El Derecho a la Educación
Parece algo tan simple que ya lo tomamos como una verdad de Perogrullo: Por el solo hecho de ser seres humanos, en el mundo todos tenemos derecho a recibir educación.
En México lo que salvaguarda que este derecho se cumpla es la Constitución, que dicta que la educación básica es obligatoria y que además es laica y gratuita.
Es importante la educación porque además de ser un derecho, en el sistema educativo pasamos gran parte de nuestra vida, desde niños, atravesando por la adolescencia y la juventud. Además ahora más allá de adquirir un título académico, también se educa para la vida y el trabajo; es decir para que los conocimientos adquiridos en las aulas sean útiles siempre y cuando se actualicen.
Pero su ideal –y tal vez por eso- va más allá de ser un derecho; es un instrumento o vía para que los niños, los jóvenes y ahora también los adultos puedan, si la conjuntan con su esfuerzo personal aspirar a otros superarse, ya no solo personalmente sino también socialmente.
En ese sentido, la educación no solo es la simple transmisión de conocimientos, ni solamente significa el progreso social; también significa la comprensión de cultura, el civismo, las humanidades y la ciencia y la tecnología.
La gran pregunta es si en México hemos logrado que así sea.
La respuesta es simple pero contundente: No.
Pero vamos por partes.
Lo que si hemos logrado es la cobertura casi universal de la educación básica. El problema es que la hemos logrado si con escuelas completas o que tienen todos los grados, pero también con escuelas que no tienen los grados completos o con escuelas que cuentan con un solo maestro para todos los grados.
Hemos ampliado la cobertura, eso sí. Nuestros indicadores de impacto lo demuestran. De hecho las políticas públicas nacionales se centraron en la cobertura y en garantizar el acceso de todos a la primaria y ahora a la secundaria.
Por eso es evidente que existe una disparidad en la cobertura de la educación, pero además con el nuevo entorno internacional se hizo necesario avanzar en dos aspectos: la calidad y la equidad de nuestra educación.
Con la política pública de ampliación de la cobertura lo que tenía que hacerse era ampliar la cobertura desarrollando nueva infraestructura, abriendo nuevos planteles y creando nuevas plazas.
Hoy ya no solo es necesaria la cobertura, todos los sistemas educativos del mundo han hecho eso, -unos de mejor manera que otros y salvo los estados llamados fallidos- pero hoy avanzan hacia asegurar la calidad de sus sistemas educativos porque los avances científicos y tecnológicos nos están haciendo transitar hacia la sociedad del conocimiento.
Así, con el nuevo contexto internacional, los sistemas educativos que aspiren a ser de calidad deben de asegurarse que su funcionamiento sea perfeccionado. Para lograrlo se necesita una estrecha colaboración entre gobiernos, sindicato y maestros.
El problema es que hoy el país vive un impasse, ni los maestros quieren evaluarse –o en su caso quieren evaluarse ellos mismos- ni el gobierno federal supo venderles la idea de que la evaluación del recurso humano en nuestra educación es necesario en un contexto globalizado.
Por eso puede decirse que en México hacer realidad el derecho a la educación no se ha logrado, porque no basta acceder a la escuela, falta hacer que esta sea de calidad en todos sus niveles. La sola cobertura universal en el nivel primaria es un gran logro del país, pero esta cobertura tiene rezagos que por lo menos en Chiapas son palpables.
En nuestro estado son elevados los indicadores entre los sectores más vulnerables que tienen la desgracia de no acceder a la educación básica o recibirla en paupérrimas condiciones.
Tal vez en Chiapas por nuestros rezagos más que en otros estados, tenemos que estar conscientes los padres de familia, las autoridades y el magisterio que hay una gran correlación entre el nivel de desarrollo global con la fortaleza del sistema educativo, las fuerzas productivas y el desarrollo social.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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