Los hombres nacidos para correr
Los rarámuris (los hombres de los pies ligeros) son famosos por correr durante días sin desfallecer. Han participado en ultramaratones de 160 kilómetros y los han ganado.
De sus pies se cuentan muchas historias: que son capaces de perseguir venados hasta despezuñarlos, que podrían ganar si quisieran cualquier maratón, que no se lesionan, que no jadean, que sus huaraches –hechos de llanta– son aerodinámicos y que lo mismo corren entre la nieve que en las arenas del desierto.
Christopher McDougall, periodista de Men’s Health, escuchó asombrado las hazañas de los raramuris, y decidió internarse las Barrancas del Cobre para conocer y descifrar el misterio de esos indios tarahumaras. Su experiencia está plasmada en el delicioso libro Nacidos para correr, publicado por Debate.
Respecto al resto del planeta, los tarahumaras son una contradicción andante: rehúyen a los foráneos, pero les fascina el mundo exterior. De alguna manera tiene sentido: cuando te encanta correr distancias extraordinarias, debe de ser tentador soltar amarras y ver hasta dónde, cuán lejos, pueden llevarte tus piernas. Una vez un tarahumara apareció en Siberia; no se sabe cómo, terminó dentro de un buque de carga y vagabundeó a través de las estepas rusas hasta que fue recogido y enviado de vuelta a México: McDougall
Encontró que todo lo que se decía de los tarahumaras era cierto, pero que además había muchos secretos que no se habían contado porque pocos se habían acercado a ese pueblo. Uno de esos pocos era Caballo Blanco, un exluchador norteamericano que había hecho de las montañas, su propia casa, y que no había otra cosa que amara tanto como correr.
McDougall comprendió entonces que las técnicas más avanzadas para las carreras largas estaba en los corredores de ese pueblo milenario, que si algo sabían, era correr y que amaban ejercitarse entre pedregales y espinales.
El periodista los observó: los raramuris corrían con la espalda recta, con huaraches, las rodillas flexionadas y golpeaban el suelo con la punta de los pies.
A partir de estos datos, McDougall visitó los centros de investigación más avanzados del mundo para contrastar la información. Descubrió que los buenos corredores se desplazan con la espalda recta y que se apoyan con la punta de los pies y no con los talones.
00 Lo más sorprendente de sus investigaciones es que pese a la tecnología en el calzado deportivo el porcentaje de lesiones, en lugar de decrecer, se ha incrementado. No tiene dudas en calificar a Nike como la principal causante de estos males.
A los pies les gusta que los maltraten, dice. Ejemplifica sus teorías con personas que corren descalzos. De hecho, se manifiesta una tendencia cada vez mayor a correr sin tenis o recuperar la antigua tradición.
La máxima autoridad de esta propuesta es Daniel Lieberman, profesor de antropología biológica de la Universidad de Harvard, quien gusta correr descalzo por el campus universitario.
Muchas de las lesiones de pie y rodilla que padecemos actualmente están causadas, realmente, por el uso de zapatillas deportivas que en realidad hacen más débiles nuestros pies y hacen que realicemos un movimiento de pronación excesivo, lo que termina produciendo problemas de rodilla: Lieberman.
En la comunidad científica nadie duda de que los tenis son un problema pero que representa un negocio que mueve millones de dólares. La muestra es que los tarahumaras solo necesitan llantas de desecho y unas tiras delgadas de piel para construir sus huaraches, que no les causan lesiones y que les permite correr cientos de kilómetros.
Esa pasión y regusto por mover los pies mantiene a los raramuris lejos de enfermedades que son hoy tan cotidianos en nuestra sociedad (del dulce y la grasa) como presión alta, diabetes, paros cardiacos y arterias obstruidas.
McDougall también se preguntó, aparte de los huaraches prodigiosos, por la alimentación de los tarahumaras. Encontró que se alimentan de productos que se cultivan en la región y que son muy elementales: frijol, maíz y chía.
Descubrió que la chía es un producto maravilloso y que el pinole es sumamente nutritivo.
El iskiate se hace disolviendo semillas de chía en agua y añadiendo un poco de azúcar y un chorro de zumo de lima. En lo que a contenido nutricional respecta, una cucharada de chía es el equivalente a un batido de salmón, espinacas y hormona del crecimiento humana. Aun siendo tan pequeñas, esas semillas están repletas de omega-3, omega-6, calcio, hierro, zinc, fibra y antioxidantes. Si uno tuviera que elegir un alimento para llevar a una isla desierta, no habría muchas opciones mejores que la chía: McDougall
A la par de lo que significa correr, McDougall escribió la crónica del ultramaratón más raro del mundo, que congregó entre tarahumaras y occidentales. Así vemos desfilar por las Barrancas del Cobre, a Scott Jurek, el mejor ultramaratonista, así como los experimentados Jenn Shelton, Billy Barnett, Eric Horton, Luis Escobar y Ted Descalzo.
Hoy, esa carrera se realiza tres veces al año, pero organizar la primera fue una hazaña verdadera, sobre todo para Caballo Blanco, a quien se le ocurrió la idea.
Después de seis horas de carrera, un indio tarahumara, llamado Arnulfo, fue el primero en llegar a la meta. En segundo lugar apareció el multicondecorado Scott Jurek. El rarámuri había ganado en su territorio. Nadie le había podido pelear en sus barrancas.
Eso relata, con humor y reverencia, Christopher McDougall, en Nacidos para correr, un libro muy apasionante para aquellos que nos gusta desplazarnos al trote suave de las piernas.
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