Sí, los refrescos acortan tu vida y la industria lo sabe

La industria refresquera asegura que responsabilizar a sus productos de causar obesidad es simplista. Sin embargo, especialistas y estudios científicos demuestran que eso no es así

Texto: Kennia Velázquez @KenniaV10 / POPLab

Fotos. PicJumbo, FocaStokc / POPLab

GUANAJUATO.- Bajo el argumento de que criticar el alto contenido de azúcares y otras sustancias dañinas en las bebidas carbonatadas “es estigmatizante”, la industria refresquera busca trasladar la responsabilidad del balance energético a los consumidores, basada en conclusiones parciales afectadas por el conflicto de interés al provenir de organismos vinculados o patrocinados.

La industria refresquera asegura que responsabilizar a sus productos de causar obesidad es simplista y que calificar las bebidas azucaradas como dañinas “en nada contribuye a mejorar la salud, porque restringe la capacidad del individuo de elegir alimentos para llevar una dieta balanceada”. Sin embargo, especialistas y estudios científicos demuestran que eso no es así.

La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) envió una misiva a POPLab para aclarar algunos puntos de la nota Refrescos: dicen que te endulzan la vida. En realidad, te matan.

En el documento, la ANPRAC dice que “no obstante la cita de fuentes científicas en el artículo, las conclusiones y afirmaciones que realiza son, desde el título mismo, estigmatizantes y forzadas, pues en la mayoría de los casos los autores establecen que sus resultados son no conclusivos, discrepan de los obtenidos por otras investigaciones o tienen limitaciones”.

Sin embargo, Alejandra Contreras Manzano, doctora en Ciencias en Nutrición Poblacional, que fue consultada sobre las fuentes citadas por POPLab, señala que “los resultados de estudios científicos son descriptivos, cuantitativos y objetivos centrados en los efectos metabólicos y otros daños a la salud del consumo de las bebidas azucaradas, por lo que no se está centrando el estudio al individuo y mucho menos a su estigmatización”.

La investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública recuerda que algunos artículos científicos tienen conclusiones consistentes con el título de la nota: los refrescos están asociados a graves riesgos a la salud: riesgo de muerte por cualquier causa incrementa 11 por ciento por cada 12 onzas de bebida azucarada y 24 por ciento por cada onza de jugo de fruta; en pacientes con cáncer de mama consumir refresco incrementa el riesgo de mortalidad por cualquier causa en un 62 por ciento y por cáncer de mama 85 por ciento; otra investigación revela que el consumo de bebidas azucaradas se asoció con 15 por ciento de mayor mortalidad por todas las causas, 23 por ciento de muerte por enfermedad del sistema circulatorio y 35 por ciento de enfermedad cardiovascular. La evidencia sólida respalda la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el aumento de peso y las enfermedades cardiometabólicas.

Foto: FocaStokc

La Industria Mexicana de Bebidas considera que las deducciones publicadas en la nota “poco suman a una cultura de la salud de las audiencias a las que buscan servir.”

Para Contreras Manzano, “por la evidencia científica reciente, consistente y publicada en las revistas de mayor impacto mundial por los expertos de mayor prestigio internacional, los contenidos de la nota de POPLab suman significativamente a la cultura de la salud al advertir a los lectores sobre los riesgos comprobados del consumo de bebidas azucaradas como el refresco”.

La ANPRAC rechaza ser la responsable de la epidemia de obesidad y sobrepeso en México, pues “las bebidas saborizadas representan menos del 10% de la ingesta calórica de los mexicanos, y es una visión simplista responsabilizar a un solo tipo de producto de la prevalencia de esta enfermedad.”

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, en la dieta de los mexicanos los azúcares añadidos aportaron el 13 por ciento de la ingesta calórica total, es decir 3 por ciento más del límite máximo recomendado por la OMS. De este excedente, las bebidas azucaradas fueron la principal fuente de azúcares y contribuyeron con el 69 por ciento de los azúcares agregados. “Por lo que en efecto, las bebidas azucaradas son el principal producto que está ocasionando una ingesta excesiva de azúcares en la población mexicana” indica la doctora Contreras.

Un estudio realizado en 2010 estimó que las bebidas azucaradas causaron el 12 por ciento de todas las muertes por diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer relacionadas con la obesidad en México: en adultos mexicanos de 20 años y más, el 6.9 por ciento de la mortalidad por todas las causas fue atribuible a las bebidas azucaradas, lo que representa un exceso de 40 mil 842 muertes por año. “Además, el 19 por ciento de la mortalidad por cáncer relacionada con la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad se atribuyó a las bebidas azucaradas, lo que representa un exceso de 37 mil muertes al año.

