias novelas de la comedia humana de Balzac, La piel de zapa, El lirio en el valle, La prima Bette y El cura de Tours, y en todas me he emocionado, sufrido y disfrutado.
Para escuchar las novelas empleo la app VBookz, la cual lee documentos en PDF y en Epub. Es, creo, una aplicación indispensable para quienes preferimos que nos lean una novela mientras caminamos o corremos.
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