Estado y televisoras vs. profesores

Desde el momento en que todos los recursos del Estado se emplean para desprestigiar a un movimiento nos debería mover a sospecha.

Eso es lo que está sucediendo con el magisterio, al ser blanco de los ataques sistemáticos de partidos políticos y medios de difusión, en especial de Televisa y Televisión Azteca.

Existe una estrategia planeada para desacreditar a las profesoras, para hacerlas ver como únicas responsables del terrible problema que vivimos en educación, pero se oculta que hay otros actores –y esos sí fundamentales– que no han permitido que el país se modernice y sea competitivo en este y en otros rubros.

Por supuesto que debemos contar con mejores profesores, pero también con mejores instalaciones y condiciones sociales y económicas que permitan a los estudiantes un desempeño adecuado y exitoso en las aulas.

Cuando la pobreza y extrema pobreza laceran a los habitantes, es casi imposible hablar de buena educación. Ambas condiciones van de la mano.

Es cierto que hay profesores que no cumplen, que no se preparan, que faltan a sus labores docentes, pero hay mecanismos –planteados en la Ley Federal de Trabajo– para dejar fuera a los malos elementos. La Ley debería aplicarse, pero no denostar a todas las profesoras, como si no hubiese  maestras dedicadas, cumplidas, eficientes y preparadas.

Lo que se está creando es un clima que permita una represión mayúscula, que justifique el accionar de Peña Nieto, y que posibilite la puesta en marcha una educación enmarcada dentro del neoliberalismo y el pragmatismo comercial que caracteriza al gobierno priista.