Frontera Sur: 587 migrantes reportados como desaparecidos desde 2008, 131 no han sido localizados
Sabina Ross Pérez, originaria de Nentón, en el departamento de Huehuetenango, Guatemala, ha buscado a su hermano por muchos años. Aún la recuerda cuando éste era un adolescente. Dejó su casa cuando tenía 14 años y migró al lado mexicano.
Sabe que Elías Ross Pérez no fue más allá de Chiapas, que se quedó a trabajar en un rancho de la región de la frontera sur.
Fue en el año 2007, que Elías salió de su casa, venía con un tío, pero ese tío regresó pocos meses después a Nentón y avisó que Elías no había querido regresar con él, que se había quedado a trabajar en un rancho de Tapachula.
Sabina Ross dice desde hace 15 años no saben nada de Elías, que sus padres han llorado su ausencia, su desaparición. Temen que algo trágico pudo haberle ocurrido a quien ahora podría tener 29 años si es que está vivo.
Sabina dice que tras desde la desaparición de su hermano, su madre empezó a enfermarse y decayó su salud drásticamente.
Y aunque muchas veces le pidieron a su tío una pista para ir a buscar a Elías, este terminó por hartarse y los amenazó con machete en mano que dejaran de acosarlo y que fueran a buscarlo ellos mismos a Tapachula.
La región de la frontera sur es la pesadilla para los migrantes, principalmente centroamericanos, donde más alla de la muerte, asaltos y violaciones, la desaparición de ellos es una tragedia para sus familiares que viven siempre con la angustia eterna de encontrarlos con vida.
En Chiapas, desde el 2008 hasta el 15 de agosto del 2022, se han denunciado o reportado como desaparecidos a unas 587 personas migrantes de unos 16 países diferentes, señala un reporte oficial entregado expresamente a Proceso por la Fiscalía de Migrantes.
De esas 587 migrantes desaparecidos sólo 456 han sido encontrados, el resto, 131 hombres y mujeres no se sabe nada de ellos y ellas.
Año con año, desde hace 16 años, hombres y mujeres migrantes centroamericanas, la mayoría de ellas personas adultas mayores, realizan una caravana por todo el país para buscar a sus hijos e hijas. Algunas jóvenes buscan a sus padres o madres, quienes los dejaron sólos en su lugar de origen, o con sus abuelas. Hay quienes buscan a sus hermanos y hermanas. De la mayoría nunca volvieron a saber nada.
También de Guatemala, Marcela Melchor Ramos, es originaria de Ixcan, Playa Grande, muy cerca de la frontera con México y ha buscando siempre a su hermana Isabel Melchor Ramos, quien desaparecio también hace 15 años en Chiapas.
Su hermana trabajó muchos años en Cancún, pero el último mensaje que ella envió a su casa fue el día 10 de Mayo, Día de las Madres, le dijo a su progenitora que ya estaba en Chiapas y que pronto estaría con ellos, pero nunca les dijo en que parte de estos 74 mil kilómetros cuadrados estaba.
Marcela dice que su hermana Isabel dejó a tres pequeñas que ahora ya están grandes y lloran la ausencia de Isabela.
“Perder un ser querido no es tan fácil superarlo. Pedimos a las autoridades que nos ayuden. Ella desapareció en Chiapas. Lo que sabemos es que en Chiapas desaparecen muchos migrantes, hombres y mujeres. Cada madre que estamos acá una es tragedia diferente que hemos vivido y sufrido”, dice Marcela.
Al igual que refiere Sabina la hermana de Elías, Marcela dice que su hermana Isabela no tenía la intención de llegar a Estados Unidos. En ambos casos, señalan que el objetivo era trabajar en esta región del sur del país.
Eva Ramírez, originaria de Honduras y líder del comité de madres que buscan a sus hijos migrantes desaparecidos y desaparecidas, dice que la frontera sur mexicana es una imagen dolorosa para todas las madres, padres, hermanos, hermanas, o hijos e hijas que buscan a sus desaparecidos.
Dice que los migrantes cuando salen de sus países de origen salen con un sueño, pero no saben con lo que se van a encontrar, y lo que se encuentran “es una verdadera pesadilla”.
Dice que los migrantes se enfrentan en esta región del país a todo tipo de abusos y agresiones, sufren asaltos, violaciones, asesinatos y lo que es peor, la desaparición forzada.
Rubén Figueroa, activista y defensor de derechos humanos de los migrantes, recorre México buscando a los desaparecidos.
Creó el “Proyecto Puentes de Esperanza”, un proyecto que documenta y busca a personas migrantes desaparecidas, localiza y reencuentra a familias separadas por la migración.
Una de sus misiones ahora es encontrar al migrante Wilson Rubén Galeno Figueroa de 28 años, originario de Nicaragua, quien es buscado por sus familiares luego que le perdieran la pista en el municipio de Las Choapas, en el sur de Veracruz cuando viajaba rumbo a Estados Unidos. El 22 de julio fue la última vez que se tiene reporte de su paradero en ese pueblo veracruzano.
También tiene en su lista localizar a Nelson Omar Mejía Villanueva, de origen hondureño, quien desapareció apenas el 28 de junio del 2022 en Jaltipan, Veracruz.
