Un mes de movilizaciones magisteriales

 

A un mes de iniciado el movimiento magisterial, su estrategia de lucha debe innovarse, para poder mantener la amplia base social con la que ahora cuenta. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

A un mes de iniciado el movimiento magisterial, su estrategia de lucha debe innovarse, para poder mantener la amplia base social con la que ahora cuenta. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

Las movilizaciones y muestras de apoyo que todos los días se llevan a cabo al interior de los municipios de Chiapas, y la capacidad de convocatoria para reunir a más de 70 mil personas en cada marcha que se ha efectuado en la capital de estado, no dejan lugar a dudas: el movimiento magisterial y la repulsa a las llamadas reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto, ha sumado una amplia base social.

Esto puede entenderse si consideramos que en Chiapas una de las principales fuentes de empleo es el magisterio; en Chiapas una de las alternativas que ven los sectores menos favorecidos para mejorar sus condiciones económicas es obtener una plaza magisterial; y en Chiapas el 75% de la población vive en condiciones de pobreza.

Esto se traduce en que en Chiapas dos de cada tres familias tienen en su ceno a uno o más maestro o maestra, quienes conforman los más de 87 mil que hay en el estado.

Ello conlleva a un alto nivel de sensibilización social respecto a las demandas y problemática magisterial, incluso mayor que en otras entidades de México.

 

La realidad comprada

La respuesta del Estado-Gobierno, por su parte, alineada sin miramiento a la línea del gobierno federal, trata de desdibujar y manipular el imaginario social, creando una realidad comprada a través de la manipulación en la información que proporciona la mayor parte de los medios de comunicación.

El caso extremo, y ridículo por si mismo, fue cuando dos de los periódicos más conocidos de la entidad, tergiversaron por completo la información, y sostuvieron que la multitudinaria marcha del  25 de septiembre fue en “rechazo” al movimiento magisterial.

Otro intento por minimizar la adherencia social al movimiento, es cuando desde las oficinas de prensa oficiales se intenta “persuadir” a las y los periodistas para que reporten cifras de manifestantes menores a las reales. O definitivamente no publiquen nada al respecto.

La denostación del movimiento también está presente –repitiendo la estrategia trasexenal- tanto en los medios con líneas editoriales compradas, como a través de los permisionados al Estado, donde llegan al exceso de montar escenografías con padres y madres amagadas con la suspensión de que les serán retirados los beneficios de programas sociales, sino manifiestan rechazo –aunque sea el de unos minutos ante la cámara- al movimiento magisterial.

 

La vieja estrategia magisterial

Independiente de sus demandas son legítimas, y si su base social es amplia, lo cierto es que la estrategia de lucha de las y los maestros de Chiapas se quedó en la tónica de hace 30 años, al igual que su discurso.

Los bloqueos de las entradas a la ciudad, la toma de edificios públicos y el cierre de comercios, llama definitivamente la atención ciudadana, pero no apunta de manera directa ni al Estado-Gobierno, ni a quienes aprobaron la Reforma Educativa.

Crea sin embargo, sentimientos encontrados entre las y los ciudadanos solidarios que por una parte tienen a su familia maestro o maestra, y por otra se ve afectado en su vida cotidiana, de por si ya deprimida por la crisis económica estatal.

La suspensión de labores educativa es otra medida controversial, porque nuevamente impacta de manera directa hacia sus pares (iguales) en la sociedad, y no hacia quienes están vulnerando al sindicalismo y al magisterio.

Y ante la cerrazón y manipulación de la mayor parte de los medios de comunicación, las y los maestros tampoco han sabido responder de manera positiva. Contrario a otros actores de nuestro estado y del mundo, que han utilizado con éxito las redes sociales como mecanismo de salida.

 

El escenario

La justicia de la demanda magisterial es incuestionable, y en eso coinciden también académicos estudiosos de las problemáticas sociales; y líderes sociales, políticos y morales de diverso orden y tendencia.

Sin embargo, su movimiento que hoy, a un mes de iniciado, tiene una amplia base social, corre el riesgo de decaer, si las y los maestros no logran encontrar nuevos e innovadores mecanismos de protesta, y enfocarlos de manera directa hacia quienes los están afectando.

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