El día que ejercí mi libertad de expresión ante Sabines
Juan José Vázquez Méndez
Hace un año, el 09 de octubre de 2012. Fue al medio día aproximadamente, el día que decidí ejercer ese derecho legítimo que como comitecos, vhiapanecos y mexicanos nos corresponde. Y que, más que eso, moralmente estamos obligados a ejercer: el de expresarnos.
En los medios “oficiales” se dice que son 16 mil millones de pesos, sin embargo algunos medios no oficiales, medios libres, dan la cifra de hasta 41 mil millones de pesos de deuda en el estado de Chiapas.La verdad es que ni siquiera lo pensé, solo supe que después de esta vez, posiblemente no lo volveríamos a ver en un largo tiempo, y tal cual así ha sucedido, al menos en los últimos 10 meses.
Por tanto esta era la oportunidad, fue simple, compre una cartulina y escribí lo que en ese momento todo mundo sabía, pero nadie quería decir, o quizá no tenían la oportunidad de decir.
Tampoco lo iban a decir los aproximadamente 2 mil asistentes que estaban presentes ese día, entre prensa y ciudadanos, los cuales, (no olvido), aplaudieron con euforia, después de haber ejercido mi derecho de manifestar mi inconformidad, pero no me aplaudieron a mí (lo que de por sí, sinceramente no buscaba) sino tristemente les digo y recuerdo que fue a él, aplausos efusivos, por haber respondido, que lo que yo decía era “una mentira que los medios habían inventado”, y tristemente, el miedo, el agachamiento, pudo más en aquella ocasión en aquel publico comiteco. (http://www.proceso.com.mx/ ?p=322122)
Y después de todo muchos me preguntaron, e incluso yo mismo me hice las preguntas ¿Por qué arriesgar la vida así? ¿Realmente vale la pena? ¿Gane algo?, es mas ¿Se gana algo con recordarlo?. Y la verdad es que, realmente no lo sé, quizá si, quizá no, no lo sé, tal vez, el tiempo lo dirá, solo veo (amargamente) que en este país, la justicia se da y se recibe de manera inversa, el político, el rico, el ladrón, el estafador, es premiado, es alagado y es aplaudido, mientras el pobre, el campesino, el ciudadano a pie, el que reclama por sus derechos, es reprimido, es callado, es castigado, es silenciado.
No sé, realmente no sé, si con esto gano algo, o pierdo, pero lo que si se, es que a pesar de todo lo que pase, NO ME ARREPIENTO, no, porque al menos una vez, me sentí libre, fui libre, e hice a un lado el miedo, para exigir, para hacer uso legítimo de mi derecho a la libre expresión, el legado de Belisario Domínguez que hoy dicen los políticos, utilizan en su día a día (Ustedes dirán si esto es cierto).
A fin de cuentas pienso que si este acto en algo pudo hacer eco en la conciencia de al menos un ciudadano, me doy por bien servido, lo que a su vez responde a mis cuestionamientos y afirmo que valió la pena. A todos los que gritaron conmigo (quizá no ese día, de haber sabido que lo haría sé que muchos me hubieran acompañado), les agradezco el apoyo que me dieron y siguen dando, y mientras halla motivos porque seguir hablando acá estaremos, y me despido citando a nuestro orgullo comiteco a 100 años de la muerte de su cuerpo, mas no de sus ideas.
“Vigilad de cerca todos los actos públicos de vuestros gobernantes; elogiadlos cuando hagan el bien. Criticadlos cuando obren mal, sed imparciales en vuestras apreciaciones. Decid siempre la verdad y sostenedla con vuestra firmeza entera y muy clara”
“Chiapas debe ser muy grande, muy rico y muy feliz. Y lo será si cada uno de sus hijos sabe respetar sus derechos y cumplir con sus obligaciones”
¡Libres por la palabra, libre!
Dr. Belisario Domínguez Palencia
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