Pero nada aún del paradero de estos migrantes.
Dice que la frontera sur mexicana es una región peligrosa para los migrantes, donde muchos de ellos desaparecen. La probabilidad de que una mujer migrante haya desaparecido en esta región del país es que haya sido víctima de la trata de personas, víctima de la explotación sexual.
En muchas de las ocasiones las incomunican de sus familias, las drogan para someterlas a regímenes de explotación sexual extenuantes y cuando estas ya no son útiles para sus fines lucrativos, se deshacen de ellas.
Rubén Figueroa recorre panteones, hospitales, oficinas de la fiscalías de los estados del sur del país buscando pistas de migrantes desaparecidos.
Figueroa indica que las desapariciones forzadas de migrantes es un fenómeno muy recurrente en esta región del sureste mexicano.
- ¿Cómo describirías la frontera sur?
- De manera general es un paso de la muerte, por decirlo así.
Figueroa dice que paradójicamente las personas migrantes desaparecen en uan región militarizada. Y que la presencia de la Guardia Nacional y la persecución de los agentes del Instituto Nacional de Migración no garantiza la vida y la seguridad de los migrantes, “es más la agrava aún más” .
Menciona el activista que el acuerdo de México con Estados Unidos para generar “terror” con su política anti inmigrante, sólo provoca que los migrantes tomen rutas de migración aún más peligrosas donde la desaparición forzada es una constante para quienes dejan sus países de origen en la búsqueda del seño americano.
El Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano, es una articulación de base conformada por 20 organizaciones civiles en puntos fronterizos de México que mediante brigadas de monitoreo analiza el panorama de las personas en movilidad.
El Colectivo ha denunciado de manera constante la violencia institucional ejercida por el INM ante la discrecionalidad y arbitrariedad en los procesos de regularización migratoria, generando tensión entre las personas y desconfianza general. Además de la violencia institucional de las diversas fuerzas de seguridad y autoridades migratorias en la detención y no reconocimiento de los documentos entregados por el propio INM.
El Colectivo que trabaja en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, ha denunciado también que las políticas públicas desarrolladas por el gobierno mexicano en la frontera sur orilla a los migrantes a tomar rutas más sinuosas u optar por modalidades de transporte que les puede costar la vida y luego son desaparecidos sin que nadie sepa donde quedaron sus cuerpos.
Una de las rutas es la que entra por Guatemaa en el Departamento de San Marcos y recorre la región Soconusco y Costa de Chiapas hasta internarse al centro del país por Oaxaca o Veracruz.
Otra ruta ingresa en la frontera sur por el Departamento de Huehuetenango, ngresa a territoro mexicano por Comitán,San Cristóbal de Las Casas y Tuxtla Gutiérrez, donde buscan salir por Tabasco o Veracruz. Esta misma ruta tiene otro camino que ingresa por Chicomuselo, La Concordia, Villaflores y Ocozocoautla para llegar hasta Veracruz y seguir por el Golfo.
Un ruta más usada por los migrantes ingresa por el Departamento de Petén, toma la carretera fronteriza del sur y recorre la región de Palenque hasta llegar a Tabasco.
En todas estas rutas la estela de muertos y desaparecidos es larga.
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En Chiapas, desde el 2008 en que se creó la Fiscalía de Migrantes en la Fiscalía General del Estado (FGE) y hasta el 15 de agosto del 2022, se han denunciado o reportado como desaparecidos a unas 587 personas migrantes de unos 16 países diferentes.
La mayoría de ellos, detalla, el reporte oficial, son originarios de Guatemala con una cifra de 280 personas, más del 50 por ciento del total. El segundo más alto porcentaje con 178 desaparecidos son migrantes procedentes de Honduras. Le sigue Salvador con 81 y Nicaragua con 20.
El resto se divide en migrantes que proceden de diversos países de Sudamérica como Colombia, Chile, Venezuela, Ecuador y Brasil; de el Caribe como Haití o Cuba; de países africanos como el Congo, Angola o Mauritania; o de países asiáticos como China.
De esos 587 migrantes reportados como desaparecidos, 456 fueron localizados y “en la actualidad quedan pendientes 131 expedientes”, dice Gilberto Lau Cárdenas, titular de la Fiscalía de Migrantes.
Es decir, 131 migrantes siguen en calidad de desaparecidos.
“Se han denunciado como personas ausentes a 274 de sexo femenino y 313 de sexo masculino y sólo se han localizado sin vida a 3 migrantes de nacionalidad guatemalteca”, dice Lau Cárdenas.
“Es importante señalar, que las denuncias presentadas han recaído en el rubro de personas ausentes, no así derivado de algún ilícito como podría ser secuestro”, aclara el servidor público.
Agrega que son dos los protocolos de búsqueda para migrantes desaparecidos, uno de ellos es el “Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas” y segundo, el “Protocolo de Actuación para la Búsqueda, Investigación y Localización de Personas Ausentes, Extraviadas, No Localizadas o en su caso Desaparecidas”.
El fiscal Lau Cárdenas pide a los familiares de los desaparecidos “que continúen con el seguimiento de sus denuncias para mantener líneas de investigación para la localización de estas personas”.
Publicado originalmente en la edición 2391 de la Revista Proceso
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