Entre la amapola, la militarización y la migración
Ensayo fotográfico. De la Montaña Roja –comunista– a la Montaña Roja –de la Amapola y de la violencia por los grupos del crimen reorganizado–, el fotógrafo busca reflejar las luchas, la violencia, y también el andar de un pueblo que resiste las condiciones más adversas. Toma prestadas las palabras del poeta Hubert Matiúwàa.
Ensayo fotográfico: Lenin Mosso
Poema: Hubert Matiúwàa
Los pueblos originarios de Guerrero en sus peticiones de lluvias también rezan por sus plantas de amapola. Ofrecen sacrificios para que tengan prosperidad, basada en muchos casos en las ganancias que obtienen del cultivo, que el Ejército sigue fumigando.
Mujeres y niños también forman parte de esta resistencia: algunos se arman para proteger sus comunidades, otros migran a estados del norte o a Estados Unidos esperando encontrar mejores oportunidades. A más de cuatro décadas de siembra, la región sigue sin atención gubernamental y es una de las más marginadas del país.
Las navajas
Nuestras navajas rayan de noche
para sangrar el día sobre la piedra,
cortan kilómetros de carne
y viajan en túneles para esconder la avaricia.
Nuestras navajas brillan en las manos de la muerte,
dibujan los rayos que caen en los ojos,
tienen ausencias de labios,
tienen añoranza de brazos, pies y cabezas.
Nuestras navajas viajan cortando los vientos
y afilando las mañanas,
encuentran pies en Tlapa,
escarban hoyos en Chilpancingo
y se visten de rojo en Chilapa.
Nuestras navajas esperan en ataúdes
nuestros pequeños cuerpos,
han llegado de lejos a vivir en nuestras manos,
a algún espíritu le pertenecían
o a un aire malo,
llegaron con hambre de nuestros brazos tiernos
y ahora, en esta loma en que se mece el dolor,
¿quién recreará el rompecabezas que han hecho?
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