La especialista recuerda que la Organización Mundial de Salud “reconoce que los azúcares forman parte de una dieta habitual, mas no una dieta saludable, y es por ello que NO recomienda el consumo de azúcares añadidos, es decir, que no hay una cantidad establecida que las personas deban incluir en su dieta para mantenerse saludables, es por eso que la OMS establece límites máximos -10 por ciento de ingesta de energía- e invita a reducir su ingesta todavía menos del 5 por ciento de la ingesta calórica total independientemente de cuántas calorías consume una persona”.

 

Foto: PicJumbo

La asociación de refresqueros indica que “expertos en nutrición coinciden en que definir un producto como bueno o malo en nada contribuye a mejorar la salud, porque restringe la capacidad del individuo de elegir alimentos para llevar una dieta balanceada”. Se le pidió a la ANPRAC qué indicara qué investigaciones concluyen lo anterior y citó como referencias a Margarita Maass Moreno (estudiosa de Cibercultura, Gestión Cultural y Comunidades de Conocimiento) y a Andrea Hernández López, nutricionista egresada del Tecnológico de Monterrey.

En opinión de Contreras Manzano, “los nombres citados sobre los expertos en nutrición que coinciden en la definición de un producto bueno o malo no es un consenso representativo de la comunidad científica o académica. En cambio, los perfiles nutrimentales como el de la OPS/OMS o el perfil de nutrientes de la NOM-051 fueron desarrollados por grupos de expertos en el tema y sin conflicto de interés con la finalidad de clasificar a los productos como saludables o no saludables”.

La investigadora del INSP explica que el perfil de la Organización Panamericana de la Salud considera que un producto es saludable únicamente cuando no rebasa los límites de los 6 ingredientes críticos: azúcares, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, sodio y edulcorantes. Mientras que el perfil de la NOM-051 son aquellos que no rebasan los límites de calorías e ingredientes críticos: azúcares, grasas trans, grasas saturadas, sodio, edulcorantes y cafeína.

En la nota de POPLab se citan los daños que provocan los edulcorantes, pero la asociación de refresqueros asegura que “éstos son resultado de años de investigación científica, han sido aprobados por las autoridades de salud nacionales e internacionales como la COFEPRIS y la FDA, y que han confirmado total seguridad en su consumo y pueden ser parte de una dieta en balance”.

Contreras Manzano explica que estas aprobaciones “se realizan basadas en evidencia que respalda que el consumo de estos aditivos es seguro en términos de toxicidad, no sobre su total seguridad, es decir, que en materia de efectos metabólicos existe múltiple evidencia en humanos que ha demostrado que el consumo de edulcorantes no calóricos tiene efectos adversos” .

Efectos de los edulcorantes

· La sucralosa puede aumentar la glucosa en sangre y por lo tanto, el riesgo de prediabetes.

· El Acesulfame puede estimular la acumulación de grasa. Durante el embarazo aumenta el riesgo de parto prematuro y alergia en los bebés.

· Aspartame aumenta el riesgo de cáncer y puede ser tóxico para hígado y riñones, puede provocar daño a los nervios, cáncer y diabetes. No recomendable en embarazadas ya que puede producir parto prematuro y alergia en los bebés.

· La sacarina puede alterar la microbiota del intestino y la glucosa en sangre, y aumentar el riesgo de diabetes.

· El ciclamato no recomendable durante el embarazo, en estudios animales ha producido cáncer de vejiga, está relacionado a malformaciones en bebés. En estudios animales ha producido cáncer de vejiga.

· El Advantame puede provocar problemas gastrointestinales.

· Neohesperidina puede provocar náuseas y migrañas.

· Sorbitol puede agravar síndrome del intestino irritable, diarreas severas en niños y habituación a sabores muy dulces.

· Manitol puede agravar la insuficiencia cardiaca y provocar diarrea y gases.

· Manitol, lactitol, inulina y maltitol pueden provocar flatulencias, distensión abdominal, cólicos y tener efecto laxante.

· Glicósido de esteviol (Estevia) puede afectar la glucosa y presión arterial y su alto consumo en formas procesadas se ha asociado con infertilidad.

Si bien “los edulcorantes pueden ser útiles en planes de alimentación de reducción de peso, existen varios estudios que asocian su consumo con mayor riesgo de obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, diabetes, y eventos cardiovasculares”, continúa la doctora Contreras, pero también se les asocia a un mayor riesgo de cáncer; al incremento en el apetito y sobrecompensación de energía, con una la alteración de la microbiota intestinal y resistencia a la insulina. La Asociación Americana de Diabetes NO recomienda el consumo a largo plazo de edulcorantes no calóricos en pacientes con diabetes, sino como una medida temporal que ayude a la transición de la reducción del consumo de azúcar.

Cabe destacar, que los estudios citados son libres de conflicto de interés, mientras que a los que hace referencia la ANPRAC pueden si tenerlo, pues citan a la Asociación Internacional de Edulcorantes y una postura de la Federación Mexicana de Diabetes, A.C. sobre edulcorantes no calóricos. Esta organización recibió entre 2016 y 2017 cerca de 5 millones de pesos donados por Coca Cola.

Recurrir a este tipo de estudios es una estrategia de las empresas, Andrea Pedroza Tobías, académica postdoctoral de la Universidad Stanford y estudiosa de la interferencia de la industria asegura que “esa es otra táctica de la industria de querer financiar estudios para demostrar lo que ellos están buscando demostrar. La solución no es cambiar por edulcorantes, sino simplemente reducir la cantidad de azúcar que están poniendo en los productos, no es posible que un niño esté tomando en un refresco más de la cantidad de azúcar que requiere en todo el día”.


En la carta enviada a POPLab, la ANPRAC resalta la importancia que este sector tiene para la economía de México y el trabajo social que realizan a favor de la comunidad. Pedroza Tobías señala que “sí estoy de acuerdo que generan muchos empleos, pero también lo que están ocasionando es una mayor discapacidad, mortalidad prematura que al final de cuentas está afectando la economía de las familias, pues tanto obesidad y diabetes hace que las personas jefas de familia dejen trabajar a edades tempranas. Entonces afecta más la economía del país tener estos alimentos ultra procesados”

Sobre su promoción como empresas socialmente responsables, Pedroza explica “eso es parte de la estrategia que utiliza la industria, no solamente la de las bebidas azucaradas. Eso viene desde la industria del tabaco, que se sabe que lo que hacen es crear este tipo de campañas que aparentan ser una industria responsable, pero al final de cuentas es querer tapar el sol con un dedo, o sea, todo lo que están ocasionando de daño a la salud, al ambiente y a la economía del país por sus productos no lo pueden solucionar plantando arbolitos, es mucho más el daño que están ocasionando las botellas, la producción masiva de estos productos, el agua que están tomando para poder hacer estos productos”.

La industria refresquera ha logrado interferir en las políticas de salud pública en México, pero también buscan centrar la atención en otros aspectos. ”Esa es otra estrategia que utilizan, que es justamente cambiar el argumento y crear debate sobre lo que realmente se conoce con contraargumentos que realmente no tienen ningún fundamento científico”, dice la experta.

Un ejemplo de ello es cuando dicen que no tienen responsabilidad sobre la obesidad y la diabetes por ser un problema multifactorial, Pedroza dice que efectivamente es así “pero sus productos son la principal causa que está ocasionando estas enfermedades. Entonces, si sabemos que es un producto dañino, no hay razón para dárselo a los niños. Y si, es un problema multifactorial, vamos a atenderlo con diferentes políticas, pero como parte del paquete de políticas que se deben de hacer para solucionar este problema, hay que atacar por diferentes lados, y la forma más sencilla de eliminar la gran cantidad de azúcar es limitando el acceso de estos productos a la población”, concluye Pedroza.

Décadas de ocultar evidencia científica

Un análisis histórico recientemente publicado en la revista especializada JAMA Internal Medicine revela que la primera evidencia del riesgo de enfermedad coronaria causada por azúcar se dio en 1950. Esto después de analizar documentos internos de la Sugar Research Foundation (SRF), los informes muestran que en 1965 se destacó la grasa y el colesterol como las causas de la enfermedad coronaria y minimizó la evidencia del consumo de sacarosa como un factor de riesgo. En esa década y durante la siguiente se promovió la grasa como la única responsable.

Ese mismo año hubo un estudio epidemiológico que sugería que los niveles de glucosa en la sangre eran un mejor predictor de aterosclerosis que el nivel de colesterol sérico o la hipertensión.

La investigación revela que la industria azucarera gastaría 600 mil dólares en esa época para enseñar a “personas que nunca habían tenido un curso de bioquímica que el azúcar es lo que mantiene a todo ser humano vivo y con la energía para afrontar nuestros problemas cotidianos”.

Lo que este documento revela es que la industria azucarera patrocinó su primer proyecto de investigación en 1965 para minimizar las señales de alerta temprana de que el consumo de sacarosa era un factor de riesgo en la enfermedad coronaria.

Los investigadores concluyen que el riesgo de enfermedad coronaria “es inconsistentemente citado con consecuencias para la salud por el consumo de azúcares añadidos. Debido a que esta cardiopatía es la principal causa de muerte en todo el mundo, se debe asegurar de que el riesgo de cardiopatía coronaria se evalúe en futuros estudios sobre azúcares añadidos”.

*Este trabajo fue realizado por POPLAB, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leerla.

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